OBITUARIO
Mutis por el foro de Ángel García Moreno en Buiza
Falleció en León a los 77 años. Deja como legado una trayectoria fundamental del mejor teatro que se hizo en España en las últimas décadas
La última escena de esta obra de teatro que es la vida sería un cinematográfico plano secuencia de Buiza de Gordón durante los últimos diez o doce años. Un pueblo y sus montañas. Y un personaje, Ángel García Moreno, fallecido este miércoles a los 77 años, que vive en él.
Una escena como otras más en esta localidad leonesa en donde la obra cumbre es lo cotidiano. Algo así quiso que fuera este leonés que lo fue todo en el teatro hecho en España en las últimas décadas y que prefirió la sencillez de volver al hogar y mantener lo que también fue su seña identidad incluso en los años de vorágine empresarial y teatral: la discreción.
No hay fotos de Ángel García Moreno ni en su época de actividad profesional. Lo que corrobora que la sencillez personal no estaba reñida con que protagonizara proyectos de potencia y repercusión y pusiera en pie obras por los que desfilan los grandes nombres de la escena. Por lo tanto, también se confirma que fue uno de esos ángeles de la guarda que a veces surgen y permiten que los grandes intérpretes tengan trabajo en un mundo con tantos focos como precariedad.
Cuando el crítico teatral madrileño Antonio Castro hablaba de aquel éxito que fue Los hijos de Keneddy, con un elenco y dirección de relumbrón encabezado por José María Pou como director, Maribel Verdú, Emma Suárez y más, no se olvida del leonés y añade: «Cuando la montó Ángel García Moreno -deberíamos intentar recuperar para la escena a este director- causó un gran impacto. Todo el público tenía todavía frescos los recuerdos de la tragedia y dramas mundiales, como la guerra de Vietnam...». Esto es, el de Buiza era también precursor y descubridor de textos dramáticos. Eso que se llama riesgo teatral.
El nombre de Ángel García Moreno también llega por la vía de la reivindicación. La periodista Victoria Lobato, leonesa en Madrid, de hecho, es quien sugiere que se ponga en valor su figura, con la pena de su fallecimiento. Alfonso García, crítico literario de Diario de León, destaca esa vertiente intelectual de la gente del teatro que ha aportado tanto para intentar entender al ser humano y explicar los acontecimientos, grandes o pequeños, que escriben los sentimientos o la Historia. Y también acentúa ese perfil discreto, aunque se trate de personas cumbre, y pone como ejemplo a Fermín Cabal.
Todo se entiende mejor si de su mano salen a escena José Luis López Vázquez, Julia Gutiérrez Caba, Lola Herrera, Natalia Dicenta, Mari Carrillo, Concha Velasco, Amparo Baró... Y obras que de su magistral dirección fueron sucesos teatrales como El manifiesto, Buenas noches, madre, A toda luz, Encuentro en otoño, Palomas intrépidas, La fiebre del heno... En definitiva, la trayectoria de alguien que contribuyó a que esa mala salud de hierro que se le achaca al teatro sea alimento cultural para un país.