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Las fachadas del Palacio de los Guzmanes ‘se deshacen’

Sufren las mismas patologías que la Catedral, con la piedra muy erosionada en la parte sur y oeste

Los ornamentos están completamente ‘desdibujados’. FERNANDO OTERO

León

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Padece la misma enfermedad que la Catedral de León. El llamado ‘mal de la piedra’. Las fachadas del Palacio de los Guzmanes, sede de la Diputación Provincial, se están deshaciendo. La mala calidad de la piedra de Boñar, la erosión y el paso del tiempo exigen una intervención. Los estragos son visibles en los sillares del palacio del XVI, especialmente en las fachadas sur y oeste del edificio. Algunos ornamentos han quedado completamente ‘desdibujados’ y es imposible averiguar las figuras cinceladas por los artistas. Además, en algunas zonas han comenzado a extenderse los líquenes, que acaban fracturando la piedra. El diagnóstico no es muy alentador.

Durante el anterior ejercicio se llevó a cabo la restauración de todas las cubiertas. Fue en 2019, cuando el inmueble quedó oculto por andamios y lonas. La obra, que costó 300.000 euros, consistió en la renovación e impermeabilización de los tejados, con la recuperación de las tejas existentes, para preservar la identidad del edificio. En el mes de mayo fue preciso contratar obras de urgencia ante la gravísima situación en la que se encontraba la escalera monumental. Los sillares se habían desplazado y la gran escalinata del palacio amenazaba con venirse abajo. Aunque ha sufrido retoques a lo largo de la historia, es un elemento original del edificio.

La escalinata, de tres tramos sobre bóvedas, que arranca bajo un arco de medio punto del pasillo del claustro que la enmarca y desemboca en la galería acristalada de la planta primera, fue cediendo con los años y estaba fisurada. Aunque fue reparada en varias ocasiones, los arreglos fueron meros parches, sin atajar la patología de uno de los elementos singulares de este edificio declarado Monumento Nacional el 16 de mayo de 1963. La restauración de la escalera, de casi tres metros de anchura, fue adjudicada a la empresa Decolesa por 14.300 euros. Las obras, consistentes en retirar el mortero entre los sillares de piedra, colocar resina estructural en las juntas y ‘elevarla’ o ‘recalzarla’, concluyeron hace unas semanas.

El diagnóstico
Hay piedras resquebrajadas, ornamentos erosionados y proliferan los líquenes

La nueva Corporación Provincial —sin fecha aún de constitución— tendrá que acometer la rehabilitación integral del inmueble diseñado por uno de los mejores arquitectos españoles del siglo XVI, Rodrigo Gil de Hontañón. En sus cinco siglos de historia el palacio se ha visto en situación de ruina en varias ocasiones. En 1881 la Diputación Provincial de León compra el edificio por 105.000 pesetas a los condes de Peñaranda de Bracamonte y, tras sucesivas intervenciones, afronta a finales del pasado siglo un proyecto de ampliación del que resultará el actual monumento, sede de la institución provincial.

Un proyecto surrealista

De las obras se hizo cargo, en un principio, Juan Bautista Lázaro —arquitecto de la gran restauración que se estaba llevando a cabo por esas fechas en la Catedral de León—, junto Francisco Blanch y Pons. Este último diseñó un rocambolesco proyecto para construir un observatorio meteorológico en el torreón sudeste del Palacio de los Guzmanes, según explica el historiador leonés Jorge Martínez Montero en una investigación. El plan no se llevó finalmente a cabo por falta de presupuesto y porque la idea no se consideró urgente. El observatorio, diseñado a finales del XIX, tenía un coste de 1.545 pesetas y 49 céntimos —cantidad que incluía un 2% para imprevistos y el 6% por beneficio industrial—.

En 1957 también intervino en el palacio Juan Torbado; hasta que entre 1963 y 1973 el arquitecto Felipe Moreno Medrano acometió la ampliación y reconstrucción del edificio, completando la planta rectangular en torno al patio central.

La restauración que precisa ahora la fachada será la mayor obra a la que se enfrente el edificio en las últimas decádas. Según fuentes de la institución provincial, ya se ha encargado la redacción del proyecto de rehabilitación exterior del palacio.

Algo parecido a lo que ocurrió con la fachada de San Marcos, donde los análisis ofrecieron una ‘radiografía’ demoledora sobre el estado de conservación de la joya del Plateresco. En 2018 se acometió su rehabilitación, que le costó al Estado 1.007.473 euros, sin contar los estudios previos que determinaron el delicadísimo estado en el que se encontraban la piedra y los ornamentos de San Marcos, en este caso, debido, sobre todo, a las nefastas restauraciones anteriores, en las que se aplicaron tratamientos sobre la piedra que resultaron dañinos.