Luismi Maestro, de Pandorado: «Las canciones son las que hablan, te llevan o no al éxito»

Entre Seres y El amor (no) es ciencia, sus dos discos , hay toda una historia en Pandorado que consiste en darle la vuelta a lo previsible. Venían de un disco más oscuro y, tras la pandemia, más que en pensar en sacar los demonios decidieron buscar el lado luminoso de la vida y sus canciones.

Como los astorganos, desde su base de operaciones en forma de local y estudio en Sopeña de Carneros, dirección Pandorado, así rezaba el cartel, por supuesto, son un grupo vitalista que huye del manido malditismo, querían abrirse al nuevo tiempo pospandemia con música que invitara al amor universal, a la alegría de vivir. «Queríamos cambiar el chip. Salíamos de una etapa dura. Queríamos cantar y ofrecer amor desde todos los puntos de vista», explica Luismi Maestro, batería de la banda y, por cierto, médico de los que cree que la salud espiritual es igual de importante que la otra y que él encuentra en la música. De hecho, dice Maestro que «después de una jornada de urgencias tocar la batería es lo mejor».

Pandorado se ha convertido así en más que un territorio imaginario de sus sueños de instituto, ya que es una sólida banda tanto en su funcionamiento como en su directo o en la puesta en marcha de proyectos.

Puede que el éxito quede a las puertas, o que no se dé, pero ellos podrán reivindicarse como un grupo que desde la independencia hace lo que quiere. «La magia de Pandorado es nuestra pasión musical. No vivimos de ello, no tenemos esa presión», indica el músico al respecto de que la independencia económica les posibilita seguir en el tinglado musical después de tantos años. A todo esto, no son los primeros ni los últimos que optan por esta fórmula, pero esa es otra historia.

El ejemplo real de su firme camino es su actuación con sold out incluido en El Gran Café para presentar su último disco. O la fortuna de contar con dos productores de lujo como Víctor Cabezuelo (Rufus T.Firefly) y Manuel Cabezalí (Havalina), y su presencia en el Intromusic de Valladolid de este sábado compartiendo cartel con nombres punteros y algunos de ellos favoritos de Pandorado como Siloé, Second, Arde Bogotá, Iván Ferreiro y más.

«Tocar en directo es el gran experimento de la música. Es lo que más nos gusta. Si encima tenemos la suerte de hacerlo compartiendo cartel con nombres que admiramos tanto, disfrutamos el doble», aventura acerca de la experiencia que vivirán este sábado, que confirma la buena racha y que les mueve a intentar mantener en todo lo alto.

«Nosotros comenzamos con Sweet Noise, y llegamos a sonar en Radio 3, con Jesús Ordovás, por ejemplo. Éramos universitarios. En torno a 2006 y 2007 es cuando empezamos a retomar la idea volvernos a juntar. En el fondo era volver a los orígenes, al noise, power pop, el sonido independiente», señala, lo que se confirma por cierto hasta en el nuevo disco El amor (no) es ciencia, que opta por un diseño e imagen que remite a los discos de siempre.

«Más que gustar, que nos encantaría, nuestra intención con este disco es que nos guste», advierte Luismi Maestro que explica igualmente que el proceso de creación parte de Pablo Rubio (voces, guitarra y sintes) y Nacho Méndez (voces, guitarra y teclados) pero implica al resto de la banda a la hora de rematar las canciones. Ulpi Fernández (guitarra y teclado), Oscar Morán (bajo y sintes) y el propio Luis Miguel Maestro (batería, samples y voces) completan la formación.

«El feedback que estamos recimiento está siendo muy bueno. Somos realistas pero por qué no vamos a pensar en tener más éxito. Realmente, lo más gratificante es tocar en directo. Para cuanta más gente mejor, pero también para lo que surja en cada momento. Queremos empezar a hacer conciertos para presentar el disco en todas las ciudades y sitios que se pueda», asevera.

En las canciones estará la última palabra y acorde: «Las canciones son las que hablan, te llevan o no al éxito», remata Luismi Maestro. No hay diagnóstico.