Los tres leoneses que retrató Sorolla
No solo pintó playas soleadas o escenas costumbristas, como el célebre cuadro ‘Aldeanos leoneses’, sino que Sorolla también brilló como retratista. Tres leoneses posaron como modelos: el político Gumersindo de Azcárate y los empresarios lacianiegos Tomás Rodríguez y Gabriel Gancedo
No fue un genio atormentado y saboreó el éxito en vida. Sorolla, del que este año se cumple el centenario de su muerte, fue rico, famoso —a este y el otro lado del Atlántico— y feliz al lado de su esposa Clotilde. El Museo Casa Botines Gaudí inaugurará una gran exposición del pintor valenciano en mayo.
El maestro de la luz fue también un espléndido retratista. De hecho, el Museo del Prado ha tirado de ‘fondo de armario’ para mostrar esta faceta del artista valenciano en la exposición Un viaje por los retratos de Sorolla. Todos ellos esconden cierta ambigüedad, como el de Gumersindo de Azcárate, uno de los próceres de la Institución Libre de Enseñanza, al que inmortalizó en 1917.
El pintor mantuvo una estrecha amistad con el jurista, pensador, historiador, catedrático y político krausista. En 1875 Azcárate fue expulsado de la Universidad por el ministro Manuel Orovio Echagüe, debido a su defensa de la libertad de cátedra, y reintegrado a la actividad universitaria seis años después. Diputado por León, de ideología republicana, fue promotor de la Fundación Sierra-Pambley. No fue el único miembro de la Institución Libre de Enseñanza que retrató Sorolla.
Cultura
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Verónica Viñas
El pintor visitó León, por primera vez, en 1902. A partir de entonces, y hasta 1913, vendrá en varias ocasiones a Astorga y a la capital leonesa. Fruto de estos viajes plasmó en lienzos mercados, bodas, romerías, la Catedral... Una de sus obras más sobresalientes fue Aldeanos leoneses , que se expuso en Londres en 1908 en las Grafton Galleries.
Una obra que sedujo al magnate norteamericano Archer Milton Huntington. De ahí surgió el encargo de Visiones de España, catorce lienzos monumentales que el pintor valenciano concluyó poco antes de fallecer y no llegó a ver expuestos en la Hispanic Society de Nueva York. Sorolla hizo numerosas fotografías de León que le sirvieron de apoyo a sus bocetos y lienzos.
Los Rodríguez de Laciana
Tres años antes de retratar a Azcárate, Sorolla inmortalizaba al empresario Tomás Rodríguez; y cuatro años después, al sobrino de este emprendedor lacianiego, Gabriel Gancedo, que llegaría a ser vicepresidente del Banco Popular. La historia de estos dos industriales, que en lugar de hacer las Américas, como otros paisanos, hicieron los ‘madriles’, fue rescatada por el historiador Víctor del Reguero en su libro Madrid, aquel comercio.
Tomás Rodríguez nació en 1846 en San Miguel de Laciana. En 1860, tras los pasos de sus hermanos, se instala en Madrid, donde se pone al frente de una tienda de corsés en Hortaleza. Dos años después, se une al negocio de sus hermanos, Almacenes Rodríguez, unas galerías precursoras en España.
En 1892, con su hermano Constantino, viajó a Chicago, en representación del Círculo de la Unión Mercantil y del Municipio de Madrid. En 1918, retirado ya de la vida empresarial, fue diputado por el distrito de Murias de Paredes en dos elecciones sucesivas: las del 24 de febrero de 1918 y 1 de junio de 1919, poco antes de fallecer. Fue también uno de los principales promotores del ferrocarril Ponferrada-Villablino.
Gabriel Gancedo Rodríguez (San Miguel de Laciana, 1869 – Madrid, 1933) se trasladó a Madrid para trabajar en el negocio de curtidos de sus tíos y por las noches estudiaba Comercio. En 1887 fue enviado a París para aprender francés.
En 1895, al fallecer su hermano Rafael, sus tíos le confían la dirección del negocio. En 1899 se casó con Elvira Rodríguez, con la que tuvo ocho hijos. Fue mecenas de la Institución Libre de Enseñanza y avaló la construcción del edificio del Círculo de la Unión Mercantil. Como vicepresidente del Círculo asistió en París, en 1913, a las negociaciones para concertar tratados sobre comercio. Un encuentro que le valió el título de caballero de la Legión de Honor, otorgado por el gobierno francés.
Desde sus inicios, fue consejero Banco Popular de los Previsores del Porvenir, más tarde Banco Popular Español.