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Teatro directo al corazón

Marcos Castro, actor leonés, se sube al escenario del Auditorio con ‘De soledades y alegrías, el tiempo descolorido’, un estreno absoluto impulsado por Fundación Proconsi e Yvium

El leonés Marcos Castro de la Puente estrena hoy en el Auditorio su obra ‘De soledades y alegrías, el tiempo descolorido’. MARÍA FUENTES

León

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Lugar: Auditorio de León

Hora: 20.30 horas

Hay en De soledades y alegrías, el tiempo descolorido la experiencia, lo experimental y lo empático de ida y vuelta entre el actor y el público. Y lo sensible de un actor. La obra, con el dramaturgo y actor leonés Marcos Castro de la Puente, como cabeza visible, y dirigida por Asu Rivero, termina siendo un asunto de todos aunque parta de la sensación personal. Una mirada hacia atrás, hacia los abuelos, a esos paraísos perdidos de la infancia, es suficiente detonante como para que Castro de la Puente componga un hecho teatral como el que es esta obra. Porque, aunque las tecnologías estén de su parte, aquí hay teatro del puro, del que es un salto sin red cuando se invoca la magia que surge entre el actor y el espectador. En definitiva, Marcos Castro de la Puente ante una historia que importa y contada de forma importante.

Así, De soledades y alegrías, el tiempo descolorido es una obra que pone en valor la memoria, un homenaje a los abuelos, y que ha contado con la producción de la Fundación Proconsi y el Espacio Yvium y la colaboración del Ayuntamiento de León, León, Cuna del Parlamentarismo . Hoy se verá en el Auditorio en una función que dará comienzo a las 20.30 horas.

Marcos Castro, músico de formación, actor, estudiante de Ingeniería Informática, se presenta en la cafetería del Auditorio con un tono pausado que emana confianza. «Nervios, tengo, Y creo que hay que tenerlos», advierte afortunadamente, porque sino la experiencia de que se abra el telón para él no merecería la pena. Explica entonces que De soledades y alegrías «es una autoficción, porque cuento algo que surge de dentro de mi pero que luego cala en el público. Creo que conecta», advierte. Y sí, porque surge de un momento en el que la tristeza se apodera de él ante la pérdida de sus abuelos. Pero ese dolor individual, personal, se traduce en algo compartido y que el espectador vivirá como teatro directo al corazón.

«Planteo la obra como una sucesión de diferentes soledades. Unir cada soledad», dice. Y también se intuye que esa soledad es de uno y es de muchos.

Respecto al personaje que interpreta asegura Marcos Castro de la Puente que prefiere llegar a él como un viaje: «Desde lo natural, lo orgánico», matiza. Y entonces el juego está servido así, desde lo actoral que no parte de la incorporación de características sino desde lo directo. A todo esto, lo difícil, sin duda.

La soledad infantil, la iracunda, la emocional... Desfilan todas en De soledades y alegrías, el tiempo descolorido en un recorrido que apela también a la vida como un regalo que hay que disfrutar y que a veces se observa solo como tal cuando el tiempo ya ha pasado.

En estas está este joven actor leonés que transmite calma con sus frases y su mirada ante el Sol que irrumpe en la mañana de ayer en León. Y recuerda entre tanto que «de pequeño iba a todas las clases extraescolares que tenían algo que ver con la interpretación. Luego, lo dejé. Y más adelante me sentí sin un camino y rebuscando encontré que aquello, actuar, era lo que me llenaba», rememora. Es ahora por tanto el momento perfecto. Margarita Morais, lain Basadre, Roberto Moronn, Pablo Vega y Ramón Villa colaboran en el proyecto.

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