Diario de León

ARTE

El fotógrafo que susurra a las piedras

Fernando Manso inmortaliza el Panteón Real de San Isidoro para un proyecto de libro y exposiciones que quiere llevar al Metropolitan de Nueva York También incluirá otros cinco enclaves leoneses más

El fotógrafo madrileño Fernando Manso con su gigantesca e inseparable cámara. DL

El fotógrafo madrileño Fernando Manso con su gigantesca e inseparable cámara. DL

León

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No viaja ligero de equipaje. Porta una cámara de fuelle de 40 kilos, un ‘armatoste’ de 150 años que le obliga a fotografiar el mundo debajo de un trapo. Una joya de placas y negativos a color de 20 por 25. Fernando Manso (Madrid, 1961) ha pasado varios días y muchas horas en el Panteón Real de San Isidoro para hacer sólo dos disparos. «A veces, tardo tres días en hacer una foto», explica.

Lleva seis años embarcado en un proyecto colosal para ‘redescubrir’ el ingente patrimonio español —miles de piezas para elegir—, aunque no pretende inmortalizarlo todo. Las primeras fotos las tomó en 2019 en el Norte. Recuerda que España es el tercer país, por detrás de Italia y China, en riqueza monumental.

La joya del románico

«A San Isidoro le dediqué tiempo. El Panteón Real es maravilloso, pero difícil de fotografiar»

Ha decidido reducir cada provincia a una media de cinco fotos. De León serán seis u ocho. «No voy a llegar a miles de sitios, sería imposible», bromea. Optará por los enclaves menos conocidos o aquellos que, siendo excepcionales, no tienen la repercusión que merecen, como San Isidoro. Se centrará en monumentos eclesiásticos (el 70%), edificios civiles (20%) y paisajes (10%). Con todo el material, unas 300 fotografías, planea publicar un libro el próximo invierno y hacer exposiciones. Un proyecto que ha titulado Susurros de piedra . Su idea es mostrarlas, entre otros lugares, en Castilla y León, si recibe apoyo —«no puedo financiar la cultura española yo solo», dice—, y también en el Metropolitan de Nueva York.

Recientemente, 17.000 personas vieron sus imágenes, tomadas durante un año en la Alhambra, en una exposición celebrada en el Museo Dar El Bacha de Marrakech. Antes de desembarcar con su aparatosa máquina en la ‘Capilla Sixtina’ del románico, recorrió León durante dos meses para elegir los posibles ‘escenarios’.

La foto perfecta

Es probable que en su libro aparezcan imágenes del pantano de Riaño, de la Catedral de León, del Castillo de Ponferrada o de la sillería del coro de San Marcos. Al menos, los ha visitado todos. Manso, uno de los fotógrafos más reconocidos de este país, parece dotado de una paciencia infinita. Es capaz de esperar durante horas, como si fuera un cazador al acecho de una presa, para buscar la foto perfecta. «Ser un romántico no es fácil», reconoce a propósito del pesado equipaje que le acompaña. Manso, que parece tener inclinación por lo grande, no solo por su cámara —él mismo tiene aspecto de jugador de baloncesto—, hace pocas fotos, muy estudiadas y en gran formato, de uno por dos metros.

«A San Isidoro le dediqué tiempo». Y no era un lugar fácil. «El Panteón Real es maravilloso, pero difícil de fotografiar», asegura. Se pasó horas hasta averiguar cuál era «el momento ideal». «Estoy muy contento con la foto», admite. Como no utiliza una cámara digital, lo suyo es siempre «un acto de fe», con la complicación añadida de que únicamente dispara una o dos placas como máximo. El resultado podría ser una sorpresa, si no fuera porque es un maestro.

Un cartógrafo moderno

Fernando Manso, que tenía fama de ser el fotógrafo que más vendía de este país —antes de abandonar la publicidad y trabajar para grandes marcas—, pretende que Susurros de piedra sea un trabajo de autor, nada parecido a un catálogo. Teniendo en cuenta su método de trabajo, su paciencia artesanal y su pasión por patear el país como si fuera un geógrafo decimonónico o un cartógrafo, se puede aventurar que el libro no será nada parecido a una ‘guía de viajes’.

Todo lo tiene planificado, hasta las gestiones con los obispados para acceder a los monumentos religiosos. Confiesa que se ha topado con «claustros maravillosos» en pueblos perdidos de la España vacía. Sostiene que «la gran riqueza de este país está en Castilla y León».

A Manso le han bautizado como el Antonio López de la fotografía. Y no es casual. Comparte con el pintor la filosofía de observar y esperar, amén de que el artista prologó Madrid , un libro de Manso en cuya portada aparece una imagen del Palacio de Cristal en el Parque del Retiro en la que tardó 18 días para conseguir el momento.

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