Lacianart propone el gran homenaje a Eduardo Arroyo

Este sábado, Eduardo Arroyo, su portentoso ejercicio del arte, su mirada y su memoria vuelven a la primera línea cultural de León de la mano de Lacianart, una de las joyas de la corona del noroeste gracias al grupo que tutelan Silvia Gándara, María del Roxo y Anay Marín, que desde Laciana, con vistas a Villablino, Asturias con hilo directo ovetense, y León como telón de fondo. Será a las 19.00 horas (27 de enero) cuando tendrá lugar la inauguración de la muestra Arroyo & LacianArt en las salas de la Fundación Sierra-Pambley de León.

Y es una de esas sinergias, definidas tantas veces vacuamente, pero en este caso con todo el valor de la conexión de talentos, eso sí desde el punto de vista imparable del genio Arroyo.

En este caso, cinco obras de Eduardo Arroyo encabezan el elenco de otros catorce artistas del colectivo Lacianart, en una muestra que viene a ser un compendio de la celebrada el pasado verano en Villablino bajo el título Como ser Eduardo Arroyo , donde se mostró al público el lado más humano y emocional del artista y su vinculación con Robles de Laciana, el paraíso de su infancia. Las moscas, omnipresentes en la casa de la abuela; el unicornio, ese mítico animal que recorre los paisajes circundantes portando fortuna; la montaña y la mina de Arroyo, acompañan a uno de los primeros dibujos de la simbólica mosca y al prototipo original de la misma, realizado por Jonás Pérez, escultor local ya fallecido, que también esculpió las Vanitas que se muestran en esta exposición, piezas primitivas y poéticas, que tanto entusiasmaban a Arroyo. Las creaciones de Lolo Zapico (vaca-toro-caballo) en piedra y con un solitario cuerno u oreja, nos recuerdan por su parte a aquel esquivo unicornio de Arroyo. Piedra y madera son los materiales elegidos por Daniel Pérez y Daniel Rodríguez para sus esculturas. Las primeras estilizadas, conceptuales, divertidas; las segundas de carácter ancestral, étnico, ritual. Carmen Gómez Ordás prefiere la arcilla para representar en sus obras la búsqueda de la identidad en el ser humano. Un desafío, una fragilidad que se contagia a sus pinturas de la serie Caídas . Carmen Madreñarroja propone buscar soluciones a la desfachatez del cuco construyéndole nidos a su medida con material vegetal. Anay Marín, por su parte, realiza con Heritage un homenaje a la tradición lanar del territorio, con diversos guiños en su composición a la obra de Eduardo Arroyo.

En la línea textil trabaja también Elu Fraile, que nos presenta dos tapices como resultado del proceso completo de tratamiento de la lana que ella realiza en su totalidad.

Los guiños a la obra de Eduardo Arroyo continúan con Smoking , un montaje realizado por el fotógrafo Sergio Abello, quien ha sumado a la muestra alguna de sus sorprendentes y misteriosas escaleras de caracol.

Cuatro son los retratos que María del Roxo nos presenta en esta ocasión, en alusión a la controvertida y emblemática obra de Arroyo, Los Cuatro Dictadores . A estos suma otros tantos retratos inspirados en las estaciones y la naturaleza de Laciana. Hay una innegable vinculación con el territorio en las acuarelas y collages de Silvia Aller, la pintora-poeta que traspasa su sensibilidad a las obras que realiza. Del mismo modo, cómo no, los paisajes del Noroeste leonés están presentes en los acrílicos de Manolo Sierra. Un paisaje que, a su manera soñadora y delicada, reinterpreta Silvia Gándara con dos pinturas abstractas de su serie Desde la montaña . El terreno circundante es fuente de inspiración para los minuciosos cuadros de Lolo Zapico, cuya repetición de coloridos elementos hace equilibrios entre abstracción y figuración. Construir y deconstruir, interpretar la realidad como una idea común en todos.