Diario de León

«El humor siempre sale al rescate»

La ‘Fátima’ del Bierzo. El escritor, periodista y mitad de Gomaespuma Juan Luis Cano habla hoy en el Nuevo Recreo Industrial de apariciones marianas, bulos y de su novela ‘Yo fui santa’, ambientada en la cuenca minera de Toreno.

El escritor y periodista Juan Luis Cano. BORJA SÁNCHEZ-TRILLO

El escritor y periodista Juan Luis Cano. BORJA SÁNCHEZ-TRILLO

León

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Lugar: Nuevo Recreo Industrial. Plaza de San Marcelo, 18.

Hora: 19.30.

No le iluminó la Virgen ni tuvo una visión. Pero Juan Luis Cano llevaba tiempo madurando una novela. Unas apariciones marianas permiten al periodista —la mitad de Gomaespuma— seguir la bola de nieve de un bulo hasta sus últimas consecuencias.

«Me di cuenta de que las noticias falsas están siendo una constante muy preocupante. Creí que era el momento de contar esa historia de apariciones marianas, que era una idea que me rondaba desde hace tiempo. No hay nada mejor que una aparición para plantear cómo se puede llevar a cabo un relato bien hecho si las personas están dispuestas a creerlo», afirma Cano.

En Yo fui santa, su quinta novela, no cita Toreno, pero la historia está ambientada en esta cuenca minera. «Fue por casualidad», explica. «Venía de Oviedo y, en lugar tomar la autopista, fui por la orilla del río Sil y aluciné con lo bonita que es la zona». Cuando llegó a Toreno paró a comer en un restaurante que fue antigua residencia de mineros solteros, regentado por Salomé y Rosi, que «son dos mujeres extraordinarias», dice.

Al volver a Madrid estuvo dándole vueltas y buscando información. Al igual que las apariciones marianas encajan para abordar las fake new s, una cuenca minera es el escenario perfecto para hacer desfilar a unos personajes con la cara tan sucia como en el alma.

«Volví a Toreno y estuve bastantes días. Salomé y Rosi me presentaron a amigos, hable con gente, saque fotos. Vi que aquella zona y aquella época me venían al pelo». Cano, que presenta su novela esta tarde, a las 19.30 horas, en el Nuevo Recreo Industrial, acompañado por Mures, confiesa que no es creyente. «Pero en esta novela no planteo ninguna cuestión de fe. No pongo en duda la fe de nadie. Es una historia de ficción, que intenta poner sobre la mesa una realidad que es un bulo».

A Cano no se le ha pasado por alto que la Virgen nunca pisa suelo firme en sus apariciones, sino que siempre está ‘posada’ sobre algo. En Yo fui santa el escritor madrileño la ha colocado sobre un árbol hueco. «La niña que ve a la virgen está subida a un árbol. Me ha venido estupendamente».

Así se monta el ‘tinglado’

¿Por qué siempre son niños los videntes? «El fenómeno que cuento es perfectamente trasladable a cualquier otra aparición, admitida o no por la Iglesia. Es siempre igual. Hay una aparición, suele haber niños y suele ser gente inculta. Primero, la Iglesia lo niega rotundamente y presiona para que el visionario rectifique. Luego hace su aparición un mecenas, generalmente con un interés que suele ser inmobiliario. Después, aparece un cura del ambiente, que suele ser guía de los visionarios. Finalmente, la Iglesia, si ve que eso sigue adelante, apoya y acepta. Ese es el ritual de cualquier aparición. Todos son iguales. No entro en que sea verdad». Y todos esos personajes, del cura al mecenas, desfilan por su libro.

Yo fui santa ha obligado al autor de novelas como Las piernas no son del cuerpo, La funeraria o La noche del aguacero a documentarse «muchísimo». Ha estudiado a fondo casos como los de Lourdes, Fátima, El Escorial o Medjugorje.

«Lo más difícil es mantener el hilo argumental y la tensión literaria y luego hacer que sea creíble, que la narrativa te ayude a hacer que la historia no sea un disparate. He intentado perfilar muy bien los personajes y que la trama se mantuviese hasta el final», admite.

Cano tiene una teoría de por qué fenómenos como el que relata en Yo fui santa siguen teniendo seguidores en el siglo XXI. «Mientras la gente sienta necesidades de cualquier tipo y tenga cualquier precariedad espiritual. Siempre es un buen asa al que agarrarse. Y la desesperación necesita una salida, el ser humano necesita salida a sus traumas».

La religión, telón de fondo en el actual conflicto de Gaza, «es un invento del hombre. No hablo de dios, que, quizá, también. No creo que dios hiciera a su imagen y semejanza al hombre, más bien el hombre hizo a dios a su imagen. La religión es un invento también para hacer el bien y dar códigos morales en momentos en los que no era tan fácil comunicar ideas», sostiene Cano.

Yo fui santa no tiene ninguna conexión con sus novelas anteriores. «Todas son historias diferentes. Cada historia que me apetece contar exige un tipo de lenguaje. Para unas uso el humor; para otras, no. Mi primera novela no tiene ningún humor y esta tampoco».

Pese a ello, el escritor asegura que «la ironía siempre ha sido un arma potente, difícilmente manejable y un buen vehículo para contar cosas. El humor te hace estar en el filo. El humor siempre sale al rescate».

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