Así se llamaban los romanos de Legio
Dos emperadores y ‘gladiator’. Trajano y Galba supuestamente estuvieron en León antes de ser emperadores. También el famoso gladiador Borea o el gobernador Quinto Tulio Máximo. Solo han sido identificados 300 ‘romanos’, la mayoría civiles. Por su nombre se sabe que eran astures, germanos o griegos.
Serenus, Cornelius Agrippa y las mujeres Alla, Ambata y Atta fueron algunos de los habitantes de León cuando la ciudad era un campamento romano. A pesar de que la Legio VII Gemina, única legión acantonada en la Península hasta la caída del Imperio Romano, convirtió a León en capital militar de Hispania, apenas se han identificado una veintena de soldados con nombre y apellidos. Es un «caso excepcional», afirma el historiador Juan José Palao Vicente, profesor de la Universidad de Salamanca y uno de los pocos investigadores que ha tratado de averiguar la identidad de los militares que fundaron esta ciudad. A diferencia de lo que ocurre en Tarraco (antigua Tarragona), aquí la mayoría de los aproximadamente 300 romanos ‘conocidos’ eran civiles, habitantes de la cannaba o el vicus de Ad Legionem (Puente Castro). Palao Vicente explica que en León no ha aparecido una necrópolis militar; seguramente, porque en algún momento las lápidas fueron reutilizadas en la muralla o en la construcción de San Isidoro o la Catedral. «Y las que eran de mármol, quizá, se machacaron para hacer cal», afirma.
De los 5.500 habitantes que llegó a tener el campamento romano y un número quizá mayor asentado ‘extramuros’, únicamente se han identificado 300 personajes, entre soldados, militares veteranos (jubilados), artesanos, alfareros, esclavos, libertos, mujeres.... «Entre la población civil predominan los individuos de nombre único o un solo nombre y filiación (nombre del padre). Estas denominaciones indican, a priori, que no nos encontramos ante ciudadanos romanos, sino ante peregrinos (ajenos al derecho romano). Entre este grupo predominan los nombres de raíces indígenas, con abundancia de nombres de la zona astur, de la zona norte lusitana y del conventus cluniense (vacceos, principalmente, aunque también cántabros, vascones), así como nombres de la zona celtibérica del alto Duero», relata el investigador. El número de personas «con duo y tria nomina (dos y tres nombres) y, por lo tanto, ciudadanos romanos o latinos, es más bajo fuera de la población militar».
De artesanos se conoce a Cayo Licinio Máximo, que era un pésimo alfarero, como se ha comprobado por la calidad de sus piezas, así como a sus colegas L. M. Gem y Caliga (firmaba con una sandalia). Se les conoce porque firmaron sus cerámicas, algunas muy ‘chapuceras’, realizadas sin ninguna ‘finura’ y con deficiencias en la cocción.
Trajano y Galba
No hay pruebas, pero es posiblemente que Trajano paseara por León y se alojara en el Praetorium (en la calle San Pelayo), cuando fue legado de la Legio VII, entre los años 86 89, antes de ser proclamado emperador. Tampoco hay datos concluyentes de que el general Galba, que fundó de la Legio VII el 10 de junio del año 68, pasara por León antes de partir hacia Roma desde su cuartel general en Clunia para rebelarse contra Nerón.
Entre los personajes célebres del León romano figura el legado Quinto Tulio Máximo, que dedicó un altar a la diosa Diana con el poético texto: «Acotó las llanuras de un campo y las consagró a los dioses, y para ti, virgen Delia triforme, estableció un lugar sagrado Tulio de Libia, caudillo de la legión Ibera, para poder ensalzar a las corzas veloces, y a los ciervos, y a los jabalíes de pelaje hirsuto, y a la raza de caballos que habitan los bosques...». Otro personaje conocido es el gladiador Borea, nacido en la zona de La Bañeza, que es posible que se entrenara o compitiera en el anfiteatro de León.
Estelas funerarias
Las lápidas reutilizadas en la muralla han permitido saber más nombres de los habitantes de Legio
El descubrimiento de las últimas lápidas funerarias empotradas en la muralla —casi medio centenar— ha supuesto el aumento en casi un centenar de nuevos personajes que habitaron los núcleos civiles del antiguo campamento.
Un puñado de griegos
Cada estela suele citar, además del nombre del fallecido, el de la persona que le dedica la lápida y el de algunos familiares. «La inmensa mayoría pertenece al grupo de no ciudadanos. Abundan los nombres de origen indígena y también se constata un incremento importante de nombres de origen griego». Palao Vicente dice que no se puede afirmar con rotundidad que procedieran el país helénico; es posible que estos nombres se pusieran de moda en el Imperio Romano.
Lo cierto es que en León vivieron personas como Artemidorus, Epistemina, Eutyches, Eutychia, Moschis, Pallas, Tyche, Trofime —así aparece en Legio, pero su transcripción correcta sería Trophime—, Patroclus, Mercurius o Heraclida. Otra posibilidad es que estos griegos fueran «personal dependiente (esclavos o libertos), pero dicha condición no aparece en las inscripciones».
La mayor parte de los legionarios son hispanos, pero también los hay que proceden de la Galia, de Italia o de Germania. El único, que se sepa, oriundo de Tracia (actual península de los Balcanes) es Marco Aurelio Víctor. Cayo Ennio Felix es el único originario de África. Al esclavo Agrippa se le conoce porque le dedicó una estela funeraria a su amo, el centurión Claudius Quintus. Sabinus, a su vez, era el esclavo de Aemilius Serenus. Sin duda, un personaje excepcional es Iulius Mansuetus, que fue actor en Cremona.
Esposas y concubinas
Casi la mitad de los civiles identificados con nombres y apellidos son mujeres. Oficialmente, concubinas; en la práctica, esposas de los militares. La ley era tan estricta que los legionarios tenían prohibido casarse, de ahí que el concubinato fuese un subterfugio para tener compañera antes de los 36 años.
Postumia Marcella ha pasado a la posteridad gracias a la lápida que le dedicó a su «amantísimo marido» Aureliuis Iulianus, soldado raso de la Legio VII que falleció en León en el siglo II a la edad de 35 años. También es conocido lius Anullinus, de origen granadino, que mandó la Legio VII en la segunda mitad del siglo II. Su hijo, Cornelius Anullinus, fue íntimo amigo del emperador Septimius Severus. De los tribuni (los mandos superiores de la legión) que tuvo la Legio VII solo se conoce la procedencia de L. Neratius Proculus, que era natural de Saepinum (en Italia).
Curiosamente, aunque en León la epigrafía de la Legio VII es escasa, por el contrario, hay más de 70 tumbas de soldados de este destacamento que fueron enterrados por todos los confines del Imperio Romano. No hay que olvidar que esta legión combatió en la denominada «Guerra de los cuatro emperadores», que concluyó con el triunfo de Vespasiano.