Cuando el ILC quiso poner a salvo el patrimonio provincial
Monumentos ‘R’. El ILC puso en marcha una operación para salvar el Patrimonio leonés abandonado por otras administraciones. Destinó ocho millones de euros, en dos fases, en este ejercicio al llamado ‘Programa R’, para dar una oportunidad a enclaves singulares de 45 localidades de la provincia, algunos en un lamentable estado de conservación. En la mayoría de los casos, las obras están en marcha o a punto de concluir; solo hay unas pocas ‘rezagadas’.
La agónica situación de decenas de monumentos leoneses animó a la Diputación —a través del Instituto Leonés de Cultura (ILC)— a llevar a cabo la mayor inversión que ha hecho en la provincia una administración en Patrimonio en un único ejercicio. Ocho millones de euros, en total, en dos fases, en la operación denominada Programa R —letra que encierra el espíritu de este proyecto: recuperar, regenerar y reactivar—.
Infinidad de ayuntamientos y juntas vecinales —que, por primera vez, pudieron pedir subvenciones directamente—, reclamaron al ILC unas ayudas que cubren hasta el 80 por ciento del presupuesto de las restauraciones. Treinta fueron los elegidos: el poblado minero de La Piela, en Cadafresnas; la muralla de Almanza; la antigua harinera ‘La Rosario’, en Astorga; el castillo de Balboa; la casa Ucieda-Osorio y Moruna, en Camponaraya; el conjunto histórico de Colinas del Campo de Martín Moro Toledano; los canales romanos de La Cabrera; el palacio de los condes de Vega, en Grajal de Campos; el castillo de Laguna de Negrillos; el molino de los curas, en Mansilla de las Mulas; la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera; la ermita de La Magdalena, en Murias de Paredes; el taller de Los Paramios-Museo, que funcionó desde los siglos XVII-XVIII para moler todo grano, en Nogarejas; el pueblo de Peón de Arriba. convertido en ecoaldea turística; el Castro de Chano; el castillo de Benal, en Riello; la Casa de Máquinas del Pozo Herrera, en Sahelices de Sabero; el monasterio de San Pedro de Eslonza; el puente de Serrilla; la herrería de Tejedo de Ancares; el castillo de Trascastro; el Museo La Comunal, del Val de San Lorenzo; la antigua casa consistorial de Valderas; la casa del monasterio de San Andrés, en Vega de Espinareda; el castillo de Sarracín, en Vega de Valcarce; el Teatro de Villafranca del Bierzo; el castillo de Villapadierna; la panera y patio del monasterio de Sandoval; y el canal romano C-1, en Yeres, de 420 metros de longitud.
Algunos de estos monumentos llevaban años en la Lista Roja por su lamentable estado de conservación. Las obras de restauración han concluido en la mayoría, aunque solo consten seis ‘oficialmente’, porque el resto tiene pendiente de presentar la documentación justificativa. Hay cinco que solicitaron una prórroga en las obras: el taller de Los Paramios, el puente de Serrilla, la casa consistorial de Valderas, la Herrería de Tejedo y el molino de los curas, una construcción del siglo XVI que en sus últimos días funcionó como ‘fábrica de luz’. La única obra no ejecutada, que también ha pedido un aplazamiento, es el futuro museo de Marialba de la Ribera, porque la empresa adjudicataria, en concurso de acreedores, dejó colgadas las obras y el Ayuntamiento de Villaturiel se ha visto obligado a resolver el conflicto en los tribunales.
Una de las intervenciones más ‘agradecidas’ visualmente ha sido la recuperación de los elementos artísticos del teatro más antiguo de la provincia, el Gil y Carrasco, más conocido como el Villafranquino, construido en 1850, en pleno auge del romanticismo y uno de los pocos teatros históricos del siglo XIX conservados en España.
Una restauración condecorada
Otras intervenciones han obtenido el ‘aplauso’ de Europa, como la rehabilitación de San Pedro de Eslonza. La intervención del estudio de arquitectura Rodríguez Valbuena resultó providencial. Consolidaron los restos, sacaron a San Pedro de Eslonza de la Lista Roja y obtuvieron en 2021 el premio europeo de Intervención en el Patrimonio Histórico. En junio, el monasterio volvía a ser galardonado por la Comisión Europea y Europa Nostra, que otorgaban a los arquitectos el máximo galardón a una intervención en Patrimonio, coincidiendo con el inicio de las obras que pondrán fin a la magna restauración
El éxito del Programa R y el aluvión de peticiones de decenas de localidades de la provincia que también demandaban ayudas para rescatar su Patrimonio, decidió al ILC a realizar una segunda convocatoria, pero esta vez con un presupuesto de dos millones de euros. En esta ocasión fueron quince los seleccionados. Cinco de ellos no han recibido aún la subvención porque no han presentado toda la documentación exigida. Se trata de los proyectos de restauración del castillo de Alcuetas, que tiene concedida una partida del ILC de 255.969 euros; el puente y calzada de la Vía de la Plata, en Palacios de la Valduerna (93.118 euros); el castillo-fortaleza de los Templarios, en Santa Colomba de Curueño (270.000 euros); el conjunto arquitectónico de Molino del Junquillo y antigua vivienda del molinero (66.491 euros); y la accesibilidad en el castillo del Conde Peña Ramiro, en Valdavido (49.270 euros).
En plenas obras o prácticamente concluidas se hallan el Archivo Histórico de las Familias Mineras en el Pozo María (172.975 euros); la antigua estación de ferrocarril en Fresno de la Vega (90.849 euros); el Alfar de Jiménez de Jamuz (119.514 euros); el puente de los peregrinos, en Molinaseca (126.347 euros); las ruinas de la iglesia de San Juan, en Montealegre (108.355 euros); la muralla del castro Peña del Hombre (45.000 euros); el monasterio de San Benito, Torre del Reloj y entorno del conjunto histórico de Sahagún (105.005 euros); la iglesia y artesonado de Santiago Apóstol, en Roperuelos del Páramo (214.335 euros); el palacete de Eliseo Ortiz como nueva sede del Museo de la Indumentaria Tradicional Leonesa, en Valencia de Don Juan (240.000 euros); y la torre de Villalboñe (40.080 euros).
El 10 de marzo de 2018 parte del castillo de Alcuetas, una fortaleza singular del siglo XVI de gran belleza y declarada Bien de Interés Cultural (BIC), se vino abajo. Entonces, el Ayuntamiento dio un paso al frente y acudió a la Diputación, que concedió 200.000 euros para garantizar la ‘supervivencia’ del castillo, con una intervención ejemplar en muros y estructuras. La última subvención, paralizada a falta de presentar la documentación exigida, persigue la rehabilitación del edificio para poder darle uso.