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León

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Una novela para cambiar vidas. Mejorarlas. Aunque en el caso de José Manuel Fernández Rebollal (Piedrafita de Cebrero, 1973) sería en plural. Porque alguien que empezó de legionario, por poner un principio, y ahora es el gerente de Seguridad de Incibe en León, esto es de lo castrense a lo jurídico y alto cargo directivo, necesitaría de más de una para recorrer ámbitos tan en apariencia dispares. Pero este lucense y leonés lo cuenta con tanta energía que todo suena a uno: tan vitalista y con esa decisión que hace que cuando enuncia una idea no haya más remedio que creérsela. Tiene ahora en Eolas una novela, El susurro de los castaños , en la que ha depositado algunas de sus ilusiones de escritor. Aunque hay también en él un espíritu de columnista que quiere poner en juego. Y todo, con ese carácter que es tan declaración de intenciones como aviso: «Si no gano dinero con esta novela no vuelvo a publicar otra», asegura. Es decir, que no estamos ante el típico caso de letraherido dispuesto a mantenerse en el cotarro cueste lo que cueste... «A mi me da igual. Tengo 50 años y he vivido de todo. Si el mundo editorial es así, no tengo por qué estar en él. Realmente, no pensaba que el mundo editorial fuera como es, en manos de dos marcas que deciden lo que hay que leer aunque sea malo», afirma Fernández Rebollal.

Afirma que El susurro de los castaños está escrita para cambiar vidas. Aunque no duda en explicar la causa inicial para que se decidiera a ella: «Durante el confinamiento leí la novela de Sonsoles Ónega en un fin de semana. Y me dije: si alguien es capaz de escribir una mamarrachada así, yo también...». Claro, tal aseveración y su remate levanta dudas de cuál fue su motivación real.

Así que es mejor rebobinar más en la vida de este escritor pero que también cuenta en su curriculum con cargos como subdirector de Servicios Jurídicos y gerente de Incibe además de muchos otros oficios y uno definitivo: legionario. «Puede que esa época fuera la mejor de mi vida. Pero yo no quería quedarme ahí», dice. El caso es que a los 23 años leyó el Quijote y en esta línea de cambiar vidas esa lectura fue la que le cambió a él la suya. Está seguro. Ahora, metido en el fregado del mundo editorial, presentaciones, entrevistas y promociones, hay algo que le desconcierta y casi más, le indigna: «Ana Obregón o Belén Esteban son las autoras de éxito en España. Con eso está todo dicho», asegura, criticando que no se valore el potencial literario. «Propongo que los libros cambien vidas», remarca al asegurar que la tenacidad y el esfuerzo son valores que hay que situar en primer lugar. Como él hace con las cosas importantes de la vida. Un viaje con su hija Daniela para conocer el museo de Miguel Hernández, por ejemplo. Lo vital y lo cultural en el mismo trayecto como pasión compartida. Sin olvidarse de Harry Styles.

‘El susurro de los castaños’ cambiará la concepción de entender y sentir la novela actual… Son tres obras en una: sutil irreverencia aderezada con una perspicaz crítica y aliñada con una inteligente oda a los grandes escritores de nuestra Literatura Universal. Cuando Pedro regresa de la Guerra Civil (1936-1939), se encuentra con un panorama desolador, su mujer e hijo recién nacido lo abandonan para siempre. En su intrépido y adrenalínico devenir se encuentra con Isabel y Santiago. La brutal diferencia de clase social entre Pedro e Isabel, millonaria e insatisfecha ella, docto y honrado fraile él, hace que la atracción animal que siente el uno por el otro se canalice exponencialmente e implosione. A partir de ese momento la pasión lo invade todo. Entre los tres una relación transversal para buscar por media Europa uno de los secretos mejor guardados de la cristiandad.