El milagro del retablo de Veguellina
-Pedro Antonio, Andrés García y Javier Alonso Fernández son los artífices
No hacen milagros pero lo parece. Y lo que parece ocurre en Puente de Órbigo, sede de Restaurart, en donde Pedro Antonio Andrés García y Javier Alonso Fernández convirtieron en profesión su amor por el arte.
Como el nombre propio de su empresa no ofrece dudas, sólo resaltar que restauran y a veces rescatan para el presente lo que lució en el pasado y el tiempo o la dejadez desvirtuó. Así, entre la profesionalidad, la decisión y la delicadeza, consiguen hitos como por ejemplo que este sábado se reinaugure el retablo de la iglesia parroquial de Veguellina de Órbigo.
«Llevamos más de 20 años de profesión y hemos restaurado retablos importantes como el de La Virgen del Camino, el del Monasterio de las Carbajalas, la Colegiata de Villafranca del Bierzo», remarca Pedro Antonio Andrés García.
Y es que su trayectoria en estas dos décadas hace que mucha recuperación del Patrimonio lleve su firma, se vea o no. Al comentarle a Javier Alonso Fernández que su labor es destacada y valorada por muchos, él mismo apunta a algunos proyectos que se materializarán en breve y que demuestran que su prestigio traspasa las fronteras de la provincia.
De hecho, Restaurart también está ahora mismo embarcada en un proyecto de envergadura y que tanto a Pedro Antonio Andrés García como a Javier Alonso Fernández les hace especial ilusión puesto que se trata de construir un órgano para la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Las Palmas. En cuanto a lo concreto y que se inaugurará este sábado relativo a la iglesia parroquial de Veguellina de Órbigo lo primero que llevan a cabo estos restauradores leoneses es lo que podría definirse como un inventario histórico de lo que hay.
Autoría
Así, Alonso Fernández relata que «la autoría del retablo mayor de la Iglesia Parroquial de Veguellina de Órbigo no está documentada. Pero podemos afirmar que la obra se ejecutó hacia el año 1700, asistiendo ya a los primeros momentos de transformación de las formas prechurriguerescas en lenguaje churrigueresco.
El retablo de tipo tetrástilo y planta lineal consta de tres calles y se estructura en bancada, predela, dos cuerpos y ático. Las dimensiones aproximadas son 8 m de alto y 5 de ancho. Antes de continuar, es conveniente apuntar que el retablo tal y como hoy lo contemplamos es fruto de una reconstrucción y ampliación realizada posiblemente a finales del siglo XIX, acomodando piezas nuevas y relieves antiguos», enuncia.
Primeras aproximaciones
Y también como primeras aproximaciones especifica datos que para los profanos en la materia sirven al menos para conocer el minucioso trabajo preparatorio: «Deducimos que las modificaciones fueran obra de Antonio Sastre, artista de la localidad vecina de Mansilla del Páramo, con prolífica producción de monumentos para Jueves Santo, retablos de gusto neoclásico e imaginería de todo tipo conocida en el Páramo y la ribera del Órbigo. Con la remodelación no se aplicaron tratamientos restauratorios. Para tomar conciencia de lo que era el antiguo retablo, hay que tener en cuenta que el segundo cuerpo anteriormente no existía», va relatando como una sucesión histórica.
El complicado proceso
«Por tanto sustituyendo la hornacina de San Juan por la del Calvario y tomando el blasón que la remata como cima, y trazando un arco descendente por los lados, habremos delimitado lo que era el retablo primitivo. Así pues, con la reforma el retablo se amplió completándolo con dos lienzos en el segundo cuerpo, con las albanegas del ático, con la hornacina de San Juan, con la caja de la calle central del primer cuerpo y con el basamento del Sagrario-tabernáculo. Estos añadidos son perfectamente identificables como elementos del retablo insertados en un momento histórico distinto al de la creación del original», prosigue.
«La predela del retablo se compone de dos ménsulas cactiformes y dos netos que sostienen las columnas del primer piso. Las calles laterales de la predela se decoran con sendos cuarterones de rocalla en bajorrelieve. En el primer piso, escoltado por cuatro columnas salomónicas de cuatro espiras cuajadas de hojas de parra y racimos de uvas, se colocan dos paneles laterales en los que sobre sendas ménsulas se ubican las esculturas de San José en el lado del evangelio, y San Francisco de Asís en el de la epístola. En el centro, un gran arco destinado a contener el Sagrario-tabernáculo rompe el banco y asciende airosamente en su medio punto hasta alcanzar el entablamento. El Sagrario-tabernáculo data de principios del siglo XVII y se erige sobre un basamento marmoreado posterior, emulando una composición arquitectónica clásica, en cuyos extremos se albergan las pequeñas tallas de San Pedro y San Pablo».
Y ya por último, solo el apunte de que en el cuerpo superior, tres hornacinas aveneradas albergan las esculturas de San Andrés, San Juan Bautista y San Bartolomé, rematando el conjunto con cúpula.
La memoria de un gran trabajo
La restauración del retablo refleja el resultado de un gran trabajo. La intervención en la iglesia parroquial de Veguellina de Órbigo fue realizada durante los meses de mayo y junio por RestaurArt, y dirigida por Javier Alonso Fernández y Pedro Antonio Andrés García.
La financiación corrió a cargo de los fondos parroquiales. Una vez estudiado el bien en profundidad y definidas las principales patologías, se determinó la propuesta con el tratamiento de conservación y restauración necesario que permitiera eliminar los daños existentes a nivel estructural y funcional, y la restitución material y estética de la obra, con la aprobación de la Comisión Territorial de Patrimonio en sesión celebrada el 1 de agosto de 2022.
La actuación consistió en la desinsectación por ataque de insectos xilófagos, estabilización de soporte, consolidación de policromías, limpieza mecánica y química, reconstrucción volumétrica de faltantes, reintegración cromática de lagunas y protección final de la obra.