Diario de León

«Me gusta que mi vida tenga muchas vidas»

Es Alberto Díaz, actor, productor, una fábrica de entusiasmo. El Día Mundial del Teatro se celebra en León este miércoles en el Auditorio con ‘Volpone’. Protagoniza esta obra coral con la que En Obras ha obtenido premios y reconocimientos

Alberto Díaz, actor leonés que protagoniza el personaje de Volpone en el Día Mundial del Teatro en León, este martes en el exterior del Auditorio. RAMIRO

León

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«Cada vez que subes al escenario reivindicas el teatro». Lo dice Alberto Díaz, uno de los actores de referencia de una escena leonesa que dignifica también cada vez más sumando proyectos contra viento y marea. Aunque hoy se trata de una celebración. El Ayuntamiento de León, a través de la Concejalía de Acción y Promoción Cultural, se une a la conmemoración del Día Mundial del Teatro que se celebra el 27 de marzo con la compañía Teatro En Obras que es quien pone en escena Volpone. Podrá verse este miércoles a las 20.00 horas en el Auditorio con entrada gratuita previa recogida de invitación en el propio teatro.

Será teatro hecho desde León con toda la ambición del mundo: «Es una obra complicada, coral. Ocho actores que interpretan muchos más papeles. Es divertida, ácida, diría que algo a lo Tim Burton. Y eso que es una obra de hace siglos pero que tiene toda la vigencia en una temática que es el ser humano de siempre, de antes y de ahora. La avaricia, la lujuria, la crítica a la justicia...», relata Díaz, que deja así un aperitivo que es el mejor anticipo para el banquete teatral que se espera en el Auditorio.

Y Volpone es Alberto Díaz, un actor y hombre de cultura en León que merece la pena conocer aunque sólo sea porque su actitud ante la vida es vivirla con todas las consecuencias siempre que la ilusión y el ánimo sean las claves con las que moverse en esa gran obra que es la existencia más allá de las ficciones. Por eso asegura que «el teatro es en sí mismo un ser dinamizador», dice. Y él llegó por partida doble, porque hay dos etapas en su vida que determinan que ahora se haya convertido, más que en su modo en vida, en uno de sus alimentos aunque ese sea principalmente de espíritu. «No ha habido un momento en el que haya pensado en ser profesional como única opción. De hecho, creo que por mi forma de ser es bueno que me dedique a otras actividades. Porque siempre tengo ganas de hacer cosas, y buen humor y no puedo estar parado», sugiere como previa a esa vocación de actor que se dio de forma curiosa: «Entre los 5 y los 12 años no tenía sentido del ridículo. En la familia de mi madre, que es manchega, siempre se han querido mucho y en las reuniones y fiestas yo era un show continuo. Cuando me llegó esa adolescencia tonta perdí esa condición. Y hasta los 27 no volví. Fue clave Elsa Gay. Esa primera actriz cubana que vino a León y que era un volcán, rezumaba arte, amaba el teatro, recitaba a Lorca y era impresionante. Ahí, después de la escuela de teatro, me volvió toda la pasión por el teatro. Ella fue mi musa y la que me hizo plantearme el teatro como algo que no iba a dejar jamás y ya veríamos de qué forma», relata.

Lo demuestra con Volpone, con su empresa Made In Slow, en la que a través de la moda recupera la trashumancia, con La Submarina, la compañía teatral que codirige, con proyectos futuros de primer orden y, ante todo, con el compromiso cultural en el que aunque todo sea difícil desistir no existe en su vocabulario. Por eso, Díaz es conciliador pero luchador. Y echa de menos políticas culturales como las que ve en otras partes de España y que casi resume de forma numérica con máxima claridad: «En otros sitios compañías como la nuestra pueden recibir 25.000 euros de ayudas, que te permite contratar, por ejemplo, a un director de prestigio, con el que todo va a salir mejor pero también vas a aprender y habrá una aportación cultural. Y en nuestro caso pues igual tienes que partir de cero», remarca.

Aún así, lo que se verá en el Auditorio es teatro de máxima calidad, porque afirma: «A pesar de todo hay que seguir. Porque el teatro es imaginación. Y cuando no cuentas con nada te tienes que buscar la vida». Lo dice no como una excepción sino como algo que, desgraciadamente, se repite más de una vez.

«Yo soy de contar historias. De vivir la vida al cien por cien. El teatro es algo que me llena de energía», dice. De hecho, cuando acaba la función en días como hoy la adrenalina no se le va tan fácilmente. Alberto Díaz lo da todo sobre las tablas pero se ve que ellas le llenan de energía. «Me gusta que mi vida tenga muchas vidas», afirma.

Ese Díaz, que es el apellido de su madre, es la otra clave: «Soy actor gracias a ella. Estoy seguro de que si mi madre y mis tías hubieran tenido la oportunidad, hubieran sido actrices. Son maravillosas», asegura.

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