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EN DESUSO DESDE 2005

El Ayuntamiento autoriza que el Teatro Trianón sea gimnasio

La reapertura del Teatro Trianón como gimnasio permitirá recuperar un edificio emblemático

León

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En León los teatros están gafados. El Emperador, propiedad del Ministerio de Cultura, lleva cerrado desde 2006. Un año antes bajó el telón el Trianón . Ahora, los propietarios del edificio diseñado por Francisco Javier Sanz Martínez en 1946 e inaugurado el 24 de enero de 1953 con la proyección de El halcón del desierto podrían cerrar un acuerdo de venta o alquiler con una cadena de gimnasios. De momento, el Ayuntamiento ha dado permiso a este uso y ha autorizado también la rehabilitación integral del edificio.

Los titulares del Trianón pusieron en el mercado el inmueble en 2007 por un precio de 4,6 millones de euros. Ante la ausencia de compradores, solicitaron un cambio de uso del edificio , hasta ese momento exclusivamente sociocultural, como marcaba el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). En 2012, el Trianón —que nunca logró ser Bien de Interés Cultural (BIC), porque el expediente se archivó en 1986—, pasó a ser «equipamiento privado», lo que daba cabida a otros usos, no solo culturales, sino también hoteleros, sanitarios, de ocio, asistenciales, deportivos, administrativos o comerciales. Casi todo, a excepción de viviendas.

La construcción del teatro costó la friolera de 800.000 pesetas de la época. Los sucesivos intentos por reconvertir el teatro en sala de fiestas, hotel, galería comercial, multicines o salón de banquetes fueron rechazados por el Ayuntamiento o por la Comisión Territorial de Patrimonio. La Asociación de Amigos de los Teatros Históricos de España incluyó en 2015 el Emperador y el Trianón en su ‘lista roja’ de teatros en riesgo.

El edificio dispone de 2.300 metros cuadrados —450 de sótano, 730 de planta baja, 580 de anfiteatro y 540 de oficinas— y cuenta con el máximo nivel de protección arquitectónica, por debajo de la monumental.

El Trianón vivió su momento dulce a finales de los sesenta y principios de los setenta, gestionado por la Elde, cuando hacía furor la sesión continua en las salas de León. Su pequeño escenario sirvió de «laboratorio» a muchos de los grupos de teatro leoneses.

El Trianón tuvo que probar suerte con actividades que nada tenían que ver con su actividad inicial como sala de cine para 1.250 espectadores. En 1986 dejó de ser cine para convertirse en discoteca. Con el auge de los parques infantiles bajo techo, el Trianón se transformó en Indiana Bill.

La familia propietaria bautizó al teatro con el nombre de Trianón en honor al gran teatro francés, con el que tiene más similitudes que el nombre. En 2011 La Fundación Docomomo incluyó este teatro leonés en la lista de los 6.000 inmuebles de la arquitectura más sobresaliente del siglo XX.

Pese a los usos posteriores que tuvo el Trianón, el inmueble consiguió conservar la decoración original, como su magnífica escalera «a la imperial», el rosetón central de la sala y el pavimento de los vestíbulos, con el lógico deterioro de llevar dieciocho años cerrado.

Si el Emperador es un símbolo cultural de la ciudad, también el Trianón tiene una historia muy arraigada en la memoria colectiva de la ciudad: fue el gran cine de la sesión continua y muchos grupos leoneses de teatro comenzaron aquí su trayectoria. Asimismo, acogió conciertos de Alberto Cortez, Celtas Cortos, Cardiacos o Carlos Mejía Godoy; teatro clásico, cine ‘S’, y compañías de revista.

En los 80 el Ayuntamiento quiso alquilar la sala por 100.000 pesetas mensuales para ampliar los espacios culturales de la ciudad.