La conspiración de Franco contra un obispo leonés
Los servicios secretos británicos difundieron la pastoral del obispo leonés Fidel García Martínez contra los totalitarismos. La Gestapo y el régimen franquista montaron entonces una trama para presentarle como un pervertido.
Fue la única voz ‘discordante’ de la jerarquía católica durante el régimen franquista. Y lo pagó caro. Fidel García Martínez había nacido en 1880 en Soto y Amío. Hijo de un peón caminero, ingresó en 1893 en el Seminario-Universidad Pontificia de Comillas, donde cursó los estudios eclesiásticos y se doctoró en Filosofía, Teología y Derecho Canónico. Tras un tiempo como párroco en Asturias, en 1910 ganó por oposición la Magistralía de la catedral de Palencia. Al año siguiente, fue nombrado vicario general de esta diócesis. En 1921 tomó posesión como obispo de Calahorra y La Calzada. Brillante teólogo y escritor, acudió a numerosos congresos, que le permitieron viajar a Francia, Italia, Bélgica, Holanda y Estados Unidos. En 1931 era el más firme candidato a ocupar la sede primada de Toledo, en sustitución del cardenal Pedro Segura. Pese a la insistencia de Roma, él mismo abortó su ascenso. En el Concilio Vaticano II también destacó entre los prelados españoles, según escribe el historiador Josep M. Piñol en La transición democrática de la Iglesia católica española . Para entonces, el obispo omañés llevaba retirado con los jesuitas en Deusto varios años, tras las maquinaciones del franquismo contra él.
Durante sus 32 años de episcopado publicó decenas de escritos pastorales; uno de ellos, titulado Sobre algunos errores modernos, fechado en 1937 —en pleno auge del nazismo— dio la vuelta al mundo. El golpe militar de 1936 le sorprende en Calahorra. Fidel García viaja inmediatamente a Logroño con la idea de mitigar matanzas y represiones. Pío X publica el 14 de marzo de 1937 su encíclica Mit brennender Sorge (Con ardiente preocupación) sobre la situación de la Iglesia católica en la Alemania nazi. El pontífice advierte, dos años antes de la Segunda Guerra Mundial: «Todo el que tome la raza o el pueblo o el Estado o una forma determinada del Estado o los representantes del poder estatal u otros elementos fundamentales de la sociedad humana y los divinice con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado e impuesto por Dios», con la que condena las teorías raciales del nazismo.
Franco había dado órdenes tajantes de evitar esta publicación contra su socio bélico Adolf Hitler en los territorios bajo su control. Desoyendo este mandato, el obispo leonés publica en su boletín diocesano la encíclica de Pío XI. Fue el único que desafió al caudillo golpista. Y no solo eso. Fue más allá, al publicar su pastoral sobre los errores modernos, como el nazismo y el comunismo y en defensa de la libertad. La pastoral del prelado de Calahorra corrió como la pólvora.
El servicio secreto inglés
«El Foreign Office británico hizo una edición especial que circuló por todo el mundo anglosajón, fue noticia reiterada en The New York Times y se difundió en Sudamérica. La resistencia francesa se hizo eco de ella por los canales clandestinos... en definitiva, pasó a formar parte de la propaganda antinazi en todo el mundo», según la investigación de María Antonia San Felipe, autora del libro Una voz disidente del nacionalcatolicismo (Universidad de La Rioja).
En España se censuró el escrito de Fidel García, porque Franco necesitaba el apoyo de Hitler y la Iglesia apoyaba a Franco sin reservas. Ahí comenzó también una conspiración del régimen franquista para desacreditar al obispo díscolo. Comenzaron a circular rumores sobre andanzas del prelado leonés por prostíbulos de Barcelona y Sevilla y sus preferencias por menores. La iglesia, lejos de salir en su defensa, fue cómplice con su silencio.
A su ‘incendiaria pastoral’ se unió su no participación en el referéndum de 6 de julio de 1947 sobre la Ley de Sucesión. El leonés fue uno de los cuatro obispos que además de no hacer campaña favorable al ‘sí’, tampoco votó.
«Entre 1950 y 1952 se culminó la canallada», según el magistrado emérito del Tribunal Superior de Madrid Antonio Arizmendi, autor, junto al historiador Patricio de Blas, de Conspiración contra el obispo de Calahorra. Denuncia y crónica de una canallada (Editorial Edaf). El texto ofrece datos, documentos y nombres de una trama en la que aparecen Franco y la Gestapo y los ministros Fraga e Iturmendi, e incluso el yerno de éste, Alfonso Osorio, más tarde vicepresidente del Gobierno con Adolfo Suárez. Arizmendi confiesa en el libro: «He perdido la esperanza de que la Iglesia reivindique a don Fidel antes de 500 años, como hicieron con Juana de Arco». Y añade: «El silencio, a veces, es peor que la más infame de las mentiras».
Según María Antonia San Felipe, Fidel García «en Barcelona, en 1952, fue víctima de una trama tejida por miembros del Patronato de Protección a la Mujer, cuya dirección estaba infiltrada por integrantes de una sociedad secreta ultracatólica, la Hermandad de la Sagrada Familia de Nazaret. La acusación se materializa en un documento que asegura que había sido sorprendido en una casa donde se practicaba la prostitución clandestina con menores. El obispo tenía entonces 72 años».
El omañés renuncia a la diócesis de Calahorta en 1953, Primero se exilió a Oña y luego a Deusto, aunque pasó una larga temporada en León capital.
Los papeles del Vaticano
El Vaticano mantuvo cerrado a los investigadores el episcopado de Fidel García hasta la llegada del Papa Francisco. Los papeles del obispo leonés fueron desclasificados en 2020. La documentación del Archivo Apostólico Vaticano, que incluye los fondos documentales de la Nunciatura Apostólica de Madrid, consultados por la doctora María Antonia San Felipe, demuestran que el obispo Fidel García, vigilado por miembros del Patronato de la Mujer de Barcelona, fue sorprendido en una casa de prostitución el 18 de agosto de 1952 con una mujer de 28 años. Fue la venganza a su oposición al régimen. Reconocida su falta y la vulneración de sus votos, pactó su relevo al frente de la diócesis que se produjo el 9 de mayo de 1953». Para Antonio Arizmendi, «el eliminar a un obispo católico, produciéndole la muerte civil, mediante un montaje falso, no tiene precedentes en ningún país de cultura occidental».
Aparte de su pastoral, la obra material más importante que dejó Fidel García Martínez fue la construcción del Seminario de Logroño en 1929. Para su construcción, visitó numerosos seminarios de España, Europa y América para ‘copiar’ lo mejor de cada uno. El edificio costó cuatro millones y medio de pesetas. Fue enterrado en el sótano de este seminario en 1973 —como si fuera un ‘apestado’—; aunque años después sus restos fueron trasladados a una capilla lateral de la iglesia de este edificio.
En León se ofició un funeral por Fidel García en la Catedral con todos los honores. La misa la presidió el entonces obispo, Luis María Larrea, y el párroco de Soto y Amío. En la prensa de la época solo se habla de su largo episcopado en Calahorra y que había dimitido «debido a su avanzada edad».