CASTAÑO Y VALDELLÁN
El Desafío Ganadero de Las Ventas se salda con triunfo del torero y la ganadería leoneses
El torero de Cistierna y el bravo de Valdellán brillaron en el primer Desafío Ganadero en Las Ventas El fallo con la espada privó a Damián de un gran triunfo
La primera corrida del Desafío Ganadero del septiembre torista de Las Ventas se saldó ayer con sello leonés. Gran toro el que hizo segundo, del hierro del Valdellán, y excelente el momento de Damián Castaño, que mostró clase, seguridad, conocimiento y gusto. De no haber fallado con la espada hubiera tenido la puerta grande muy cerca. Con el quinto, del otro hierro anunciado (Juan Luis Fraile), estuvo el diestro firme y entregado, pero no tuvo más opciones que el valor, que a punto estuvo de costarle un disgusto cuando el astado le llegó con el pitón al pecho.
Tras los problemas iniciales en el reconocimiento de los primeros toros que Fernando Álvarez Sobrado envió a Madrid, los tres toros de Valdellán aprobados finalmente para participar en el Desafío Ganadero no defraudaron. Si acaso el primero, flojo; mientras el segundo, Mochuelo, fue fuertemente ovacionado en el arrastre. El tercero también recibió palmas.
El que hizo segundo salió con buen son y se lució especialmente en el caballo. Castaño lo dejó largo y por tres veces se arrancó pronto, y metió los riñones con fijeza. Excelente también el picador, Rafael Agudo. Mochuelo, un toro cárdeno oscuro de 515 kilos y la seriedad acostumbrada en el hierro, embistió con clase y transmisión en la muleta que manejó con maestría el torero leonés. Que ya de entrada se lo sacó a los medios con gusto, en un inicio de faena muy jaleado por el público.
Castaño llegaba a Madrid tras su contundente triunfo en Bilbao, y sabe que la afición venteña disfruta con su madurez y su entrega y está deseando verle salir a hombros.
Relajado, con el mentón bajo, se lució en dos tandas por el pitón derecho. Pero la faena estalló por el izquierdo. Recetó Castaño unas tandas de naturales que levantaron al público de sus asientos. Fue una faena medida e inteligente, que exprimió lo mucho de bueno que tenía el de Valdellán.
Lástima que, una vez más, Damián pinchara antes de dejar una estocada baja que le privó de los trofeos que sin duda hubiera cobrado de matar más certero. Recogió, eso sí, el reconocimiento de los aficionados madrileños en una ovacionada vuelta al ruedo, tras el arrastre de Mochuelo, que también se llevó el aplauso del público.
Ovación en el arrastre
En el quinto, de Fraile, después de que cayera un impresionante aguacero sobre Madrid, Damián Castaño salió a no dejar que se le fuera el triunfo. Pero el oponente, de impresionante presencia, tenía en esta ocasión condición muy diferente. Tuvo que abreviar ante los gañafones con los que el deslucido astado se defendía. Fue ovacionado por su entrega.
El tercero de Valdellán fue aplaudido en su salida a la plaza por su excelente presentación, y aunque no dio el juego en el caballo del toro anterior embistió con nobleza. Luis Gerpe se empleó para alargar una embestida humillada, pero no muy larga, y resultó cogido de forma fea, aunque sin consecuencias. El torero sólo cosechó silencio en sus dos actuaciones.
El que abrió plaza del hierro leonés mostró falta de fuerzas desde el primer momento, y pese a que recibió un medido castigo en varas apenas dio opciones a Paco Ramos, que mostró técnica y cuidó una embestida que no dio para más. Se silenció su labor, mientras se llevó pitos con el parado y complicado primero de Fraile que lidió.