Cerrar

El primer explorador de Lancia

León como campo de entrenamiento. Desembarcó en 1863 para ‘dibujar’ la Catedral y acabó dirigiendo las obras de restauración. Ricardo Velázquez Bosco se inició en la arqueología en Lancia, donde llevó a cabo las primeras excavaciones.

Retrato del arquitectoRicardo Velázquez Bosco. DL

León

Creado:

Actualizado:

Llegó a León como dibujante. Corría el año 1863 y la Catedral estaba embarcada en una restauración sin precedentes que fue seguida atentamente en toda Europa. De hecho, al afamado arquitecto británico George Edmund Street, que visitó en esas fechas el templo gótico leonés, le espantó la osadía y la excesiva intervención del plan de restauración de la catedral leonesa.

Burgalés de nacimiento, Ricardo Velázquez Bosco ha pasado a la historia por edificios como el Palacio de Cristal de Madrid, proyectado como estufa de aclimatación de plantas para la Exposición de Filipinas celebrada en 1887. Sin embargo, a este arquitecto los seis años que pasó en León le cambiaron la vida.

En la Catedral trabajó a las órdenes del arquitecto Matías Laviña. A la muerte de éste y tras la efímera dirección de obras de Hernández Callejo, Velázquez Bosco ocupa provisionalmente el cargo hasta la llegada de Juan Bautista Lázaro. Su trabajo en la Catedral le dio acceso a la Comisión Provincial de Monumentos, de la que fue primer secretario en 1866. Estas comisiones provinciales, creadas en 1844, tenían como misión conservar los bienes adquiridos por el Estado tras la desamortización y el patrimonio histórico y artístico en general. En buena medida, sus miembros —«cinco personas inteligentes y celosas por la conservación de nuestras antigüedades»— llevaron a cabo una labor de recolección de piezas, sobre todo arqueológicas, que enviaban, con frecuencia, a la Real Academia de la Historia o a la de Bellas Artes de San Fernando. Así fue como la primera llegó a reunir más de 700 piezas romanas. Velázquez Bosco fue uno de los proveedores de ‘tesoros’, que fueron esquilmados a León, del recién creado Museo Arqueológico de Madrid.

Tal fue su actividad recolectora que logró ser nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que le encomienda la misión de realizar las primeras excavaciones en Lancia. En sus prospecciones en el yacimiento de Villasabariego logró localizar incontables objetos y descubrió un mosaico de 72 metros superficiales, que no fue extraído por completo. Se trata de un suelo de teselas con figuras geométricas en blanco y negro. El Museo Arqueológico Nacional (MAN) conserva cuatro trozos de este mosaico y las academias de la Historia y de San Fernando guardan dibujos a lápiz de la época del hallazgo. El historiador José María Luzón lo incluyó dentro de la tipología ‘roseta de triángulos curvilíneos’, al parecer, muy popular en el siglo II, tanto en Hispania como en Italia, con preferencia por las composiciones bicolores en blanco y negro.

Los hallazgos

El gobernador de León notifica los descubrimientos de Lancia al Ministerio de Fomento el 9 de marzo de 1867, especificando que se había encontrado un mosaico de 72 metros y 82 objetos de mérito arqueológico.

Velázquez Bosco, que llevó a cabo restauraciones en el Panteón Real de San Isidoro y en San Miguel de la Escalada, se había convertido en un ‘agente’ del MAN, al que informa de todos los hallazgos arqueológicos.

En 1868 el museo madrileño designa a Juan de Dios de la Rada y Delgado y Juan de Malibrán «comisionados para practicar excavaciones y recoger y trasladar objetos diseminados por la Península». En León, que en esos momentos estaba creando en San Marcos el Museo Arqueológico Provincial, incautaron decenas de piezas, como el valioso crucifijo de marfil de Fernando I y Sancha, además de las exhumadas de Lancia.

Puede que tuviera razón en no confiar los tesoros al Museo Provincial, porque el estudioso Elías Gago (León, 1851-1913) entregó a la Comisión de Monumentos una espectacular colección de joyas descubiertas en Lancia, desde colgantes a estatuas, monedas, cerámicas ornamentadas, utensilios, herramientas de piedra y metal... y nadie sabe qué fue de aquel legado.

El yacimiento de Vilasabariego fue, sin duda, el mejor campo de entrenamiento para Velázquez Bosco en su faceta de arqueólogo. En Lancia puso al descubierto una de las calles y dos edificios de la ciudad astur-romana.

León no solo le marcó en su faceta profesional, sino también en la sentimental. Y es que el arquitecto de origen burgalés encontró esposa durante su estancia en esta ciudad, Mercedes Tejerina, con la que se casa en 1867, dos años antes de partir definitivamente para Madrid, donde dejará un reguero de edificios singulares, como el emblemático Palacio de Velázquez (Bosco), en el Retiro, la Escuela de Minas o el Ministerio de Fomento. Además, intervino en multitud de monumentos, desde la Catedral de Burgos a la mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada. En el plano arqueológico, llevó a cabo la restauración de las ruinas de Medina Azahara.