Gamoneda y Mateo rinden homenaje a Teatro Corsario
Los leoneses Víctor M. Díez y Héctor Escobar coordinan y editan una obra colectiva sobre los 40 años de la compañía
La compañía vallisoletana Teatro Corsario tiene mucha vinculación con León, no solo porque su fundador, el fallecido Fernando Urdiales, fuera leonés. La compañía, que se atrevió a poner en escena Celama, el territorio imaginario de Luis Mateo Díez, es ahora objeto de un homenaje literario. El académico y premio Cervantes leonés es uno de los 40 autores que firman Palabras para Corsario, en la que también figura el poeta y también premio Cervantes Antonio Gamoneda. El libro coincide con las cuatro décadas de trayectoria en los escenarios de la compañía.
El libro, que se presenta mañana en Valladolid, lo promueve la asociación Amigos de Teatro Corsario, y está editada por Eolas&Menoslobos, con el patrocinio de la Concejalía de Acción y Promoción Cultural del Ayuntamiento de León.
Han colaborado con sus textos, además de Gamoneda y Luis Mateo, Gustavo Martín Garzo, Olvido García Valdés, Germán Vega, Ildefonso Rodríguez, Luis Marigómez, Tomás Sánchez Santiago, Manuel Sierra, Miguel Casado, Fernando Herrero, Eduardo Vasco, Rafael Vega ‘Sansón’, Héctor Urzaiz, Helen Lannaghan, Javier Dámaso, Manuel Jesús González, Carlos Gil, Miguel Ángel Pérez Maguil, Eloísa Otero, Ana Gallego, Benjamín Sevilla, Javier Martínez Varillas, Joseph Seelig, Miguel Ángel Varela, Alfredo Vidal, Javier R. de la Varga y Chefa Alonso. En un comunicado, Amigos del Teatro Corsario han detallado este viernes que en la obra colectiva destacan las ilustraciones de Álvaro Pedraz, con una línea de trabajo, cercana al cómic.
El artista gráfico parte de imágenes icónicas de los montajes de Teatro Corsario para luego emplear un cierto «estilo de óleo emborronado» que da como resultado final un orden «caótico» que, a su juicio, «combina especialmente bien con el espíritu de la compañía», según ha señalado.
Las 128 páginas de Palabras para Corsario son un puzle, como se dice en la contraportada, y se plantea como «mucho más que cuarenta piezas ensamblando su memoria, un cadáver exquisito, bastante más que un collage colectivo hecho a ciegas. Cuarenta y pico inteligencias, nada artificiales, saliendo a escena. Ochenta manos pensando en compañía». En la última página de esta nueva publicación sobre la compañía de referencia en Valladolid, la comunidad y a nivel nacional, se recoge que «decir Corsario, en esta tierra, es decir más de cuarenta veces dignidad», sentirse orgullosos, «con palabras y a la cara».»Esta es la historia de unos valientes, ese es nuestro homenaje a ellos y ellas, en forma de libro».
Para el poeta leonés Víctor M. Díez, uno de los coordinadores, con esta obra se busca «mostrar la vertiente creativa de la reciprocidad. Que el arte con arte se paga, en una tierra en que la cultura y el arte no siempre son valorados como deberían».
«La precariedad material de nuestros artistas debería ser nuestra vergüenza» y eso significa, «vindicar y agradecer como artistas, como público, como ciudadanos, nuestro respeto y nuestras ofrendas simbólicas ya que no somos capaces de hacer que nuestras instituciones se tomen en serio su trabajo», ha reflexionado Díez.