La habanera de Pere Elías que siempre suena en León
Él hizo la letra y el maestro Josep Casanovas, fallecido recientemente, la música
Lleva una mochila por fuera y una habanera en el corazón. El Camino de Santiago es su horizonte continuo. Hace un mes que salió de Reus. Aunque cuando vuelve a a casa confiesa que pronto empieza a planear el siguiente viaje, «no siempre andando porque los años están ahí», matiza Pere Elías i Montornès, un catalán de 80 años que ha hecho de sus viajes a pie por los Caminos de Santiago una misión humanista y cultural.
Habitual del Camino Francés (lo ha hecho tres veces), el del Norte, o la Vía de la Plata, siempre tiene en León un lugar de referencia. De hecho, de aquí cogió este miércoles el tren que le llevaba a Gijón tras pasar un par de jornadas. Pero, junto a su mochila, la vieira del peregrino y un estado de forma envidiable, lleva en formato físico y en el alma, y seguro que mentalmente tararea, la Habanera del Camino, una composición de la que es autor de la letra y que creó junto al recientemente fallecido maestro Josep Casanovas a la música.
Al hablar de Casanovas, en la estación de Renfe, Pere Elías i Montornès se emociona y se seca las lágrimas mientras reivindica su figura. «Josep Casanovas, además de un gran músico era mi amigo. Hizo grandes zarzuelas e incluso una marcha nupcial para Fabiola y Balduino», recuerda.
Por eso, estos recorridos, como el que le ha tenido ahora en León y en los que tiene como citas obligadas San Marcos, San Isidoro y la Catedral («ayer llamé a mi mujer y le dije que definitivamente supera a la de Burgos», matiza) tienen la misión musical de difundir la habanera.
«Se la envío si no puedo llevarla personalmente a colegios y conservatorios, a ayuntamientos de la provincia de León, a todos los lugares posibles. Y la verdad es que en León me tratan con mucha amabilidad», dice.
«La Habanera del Camino suscita entusiasmo por su peculiar origen. Cuando yo tenia 10 años recorría a menudo veinte kilómetros a pie para poder contemplar el mar. Huérfano de padre, aquellas travesuras las cometía a escondidas de mi madre, hasta que mi vecina me sorprendió en una de mis escapadas», relata.
Pero no se quedó ahí Pere Elías: «Transcurrieron los años y mi deseo por divisar el Océano Atlántico me proporcionaría sensaciones como aquellas que gocé en mi niñez junto al mar Mediterráneo, Aquellos éxtasis de la infancia, volvería a recuperarlos al recorrer, por tercera vez, el Camino de Santiago desde San Juan Pie de Puerto hasta Finisterre, lo cual me motivó a escribir la única habanera en lengua castellana dedicada a las Rutas Jacobeas».
La referida habanera es una obra para corales y bandas de música que ha sido traducida al euskera por el poeta Xabier Kintana, al portugués por el filólogo Carlos Ascenso André, catedrático en la Facultad de Letras de la Universidad de Coimbra; al inglés por Joaquim Mallafré, traductor y excatedrático de filología inglesa en la Universidad Rovira i Virgili; al francés por la filóloga Anne-Marie Gonzalez; al italiano por la filóloga Cosima Vergari; y al alemán por la filóloga Rosa Maria Garcia. En cuanto a las traducciones al provenzal y al asturiano ese ya ha sido trabajo del propio autor de la letra.
Expertos en musicología afirman que la Habanera del Camino es la «síntesis de una música agradable de escuchar; de ahí que suscite entusiasmo por parte de las direcciones de coros y orfeones que arguyen las posibilidades que tiene por su afinidad con el camino más universal».
«Soy autor de la letra del himno Club Natación Reus Ploms y otras canciones, y premiado en certámenes literarios», incluye Pere Elías i Montornès para ampliar un curriculum que solo con verle se detecta que no resulta necesario porque su valor es el presente.
Mecánico jubilado, casado, con cuatro hijos, tres nietos: Marc, Alba e Irene, Pere Elías es de los que practica la curiosidad y la bonhomía y que mientras camina hace oír: Por un camino placentero, yo caminaba a Compostela, el cielo me daba fuerza y coraje de carabela./El viento me espoleaba entre robles y abedules, y por fin arribé a puerto tras partir de tierra adentro./Grandes olas se estrellaban contra las rocas del faro, y las mujeres mariscaban aprovechando la bajamar./Un trayecto prodigioso hasta el cabo Finisterre, que hizo sentirme gozoso por sierras y mesetas./A la orilla del Atlántico, yo recordé con nostalgia que de niño me escapaba hacia el Mar Mediterráneo./Aquel recuerdo de infancia por fortuna recuperé, en el Camino de Santiago, cuando al Atlántico llegué. He aquí Habanera del Camino.