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Al rescate del monasterio que fundó la condesa María Núñez

Patrimonio demanda una restauración completa de los restos del cenobio de Otero de las Dueñas y una cartografía pormenorizada de todos los elementos antiguos

Imagen de archivo de los restos del monasterio de Santa María, en Otero de las Dueñas. SECUNDINO PÉREZ

León

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La desamortización, el abandono y la rapiña liquidaron el monasterio de Santa María, en Otero de las Dueñas. Un cenobio del císter, fundado en el año 1240 por María Núñez de Guzmán, emparentada con el rey leonés Fernando II.

La Comisión Territorial de Patrimonio aprobaba ayer la rehabilitación de un inmueble en este monasterio, perteneciente al Ayuntamiento de Carrocera. Permite la restauración, aunque establece una serie de prescripciones. Entre ellas, la recuperación completa de los restos del monasterio, previo estudio realizado por un técnico que establezca los criterios de actuación. Además, el informe debe aportar una cartografía que represente de manera pormenorizada los elementos antiguos, en particular los pictóricos, así como una propuesta de conservación y un inventario de los elementos.

María Núñez de Guzmán, monja del monasterio de Carrizo, condesa de Villalba de la Loma y fundadora del cenobio de Otero de las Dueñas, le otorgó una gran dote, con extensas propiedades que llegaban hasta Asturias. De hecho, llegó a poseer el archivo nobiliario asturleonés más antiguo e importante de España, que hoy se encuentra muy disperso —en el Archivo Histórico Diocesano (más de un millar de documentos), en el Archivo de la Catedral de León, en el Archivo Histórico Nacional, el fondo Bravo, el fondo Raimundo Rodríguez, la Universidad Central de Madrid y la colección Torbado— con algunos manuscritos desaparecidos en extrañas circunstancias. Entre los tesoros de esta colección diplomática —que incluye códices del siglo IX— está el Libro becerro del monasterio.

642 años de historia

Que el cenobio dependiera del de Gradefes, en lugar del de Carrizo, provocó a lo largo de su historia innumerables incidentes y litigios, como el llamado ‘pleito grande’, que duró tres siglos, hasta que el Papa Pío VI, en 1796, decidió que quedase únicamente bajo la jurisdicción del obispo de León. Durante la revolución de 1868 las monjas fueron expulsadas y sus bienes incautados. En 1882 las dos únicas monjas que resistían en el monasterio fueron trasladadas al de Gradefes. Así concluía la historia de un monasterio que duró 642 años. A partir de entonces comenzó el declive de un monumento que nunca tuvo tal consideración. No solo se disgregó el archivo, sino los bienes artísticos que atesoraba.

Se trata de uno de los monasterios leoneses que menos huella física ha dejado. El retablo de la iglesia del monasterio se trasladó al Palacio Episcopal de León. Un retablo barroco está actualmente en la iglesia de Cuadros. Al Palacio Episcopal de Astorga fue a parar un relieve de alabastro policromado de Santiago Peregrino.

El inmueble superviviente del monasterio se puso a la venta en 2011 por 490.000 euros, en una finca de más de 11.000 metros cuadrados, rodeada por un grueso muro que cerraba la huerta monástica. En el centro de la finca hay una fuente lavadero cuyo origen se remonta al siglo XVIII. Un año después, el Ayuntamiento de Carrocera denunciaba que una empresa constructora que erigió una urbanización en terrenos del monasterio, había extraído piezas de piedra labrada que conformaban las jambas de hueco de la puerta de acceso principal del edificio y realizó obras en el interior del inmueble que afectaban directamente a elementos estructurales, como la desaparición de pilares y su sustitución por puntales metálicos.

Imagen de archivo de los restos del monasterio de Santa María, en Otero de las Dueñas. SECUNDINO PÉREZ