Diario de León

Rafael Cadenas, un Cervantes sin corbata

«El nacionalismo es el sarampión de la humanidad», denuncia el nonagenario poeta venezolano en su discurso

El poeta venezolano Rafael Cadenas, ayer, al recoger el premio Cervantes. BALLESTEROS

El poeta venezolano Rafael Cadenas, ayer, al recoger el premio Cervantes. BALLESTEROS

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Rafael Cadenas canta a la libertad y la democracia. Un Cervantes sin corbata que dice que «el nacionalismo es el sarampión de la humanidad», tal y como denunció el nonagenario poeta venezolano, que alertó sobre los avances del totalitarismo. En uno de los discursos más breves de la historia del galardón pidió «cuidar nuestra lengua, que anda muy maltrecha, acosada por galicismos y anglicismos».

Con andar parsimonioso, en silencio y con cara de niño asustado, llegaba Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930) a la Universidad de Alcalá de Henares. En su vida ha lucido una corbata, y tampoco lo hizo este lunes, en el día más grande de las Letras Hispanas, la jornada en la que recogía su merecido premio Cervantes con un emotivo canto a la democracia y a libertad que encarnan, a su juicio Cervantes y el Quijote . Sumó una clara condena el nacionalismo y el creciente populismo. El poeta venezolano no se plegó al protocolo que exige chaqué para los protagonistas de la solemne ceremonia que presiden cada años los reyes y a la que no asistió el presidente del Gobierno Pedro Sánchez. Cadenas prefirió una chaqueta azul marino con camisa a juego y cuello mao, chaleco marengo de mezcla, pantalones claros y zapatos oscuros. Antes que él, solo Juan Goytisolo, Cervantes en 2014, renunció al preceptivo chaqué, aunque sí se plegó a la corbata.

Llegó Cadenas flanqueado por sus hijos Silvio y Paula, que le acompañaron durante toda la ceremonia, y sus nietos Andrea y Rafael. «Estoy lleno de España», dijo al inicio de su breve alocución en la que quiso «evitar el énfasis al que somos tan propensos los hispanoamericanos». Habló con emoción y una voz cadenciosa desde el estrado del centenario paraninfo al que ascendió con alguna dificultad y mucho empeño.

«Es urgente defender la democracia de todo lo que la acecha y para ello se requiere recrearla. Esa tarea le incumbe a la educación, que la ha descuidado», clamó Cadenas en un discurso sin referencias directas a su país, al régimen de Maduro y a la ausencia de democracia. «Los demócratas deben pedir a voces su renovación. Ha de interiorizarse, volverse transparente, dar primacía a lo social aboliendo la pobreza, apoyar la cultura. Esto no es ningún sueño, sino un trabajo de todos, hacedero solo con plena libertad», planteó con todo.

Evocó a Miguel de Cervantes como «un gran defensor de la libertad». «Recordaré sus palabras muy conocidas, aunque deberían difundirse más y colocarse en los escudos de los países: La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron a los cielos (...) por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a un hombre», recordó.

Para Cadenas la vida de Cervantes es «una novela de aventuras» y la de don Quijote «puede verse como un proceso de la normalidad a la locura y de esta, otra vez otra esperada normalidad, después de pasar por pruebas que al cabo lo sanarían». También se acordó del fiel escudero Sancho Panza «que a mi ver, ha sido subestimado por los quijotistas», y que «representa lo real». «Probablemente nuestro tiempo lo realce, ya que asistimos a una revalorización de la vida corriente, y es que también en ella está el misterio», dijo. «’La realidad es más extraña que la ficción’, decía Walt Whitman», apostilló.

«La impronta del Quijote estuvo en los creyentes de la utopía que arreglaría todo y terminó en un desengaño. Es sabido que nacionalismos, ideologías y credos dividen a los seres humanos, pero en este tiempo, el mundo, gracias al desarrollo de la comunicación, debería ser cosmopolita; ya en cierto modo lo es, pero a ello se oponen los factores que he mencionado, sobre todo el nacionalismo, que según Einstein es el sarampión de la humanidad», dijo Cadenas en el discurso acaso más breve de la historia del Cervantes. Una emotiva alocución en el que citó a Goethe, Orwell, Marx, Derrida, Santa Teresa, Séneca, Schiller o Wittgenstein.

Don Felipe agradeció que el Cervantes premie a un poeta «que trata de respirar por los poros del lenguaje» y que con su poesía «suma a Venezuela a la historia del Cervantes». El Rey repasó la extensa obra «de un gran poeta moderno», la de «alguien que no quiere ‘estilo sino honradez’; una valiosísima ambición; una aspiración que comporta ‘rectitud de ánimo e integridad en el obrar’, según nuestro Diccionario de la RAE». «Un propósito magnífico y admirable», concluyó el monarca tras entregar a Cadenas la medalla y el diploma que le acreditan como ganador del premio mayor de nuestras letras. Un Cervantes que consagró a este gran y timidísimo poeta de 93 años, que mide cada palabra y que leyó su emotivo discurso ante los Reyes, el ministro de Cultura, Miquel Iceta, y la llamativa ausencia de Pedro Sánchez, a quien Cadenas saludó en su discurso por error.

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