UN MURAL PARA EL MAESTRO DEL CUENTO
Mestre en el país de las maravillas de Pereira
‘Las ciudades del poniente’ ya luce en la Casa Museo Antonio Pereira en León. Ese hogar que fue del autor villafranquino y de Úrsula Rodríguez acoge esta donación que es realidad y ensoñación literaria.
Hijo literario, amigo del alma, discípulo y paisano en una posible escuela poética civil sin jerarquía, Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, 1957) es la voz más autorizada para hablar, escribir y pintar sobre Antonio Pereira . Desde el corazón y el talento. Los habrá también desde la cercanía y lo académico, pero a partir de lo literario, dentro, en Mestre se da todo el conocimiento sobre Pereira y la maestría para contarlo ahí en ese lugar donde habitan las palabras que quedan por decir sobre el genio villafranquino.
Que son infinitas pero hay que encontrarlas. Y como dijo ayer Antonio Gamoneda , un tercero perfecto en concordia, «porque es amistad multiplicada por amor». Ayer se presentó el mural que Mestre ha donado a la Casa Museo Antonio Pereira en León y que lleva por título Las ciudades del poniente . Joaquín Otero, director de la fundación que lleva el nombre del autor, presentó un acto en donde, al igual que esa gran obra en la que se despliega de manera plástica el universo de Antonio Pereira como un territorio imaginario, el talento de los participantes sobrevoló la sala con la potencia de la literatura hablada que tan bien practican Mestre, Pereira, el propio Otero y con Mario Obrero (el más joven premio Loewe de poesía), que es autor de un video documental de 9 minutos que a base de imágenes del mural es como si le pusiera letra a esa música para ver que es Las ciudades del poniente .
Centenario
«El autor ha de resistirse a autoenorgullecerse», dijo Juan Carlos Mestre, tanto acerca de su obra como de las palabras de elogio que surgían en el acto de presentación del mural y que lo hacían de manera de sincera. Pero no anda nunca Mestre metido en asuntos de adulación y menos en un encuentro en el que en realidad todo lo que hace la fundación lleva el marchamo de la celebración de Antonio Pereira como autor y como personalidad fundamental de las letras españolas. Así, Mestre recordó cómo su relación con Pereira, «desde que tengo uso de razón, o desde la poca que tenga ya», dijo, le lleva al agradecimiento pleno, porque recordó tanto el apoyo en los momentos brillantes como en las etapas tenebrosas.
Ahora, Mestre devuelve todo ese afecto y relación profesional y personal en este mural en el que hay todo un país de las maravillas de Antonio Pereira. «Todo aquello que hacemos es algo que pensaron otros antes», reflexionó. Y así podrían coincidir el apartado creativo y el encargo de este mural que un día aceptó Mestre a petición de Joaquín Otero. Sobre lo fundamental de las relaciones humanas, Mestre tiró de Antonio Gamoneda, compartiendo entonces no solo mesa sino los versos: « Como una madre sobre su hijo que sueña con cuchillos ». Y quedó explicada toda la verdad de esos años en los que Pereira, Mestre, Gamoneda y algunos más forman más que un grupo poético un pacto de amistad y compromiso.
El Conde de Lautréamont
Para situar el mural y en su cojunto la forma literaria de mirar de Antonio Pereira, Juan Carlos Mestre aludió a ese autor que se va formando entre lo mágico y la imaginación y que luego llega a situar sus cuentos y poemas en lugares reconocibles, como un juego en el que gran parte de la partida la protagonizan las lecturas del Conde de Lautréamont y de Gil y Carrasco, tal y como contó. Por cierto, que también sirve para definir gran parte del qué de Pereira como escritor: un espíritu literario sin fronteras que no se olvida de su tierra; que reside en varias ciudades pero en todas encuentra su ancla; que vive para la literatura pero también para existir. Y vaya huella que ha dejado cuando se oye a Antonio Gamoneda elevar la voz para remarcar que al margen de literaturas (erre que erre insiste en que no se pierdan a Antonio Pereira catalogándole de poeta o de narrador y sí se dejen mezclar por la mistura de estilos) reivindica la amistad como totalidad.
Gamoneda, todo un experto en transmitir simpatía desde la seriedad, se adjudicó en la presentación de ayer algo así como el puesto de observador permanente de Las ciudades del poniente . Dijo, pidiendo permiso a Joaquín Otero, que volverá de vez en cuando a ver el mural y si todo está bien. Y Otero le recordó, como hizo al principio en la introducción del acto, que «en realidad, el comisario de esta exposición de obra es Gamoneda, que vino y dijo que había que cambiar cosas». Pero dentro de Las ciudades del poniente , colecciones de deseos, la lentitud de los bueyes, los corzos, un país de vencejos, ríos, colores, las personas, la ilusión de la belleza, desde el surrealismo que propone Juan Carlos Mestre, está esa M que es su firma y está Antonio Pereira en forma de universo. Y como si de un realismo mágico se tratara, Mario Obrero suma su sensible olfato poético en un video en el que pone su voz desde el punto de vista de los que ya son sus maestros, Pereira, Mestre, Gamoneda. El acordeonista Cuco Pérez pone música a esta canción en forma de mural. Y entonces ya nada se para, porque «este mural seguro que se empezó a pintar hace cien años», aseguró Gamoneda. Los 100 de Pereira.