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San Isidoro hace posible la ‘Imposible’

- Acoge la exposición de facsímiles de María Jesús Soto basada en la de Cosimo

León

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Con el Libro de los Medici empezó todo. Cuenta María Jesús Soto que cuando ese libro cayó en sus manos, al llevárselo alguien a su despacho, el flechazo fue inmediato. Descubrió entonces que la Biblioteca Imposible, de Franco Cosimo Panini era eso mismo: biblioteca e imposible, porque reúne libros de horas, biblias y publicaciones antiguas que se encuentran en las bibliotecas más importantes y con más solera del mundo.

Quien conozca solo un poco a Soto sabrá que el entusiasmo que pone en todo lo que le apasiona supera todas las barreras y dificultades, en este caso placenteras. Y así fue como en estos diez años atesora su personal Biblioteca Imposible. Ahora se puede ver en San Isidoro como la primera exposición temporal de lo que será el museo después de su espectacular reforma y ampliación, detalles ambos que ya se aprecian y anuncian un recinto museístico de primer orden y máxima calidad. Todo hecho con sentido estético y respeto al conjunto histórico en el que se encuentra. De hecho, Raquel Jaén, directora del Museo de San Isidoro, calificó la presentación de este miércoles de un aperitivo de todo lo que se vendrá cuando allá por abril se inaugure por completo.

Así, desde esta pasión de María Jesús Soto se puede asistir a una exposición que es una lección de espiritualidad, también el ingrediente que le llevó a la protagonista a acometer esa tarea de una década.

Por cierto, con una aportación de la propia Soto, que investigó la existencia que suponía del Libro de Horas de Isabel La Católica, como así fue y que ha incorporado a la lista. De esta forma, el actofue una buena nueva por partida doble: San Isidoro inauguró su primera exposición temporal en los nuevos espacios y María Jesús Soto aportó la calidad temática que supone su colección de facsímiles de la Biblioteca Imposible del editor italiano Franco Cosimo Panini, con los códices más refinados y manuscritos más raros de temática religiosa de todos los tiempos.

Según explicó Soto, «han sido reproducidos de forma integral y con una total fidelidad respecto de los originales garantizando una tirada limitada, numerada y certificada». La sincronización fue tal que la coleccionista indicó que si San Isidoro quisiera, es decir sus responsables, la colección podría pasar a formar parte del importante material documental con el que cuenta el importante complejo religioso leonés. María Jesús Soto también destacó la «seducción inmediata y alimento para el alma» que supuso entrar en conocimiento y contacto con la colección, unido además, tal y como remarcó, a su condició de creyente.

Por su parte, la directora del Museo, Raquel Jaén, puso en valor el hecho de que los visitantes de la muestra podrán acercarse a este tesoro bibliográfico sin tener que recorrer las mejores bibliotecas del mundo como la vaticana, la de Nueva York o la británica.

Colección bibliográfica

Jaén dijo que la colección bibliográfica del Museo de San Isidoro comprende más de 2.000 libros antiguos datados entre los siglos X y XVIII, que la convierten en la tercera más importante de España. «Ahora se verán completados por esta muestra de facsímiles de elevado contenido espiritual, ya que se trata de los libros utilizados para la oración personal y que pertenecieron a personajes históricos de la talla de Isabel la Católica, Lorenzo de Medici o María Estuardo», incidió Jaén, que explicó que la muestra permanecerá abierta durante un año.

«La colección de María Jesús Soto es maravillosa y está compuesta por libros de horas que eran lo que poseían las personas más pudientes para rezar, lo que dio lugar a auténticas joyas con decoraciones que hacen de cada obra un auténtico museo», señaló. Otros libros destacados que se exponen en esta muestra son Las Muy Ricas horas del duque de Berry, la Biblia de Montefeltro o el leccionario Farnese, así como libros sobre la vida de santos como el San Francisco de Asís. Como colofón se exhibe un original del homenaje llevado a cabo por el escultor Eduardo Chillida a San Juan de la Cruz, cuya obra Cántico espiritual fue el libro de cabecera del artista vasco. Sobre esta obra, la directora del Museo contó que al final de su vida Chillida le dedica esta obra a San Juan de la Cruz, a quien siempre consideró su «inspirador espiritual».