La piel que habita el leonés Verbis
El artista desde dentro. El ILC dedicará una gran exposición en la Sala Provincia al leonés Daniel Verbis, que mostrará obras de gran formato en ‘La piel y lo que hay debajo de la piel’, a partir del día 23.
Hay títulos incontestables. La piel y lo que hay debajo de la piel , es uno de ellos. Igual de contundentes son las obras que Daniel Verbis mostrará, a partir del día 23, en la Sala Provincia del Instituto Leonés de Cultura (ILC). El artista, que no ha dejado de renovar su lenguaje sin renegar de los principios fundamentales de la pintura, ya había tocado tangencialmente con anterioridad la piel, no solo referida a los tejidos, sino a la transición del lienzo (que no deja de ser una piel) y lo visible de los seres y objetos que vemos. «En la pintura vemos la última capa, la piel, ese interior que es una máquina y una parte orgánica, y todo lo que es el pensamiento, el alma, el inconsciente y lo cerebral de todo proceso creativo», argumenta el artista leonés. Verbis, que, aparte de Cartografías en la galería Ármaga, no hacía una gran exposición desde la que le dedicó el Musac en 2006, concibe la pintura como una manera de pensar y construirse como sujeto social e íntimo. Explica que la exposición del Musac fue una oportunidad para mostrar su trabajo de gran envergadura —el formato que prefiere Verbis—. Considera que su pintura es ahora más tradicional en el formato. «La pintura es cómo me muestro al mundo y cómo me relaciono conmigo», dice.
Afirma que no se plantea cosas puntuales, ni tiene un programa preciso. «Me doy libertad para hacer luego una selección de piezas, que llegan a formar familias o se relacionan entre ellas». Espera generar ante el espectador una obra atractiva de la que surjan «chispazos intelectuales» que le hagan conectar con otros artistas o con cosas de la naturaleza.
«Cuando trabajo», dice, «voy planteando problemas y voy encontrando soluciones». La piel y lo que hay debajo de la piel reunirá más de treinta obras, la mayoría recientes, y de gran formato. «Son casi bombas narrativas», asegura. Pinturas muy horizontales, además de dibujos y piezas escultóricas poco conocidas; a Verbis le cuesta exhibirlas —admite—, porque habitualmente no encuentra el espacio idóneo.
Obras que plasman la mutación de formas con las que el artista leonés aspira a reflejar la vida, que, como mejor se expresa, es exhibiendo los momentos de cambio; imágenes de las cosas que están en movimiento.
A Verbis le gusta que las exposiciones sean casi un borrón y cuenta nueva, porque «las series parecen variaciones del mismo cuadro». Es consciente de que sus propuestas pueden despistar al espectador, pero prefiere que «pueda entrar y salir de mi trabajo de muchas maneras». «Yo veo múltiples conexiones, espero que el espectador vea esos elementos que van apareciendo en los cuadros de distintas maneras».
Cuando la obra tiene una complejidad semántica —sostiene Verbis— «no hace falta adentrarse ahí, en ese propósito, es más un trabajo interrogativo. Como artista necesito encontrarme con la novedad y las cosas que me sorprenden».
A diferencia de la ‘imagen-marca’ que buscan otros artistas, Verbis rehúye de este planteamiento. «Siempre he hecho cosas diferentes, porque las propuestas más libres me hacen crecer como artista y son más divertidas».
Arte atrincherado
Piensa que el arte contemporáneo se ha atrincherado. «No hay tanta libertad como parece. Algunos artistas se adaptan a modelos que funcionan y buscan una imagen que les represente. Me parece bien. Pero yo, cuando encuentro esa imagen, empiezo a dudar; y eso me lleva a probar otras cosas». Esa dispersión de Verbis le conduce a investigar, que «es superior a la seguridad de una imagen que varías durante cincuenta años, de forma que te conviertes en un profesional, pero te limitas». Él ha optado por un camino menos seguro.
Prefiere el ensayo y cierta locura. Es consciente de que la inseguridad genera infelicidad. «Si te bajas de esa plataforma en la que estás cómodo, te puede arrastrar una ola y te puedes ahogar».
En la era de la Inteligencia Artificial (IA) y con los medios actuales y los procesos digitales es fácil generar imágenes. En el lado opuesto, está la pintura, «el lugar donde tu cuerpo y tu alma tienen algo que decir. No solo producir la imagen, sino hacerla». La manualidad, con las nuevas tecnologías, se está perdiendo, con esa imperfección de las cosas irrepetibles —y eso que Verbis es un perfeccionista—. Su relación es con toda la pintura, no solo con la actual, sino también con los grandes maestros, que enseñan cómo pintar. Su intención es «crear dentro de la historia de la pintura», que es una tecnología primitiva. «La pintura», dice, «es un arte emocionante, cuando ves la marca del autor sobre una superficie. Y eso que es primario, tiene algo emocional que quizá no tiene la tecnología». «La pintura guarda ese recuerdo del pasado. No sé durante cuánto tiempo más. No sé si la pintura quedará como un frikismo . El arte tiene que tener vocación de comunidad, de transmitir a los demás. La gente va a ver a Picasso, Dalí, Lucian Freud o Fra Angelico porque les transmiten».