Atrapados en una revuelta vecinal en Nueva York
El arquitecto Ricardo Martín Coloma publica en Pandorado ‘Green Guerrillas’
A principios de 2020 los jóvenes tramoyistas Mario y Ryan son despedidos del Teatro Público de Harlem. Asolados por la crisis de desempleo en el gentrificado barrio de Bushwick, en Brooklyn, documentan en un foro digital una revuelta vecinal que nunca imaginaron. La incipiente fantasía de frenar el desahucio los obligará a dialogar con las voces de una vecindad hasta entonces invisible, con el objeto de trazar una rebelión silenciosa de demolición y autogobierno. Este es el argumento del libro Green Guerrillas , del salmantino afincado en Nueva York Ricardo Martín Coloma, publicado por la editorial Pandorado.
«El germen de esta historia apareció en marzo de 2020, a los pocos días de que se declarase la pandemia por Covid-19, cuando unos vecinos tocaron la puerta de nuestro apartamento en Bushwick», explica Ricardo Martín Coloma. Llevaban una circular vecinal, «la primera que yo había visto en los diez años que llevo en Nueva York, y con sonrisas de oreja a oreja nos rogaban que nos uniésemos a la famosa Huelga de Alquileres de Brooklyn que empezaba a gestarse en aquellos meses. El evento me sorprendió porque conocíamos a estos chicos de vista, iban siempre vestidos a la última moda, jamás devolvían un saludo en las veces que nos los cruzamos por la escalera y, al igual que el resto de los inquilinos en el edificio, nunca quisieron saber nada de nadie», cuenta. Sin embargo, allí estaban aquel día sosteniendo aquella carta con guantes de látex. «Era la primera vez que veía una iniciativa colectiva en esta ciudad en la que la temporalidad de los alquileres es tan alta que rara vez se hacen esfuerzos por construir comunidad o mejorar las condiciones materiales del espacio».
Al arquitecto salmantino, que enseña en el Departamento de Literaturas y Lenguas Modernas de Brooklyn College. le sorprendió que la pandemia había obligado a inquilinos como aquellos a construir alianzas con gente muy distinta a ellos, de origen latino o afroamericano y de la que jamás pensaron que fueran a necesitar algo nunca. La crisis de desempleo instantánea que trajo la pandemia en sectores como la hostelería o las artes escénicas obligó a gente con intereses muy distintos a unirse de maneras inesperadas.
Durante la Huelga de Alquileres de Brooklyn hubo mudanzas, manifestaciones, asaltos, allanamientos de morada, coberturas de prensa, y miles de grupos de whatsap y foros en internet en los que se discutía todo esto. «Dentro de estas redes de agentes y medios me di cuenta de que no todo el mundo tenía lo mismo que perder a pesar de estas alianzas forzadas entre gente tan distinta. No todo el mundo tiene el mismo derecho o medios para mudarse a otra parte, para aparecerse en una manifestación, en un foro digital o en la prensa. No todo el mundo interpreta una carta en un sobre cerrado de la misma manera o confía a ciegas en las instituciones públicas o en la policía. Esta cacofonía de voces dentro de una comunidad de vecinos que trata de organizarse contra un desahucio por impago del alquiler es lo que intenté atrapar en Green Guerrillas », afirma.
Igualmente intentó situar la novela en el contexto generalizado de desplazamiento urbano contra las poblaciones de color, de origen migrante y de bajos ingresos que viene aquejando ciudades globales como Nueva York o Londres desde hace décadas, pero que también es extrapolable a enclaves conocidos en España como Madrid o Barcelona.
«En el caso de Nueva York, siempre me ha llamado la atención que a pesar de los constantes desplazamientos a los que se ven sometidas estas comunidades desde la década de los ochenta, los edificios diseñados para almacenar servidores digitales han tomado los centros de las ciudades y en algunos casos adoptan la forma de rascacielos sin ventanas. Estas mastabas contemporáneas representan prácticamente una nueva tipología arquitectónica que pone en evidencia el triunfo de los datos digitales sobre el derecho a la ciudad de muchos ciudadanos». En la novela trata de hacer este tipo de preguntas sobre el futuro de las ciudades globales basado en el modelo de las dos mitades: dos clases sociales muy polarizadas».