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La vida de película de la leonesa Margarita Alexandre

La Filmoteca Nacional dedicará una exposición a esta polifacética actriz, directora y productora y su hijo y su nieta presentarán la autobiografía ‘La otra cara de la Luna’

Margarita Alexandre en la película ‘Barco sin rumbo’. DEL LIBRO ‘LEÓN, ENTRE RECUERDOS Y AÑORANZAS’, DE GREGORIO CASTAÑÓN

León

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El festival Ellas Crean, organizado por el Ministerio de Cultura, rendirá homenaje en esta edición a la leonesa Margarita Alexandre, pionera del cine. La Filmoteca Nacional albergará la exposición Errantes y perseverantes. El siglo de Margarita Alexandre, Lola Flores y Ana Mariscal , que podrá verse hasta el 31 de este mes, así como la presentación de la autobiografía de Margarita Alexandre La otra cara de la Luna, con la participación de su hijo, Alfredo Melgar, su nieta Dácil Melgar y Lola Gavarrón. Margarita Alexandre, que falleció la víspera de Nochebuena de 2015, sigue siendo la gran olvidada de León. Fue una de las primeras mujeres que estudió en los años 40 en la recién creada Escuela Oficial de Cinematografía y una de las pioneras en ponerse detrás de una cámara. Llegó a firmar nueve películas como actriz, tres como directora y productora y otras diez como productora. Mientras las mujeres de su época eran amas de casa, a ella, una mujer alta, rubia y de ojos azules —que tampoco en el físico encajaba con los cánones de la época— se le ocurrió hacer películas. Su cinta La gata (1955), protagonizada por Aurora Bautista y Jorge Mistral, estrenó en España el Cinemascope y el Eastmancolor. La película narra el idilio de un torero (Mistral) y una niña bien (Bautista). Margarita Alexandre había nacido el 3 de julio de 1923 ‘por casualidad’ en León, donde se conocieron sus padres, una puertorriqueña y un ingeniero francés que trabajaba en la Compañía Minero Anglo-Hispana. Al vender los ingleses las minas en 1931, la familia dejó la casa de Ordoño II para instalarse en Madrid, donde Margarita se matriculó en el Liceo Francés.

Inició su carrera cinematográfica cuando fue elegida por el director Eusebio Fernández Ardavín para la película Tierra y cielo (1941). A lo largo de los siguientes años, la joven actriz interpretó papeles en películas como Porque te vi llorar (Juan de Orduña, 1941), Correo de Indias (Edgar Neville, 1942), Sabela de Cambados (Ramón Torrado, 1949) o Ronda española (Ladislao Vajda, 1951). Casada a los 19 años con Juan José Melgar y Rojas, conde de Villamonte, con el que tuvo dos hijos, tras una efímera carrera como actriz, Margarita conoció al hombre de su vida, el crítico Rafael Torrecilla, en el rodaje de Puebla de las mujeres, de Antonio del Amo, y con él fundó Nervión Films.

En abril de 1954 estrenaba su ópera prima como directora, Cristo, un ‘experimento’ basado en filmaciones de cuadros con motivos religiosos, con la voz de Fernando Rey como narrador. A Franco le entusiasmó y declaró la cinta de interés nacional. El dictador invitó al equipo de la película a una recepción en el palacio del Pardo, al que se negó a acudir la directora. Meses después dirigiría La ciudad perdida, adaptación de una novela de la falangista Mercedes Fórmica, que relata la aventura de un terrorista que entra en España clandestinamente y ha de cumplir en Madrid una siniestra misión.

Mujer avanzada en una España de escaseces en todos los sentidos, Margarita Alexandre, que no podía divorciarse de su marido y cada vez con más problemas para rodar en España, se puso el mundo por montera. E Aterrizó en Cuba en los albores de la revolución castrista. En realidad su destino era México, pero una escala de dos semanas en La Habana se acabaría convirtiendo en una larga estancia de once años en la isla.

Uno de los episodios más ‘surrealistas’ de su agitada biografía se produjo en 1975, cuando intentó sacar clandestinamente de España una copia de Canciones para después de una guerra, del director salmantino Basilio Martín Patino, y fue detenida en la frontera por llevar una película prohibida por el franquismo. Uno de sus últimos proyectos cinematográficos fue Operación Ogro, sobre el atentado de Carrero Blanco, dirigida por Gillo Pontecorvo y protagonizada por Gian Maria Volonté, cinta que le costó muchos disgustos.