Los cuadernos secretos de Luis Mateo, en la ‘nave del tiempo’

El creador de Celama tendrá su propia ‘caja fuerte’ en el Instituto Cervantes . El miércoles entrará en la cámara acorazada del número 7 de la madrileña calle de Alcalá, sede de un antiguo banco y ahora ocupada por el organismo que dirige el poeta Luis García Montero, transformada en Caja de las Letras en 2007.

La estrenó Francisco Ayala a sus 101 años; y dos meses después, Antonio Gamoneda , el otro Cervantes leonés, quien eligió la fecha de 2032 para desvelar su contenido. Los ‘pequeños misterios’ del autor del Libro de los venenos permanecerán en la caja 1.001 hasta que su ‘propietario’ cumpla 101 años. «¿Qué puede meter un poeta, que suele ser profesionalmente pobre?», dijo entonces Gamoneda, para aumentar la expectación de los curiosos. A juzgar por el sobre que portaba: solo papeles.

Hace justo diez años Luis Mateo hizo un legado a la Biblioteca Nacional, con la que se sentía deudor —según confesó—. En aquella ocasión entregó textos con espléndida caligrafía y apenas tachones. Tres novelas escritas de puño y letra por el autor de El expediente del náufrago en los albores de la informática y una pluma estilográfica.

El miércoles confiará al Instituto Cervantes algunos cuadernos de trabajo de sus novelas, algunos originales de sus textos mecanografiados y un texto de su nieta Mónica, una escritora en ciernes. El legado del académico leonés estará acompañado en ‘la nave del tiempo’ por el de otros galardonados con el máximo premio de las letras hispanas, como Juan Marsé, Elena Poniatowska, Juan Gelman, Caballero Bonald, Nicanor Parra, Ana María Matute, Eduardo Mendoza, Sergio Ramírez, Ida Vitale o Joan Margarit. A los autores se suman cineastas (Luis García Berlanga), artistas (Antoni Tápies), bailarines o coreógrafos (Alicia Alonso, Víctor Ullate), actores (Alexandre, Nuria Espert, Ana Belén), humoristas (Les Luthiers), científicos (Margarita Salas) y músicos (Luis de Pablo). También hay legados in memoriam , de personalidades que ya habían fallecido, como García Márquez, Miguel Hernández, Buero Vallejo o la argentina Alejandra Pizarnik.

Los territorios de Luis Mateo

El miércoles habrá otra ‘sorpresa’. El Instituto Cervantes presentará el segundo volumen de la colección de estudios críticos e investigaciones académicas Las Ínsulas Prometidas. Bajo el título Territorios imaginarios, el libro dedicado a Luis Mateo Díez reúne veinte artículos que analizan su narrativa desde diferentes enfoques. La primera sección agrupa ensayos de estudiosos que aportan nuevas visiones al acercarse a sus obras. La segunda recoge las consideraciones de escritores actuales que reflexionan sobe el impacto de su literatura. El resultado es un libro imprescindible para los lectores que se quieran adentrar en el bosque de fábulas y «enfermedades del alma» inventadas por el autor de Mis delitos como animal de compañía.

El escritor lacianiego de 81 años ponía el punto final a su novela corta Últimas voluntades, —una tragicomedia que espera que no sea premonitoria— cuando recibió el martes la llamada del ministro Iceta para comunicarle la concesión del Premio Cervantes.

El autor de Los ancianos siderales, que ha publicado más de medio centenar de novelas desde 1981, fecha de aparición de Las estaciones provinciales , es, sin duda, el más cervantino de cuantos han recibido este premio.

Luis Mateo sonaba desde hace tiempo para el Cervantes. «Este premio redunda en mi tranquilidad, me consuela y tiene su dosis de sorpresa y reconocimiento de algo que uno viene haciendo durante tanto tiempo», alegó el autor, cuyo próximo libro, Guardián de ruinas, publicará la editorial leonesa Eolas. Será una obra de corte memorialístico y estará ilustrada por el hermano del escritor, Antón Mateo Díez.