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Magüi Mira: «Cada día esta obra se hace contemporánea»

Insólita, ingobernable, irónica y sensible al trato injusto que recibe la mujer, así llega ‘Magüi Mira Molly Bloom’ al Auditorio

León

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El teatro es la tierra prometida de todo intérprete. En el caso de Magüi Mira (Valencia, 1944) es el lugar al que llegó desde el principio. Si toda actriz aspira a consagrarse en el este medio, puede decirse que lo de la valenciana es una confirmación constante desde hace décadas. A León llega con todo un suceso teatral, que rescata, puesto que ya lo representó, y ahora interpreta y dirige. Nada más y nada menos que ese monólogo insuperable que pone fin al Ulises de Joyce y que este jueves se verá en el Auditorio de León bajo el título de Magüi Mira Molly Bloom . En 1980, Magüi Mira cautivó al público y a la crítica con su mítica interpretación de Molly Bloom. Hoy, las mismas palabras escritas por Joyce, vuelven a ser interpretadas por Magüi Mira que acerca a una Molly nueva, insólita, ingobernable, irónica, y sensible al trato injusto que recibe la mujer. Por tanto, hay tanto de homenaje como de reivindicación de la mujer y Mira asegura que las mujeres que acuden a verla salen sanadas, «aunque a la mujer le quede tanto para que la igualdad sea real», comenta a modo de inciso.

Un día festivo como jueves santo, Magüi Mira descansa por la mañana, si se puede considerar descansar estar presente en tantos frentes como en los que se encuentra la veterana actriz. Pero con vistas a León, habla de la provincia como lugar al que ya ha acudido como actriz o como directora, tal es el caso de la última visita de otra autoridad de la escena como es la gran Lola Herrera en la obra Adictos .

El jueves se podrá ver en León la obra de Magüi Mira, un éxito en Madrid, Dublín y en gira. ÁNGELA ORTIZ

Por todo ello, hablar con Magüi Mira es entrar en un universo creativo que materializa sobre el escenario pero en el que se aprecia toda esa intencionalidad en el acierto que logra en sus proyectos. Aquello de una carrera sólida en su caso es algo que se cumple y se vive casi como una obra maestra total en forma de carrera profesional. Así, explica que en su caso «dirigir y actuar conviven. Una alimenta a la otra», explica. En el caso de este Magüi Mira Molly Bloom es intérprete y junto a Marta Torres responsable de la dramaturgia y dirección. Y en cuanto a resultados, una obra que solo le da satisfacciones después de su exitoso paso por Madrid a teatro lleno al igual que en gira. «Venimos de Dublín, de llevar a Molly a su casa. Y ha sido algo muy especial, muy emocionante. Así que de Dublín a León ocurrirá lo mismo», explica, animando de esta forma sutil a que el público leonés acuda a un hecho seguro: un gran texto y una actriz mayúscula sobre el escenario.

«Cada sitio es diferente porque una de las esencias del arte escénico es que está vivo. Ningún día, ninguna función, es igual», señala acerca de este arte teatral que podría decirse que intelectualmente es hasta nutritivo: bueno para el actor, bueno para el público.

Teatro sanador

El público "goza, se va con circuitos que a veces tenemos oxidados como la risa, la reflexión"

Magüi Mira, de hecho, valora la potencia del texto, porque «Joyce lo escribió para ser leído y esa encarnación que yo hago como actriz es un viaje tremendo sobre ese escrito», dice la actriz. Y lo que hace Magüi Mira es hacerlo crecer más. En su actuación e interpretación. En su estar sobre el escenario. En todo. Para que cobre aún más valor el carácter «descarnado, natural, de calle», matiza Mira, que Joyce elige para ese final del Ulises dejando de lado el texto literario.

Y es que ese monólogo brota a borbotones: …no hay educación ni modales ni nada de nada en su naturaleza dándome un cachete por atrás de esa manera en el culo porque no lo llamé Hugh el ignaro que no distingue la poesía de una berza... «La transgresión es máxima porque pone en una cuarta dimensión esos parámetros que nunca decimos porque son íntimos», comenta Mira.

Ese sin filtro total afirma la valenciana que funciona a la perfección con el público, sobre todo femenino pero también del resto. Principalmente con la mujer porque este Magüi Mira Molly Bloom es, sin dejar títere con cabeza, un canto a la soledad, al humor y una exposición en la que fuera del escenario la intérprete también toma la primera persona del plural: «Poco a poco estamos avanzando», asegura, porque reclama la igualdad, pero advierte que «yo creo en la diferencia. Creo en la igualdad y en la paridad pero las neuronas, las hormonas son diferentes. No tenemos el apoyo cuando lo necesitamos. Y no superamos cosas. Seguimos siendo parecidas en el complacer, el servir», relata.

Tal vez para que todo esto se cure haga falta mucho más que una obra de teatro, pero con mujeres como ella se aventura lo posible. Sobre todo si cuando se encienden las luces de la sala y el teatro se llena de aplausos se produce el acto final del teatro y el público «goza, saluda, se marcha con circuitos encendidos que a veces tenemos oxidados como la risa, la reflexión», narra la actriz después de alcanzar ese concierto emocional que se da cuando una obra es buena y conecta con el espectador.

Lo ha logrado en Dublín, en Madrid y lo hará en León. Traerá a la ciudad arte escénico de alta factura. Y Magüi Mira se irá pero se quedará la satisfacción general de este Magüi Mira Molly Bloom en forma de complicidad con ese teatro en el que, como ella dice, no hay códigos pero sí un curioso resultado a estas alturas de su carrera y tratándose de quien se trata: «Es la obra que más alegrías me está dando de toda mi carrera», asevera, además de la gran complicidad del público que se repite noche tras noche. «Cada día, la función es contemporánea», afirma. Y sigue en ello Magüi Mira, que ya afronta retos como una Salomé para Mérida de la que ya se puede asegurar que será marca de esa casa como tierra prometida de la actriz a la que ella llegó para quedarse para siempre.