Pleno Scarlatti y joven Mozart
El XXI Ciclo de Músicas Históricas propondrá en el Auditorio una tanda de grandes conciertos que comenzarán con Enrike Solinís y el Euskal Barrok Ensemble
Lo centra el experto Enrique Martínez Miura con los Scarlatti y el adolescente Mozart. Para luego desplegar lo que será una nueva cita de enjundia en forma del XXI Ciclo de Músicas Históricas de León, con sede en el Auditorio, y que comenzará el 1 de febrero con una potente propuesta, original e inusual: Enrike Solinís y el Euskal Barrok Ensemble. Así se irán sucediendo los conciertos, el 7 de febrero con Armonía Concertada; el 12 de marzo, Eduardo López Banzo, clave y dirección; el 23 de marzo con Forma Antiqua y Aarón Zapico; el Coro de la Comunidad de Madrid ya el 23 de mayo, y con el colofón a cargo de la Orquesta Barroca de la Universidad de Salamanca y el violinista Shunske Sato, para el 19 de junio.
De esta forma, el Ciclo de Músicas Históricas de León despega con una propuesta «por completo desacostumbrada arropada bajo el título Concerto per liuto , una sesión dedicada a conciertos para laúd. Enrike Solinís y el Euskal Barrok Ensemble nos recuerdan que el triunfo en apariencia aplastante de la literatura para violín solista no fue sin que la riqueza instrumental de la época dejara de producir un repertorio tan gigantesco como variopinto. Italia, en tanto que fuente primigenia del concierto, estará representada por Vivaldi y Marcello; luego, el programa da un giro imprevisto con la música incidental de John Eccles para The mad lover. De los dos colosos del Barroco, Bach y Haendel, se tocarán versiones con el laúd de solista de un concierto para clave y uno para órgano», tal y como explica Enrique Martínez Miura.
El ciclo está organizado por el Centro Nacional de Difusión Musical y cuenta con la coproducción del Ayuntamiento de León y el propio Auditorio leonés.
A modo de apunte, se puede destacar del concierto ya en marzo la obra en cartel de Forma Antiqva, con dirección de Aarón Zapico y protagonismo vocal de Jone Martínez, Carlos Mena y Alberto Palacios. Se trata de la ópera La Silvia, una de las primeras creaciones escénicas de Domenico Scarlatti. Con texto de Carlo Sigismondo Capece, este drama pastoral se estrenó en Roma en enero de 1710. Scarlatti se trasladaría a la Península Ibérica, primero a Lisboa y, luego, Madrid, donde volcó en la música instrumental —a la que legaría su monumental colección de sonatas para tecla— y abandonó, en consecuencia, la ópera, una senda en la que no seguiría a su padre, Alessandro, considerado como el auténtico fundador de la ópera napolitana. Por lo tanto, aquí aparece la reivindicación de la importancia de la recuperación de La Silvia .