Carlos Boyero en estado puro
C arlos Boyero es uno de los críticos de cine más conocidos de España, también el más ácido en sus comentarios y el más provocador, como demuestra en No sé si me explico , un libro en el que cuenta su vida y confirma sus filias y fobias, la principal, Pedro Almodóvar: «Me cansa, Me aburre. Me irrita». Boyero es un personaje que a Carlos no siempre le gusta —«en el fondo, un poco sí»— , un hombre de excesos, un tipo legal, buen amigo de sus amigos, cariñoso cuando no tiene el cable cruzado, que sabe disfrutar de los placeres de la vida y feroz con la idiotez y la impostura. Al menos así es como él mismo se describe en No sé si me explico (Editorial Espasa), en el que ha contado con la colaboración de Borja Hermoso, periodista y amigo. Hermoso asegura que Boyero tiene encanto, pero «también los suficientes niveles de mala hostia, requiebros, duelos y quebrantos como para enviarle al pedo a cada poco».
Una introducción antes de que Boyero (Salamanca, 1953) empiece su relato, lo que hace, por supuesto, con el cine, su «droga favorita» y la que no deja resaca. Recuerda sus treinta años recorriendo festivales de cine y hablando de películas, sin tapujos y con su verdad por delante, guste o no. Porque si hay algo que le ha caracterizado es que no tiene pelos en la lengua, lo que le ha granjeado no pocos enemigos. Asegura que no podría ni saludar a quien dijera que no le gusta El apartamento , de Billy Wilder, su película favorita; que los festivales de cine se han convertido en escaparates «de múltiples excentricidades y gilipolleces con pretensión» o que detesta a los modernos —personificados en ‘los Javis’— una especie «que se caracteriza por su oquedad, su impostura y su capacidad ilimitada de tirarse el rollo». Pero si se explaya con una figura es con la de Almodóvar, cuyas películas ha criticado con una dureza muchas veces excesiva, lo que provocaba una notable expectación por sus textos tras cada estreno del manchego.
«El nombre de Pedro Almodóvar no me sabe a nada. Bueno, sí, a hastío». Así empieza el segundo capítulo de su libro, titulado ¿Qué he hecho yo para merecer esto? y en el que habla de un realizador que, en su opinión, «tiene mucho más de fenómeno sociocultural que de cine». Dice Boyero que tiene tan poca memoria para el cine «de este hombre», que se le olvidan hasta los títulos de sus películas; que sus trabajos están llenos de secuencias grotescas y que es especialista en escenas bobas. Aunque reconoce que le gustan ¡Átame!, Qué he hecho yo para merecer esto , Mujeres al borde de un ataque de nervios y Volver .
Es más benevolente con las series de televisión y cita como ‘películas perfectas’ a The Wire o Los Soprano , a la que incluso compara con El padrino . Critica «el grado de cretinización» al que ha llegado la programación televisiva y lamenta la frivolidad.