¿Qué pintan los Suero de Quiñones en Nueva York?
La izquierda abertzale y el nacionalismo vasco quieren que el ‘Guernica’ resida en Euskadi. En Elche piden que ‘su’ dama esté en la ciudad al menos de manera temporal. Si el patrimonio leonés es abundante, también cuenta con parte expoliada
La Dama de Elche, la momia de Herques, el Guernica, los toros de Costitx... O en La Hispanic Society de Nueva York, donde se exhiben los sepulcros de Suero de Quiñones y su esposa. Qué pintarán ahí. El caso es que ocurre. Es el expolio del patrimonio, casi como una costumbre de siglos bien por motivos de corruptelas, ideológicos o a consecuencia de episodios bélicos. En otro casos, sucesos históricos que han hecho que piezas artísticas cambien de destino. Lo peor puede ser que otras estén en paradero desconocido. Pero aún así, que algunas no estén donde deberían estar parece ser todo un toma y daca, donde el que reclama puede que tenga algo que no le corresponde. La llegada de Ernest Urtasun al Ministerio de Cultura ya hacía intuir en que el tema iba a volver a estar en boga. Queda por saber qué utilización o apropiación ideológica se añada al asunto general que debería de ser el bien común. Por ejemplo, el nacionalismo y el abertzalismo vasco quieren el Guernica .
Las comunidades autónomas e instituciones mantienen desde hace años reclamaciones de decenas de piezas de patrimonio arqueológico y artístico depositadas en museos estatales para que vuelvan a sus emplazamientos originales.
La intención anunciada por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de elaborar un registro de obras incautadas por el franquismo y de revisar las colecciones de los museos estatales para «superar un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas» ha vuelto a poner de actualidad esas peticiones aunque no se refieran estrictamente a piezas expoliadas ni procedentes de colonias.
Las reclamaciones, inspiradas en razones simbólicas o políticas y en muchos casos en el reclamo turístico que pueden suponer para determinados territorios, chocan con el criterio de evitar riesgos para la conservación y el valor añadido que supone su exhibición contextualizada junto a otras piezas en los museos estatales.
Muchas de estas peticiones, algunas dirigidas a museos extranjeros, han sido reiteradas durante años pero, en el mejor de los casos, solo se han conseguido cesiones temporales.
El valor simbólico
En el País Vasco el caso más destacado es el Guernica que Picasso pintó para el gobierno de la II República y que el PNV y la izquierda abertazle llevan toda la democracia reclamando de forma periódica en el Parlamento vasco y en el Congreso.
Símbolo del horror de la Guerra Civil española y, por extensión de todas las guerras, estuvo ‘exiliado’ en Nueva York hasta 1981 cuando regresó a España. Desde 1992 se exhibe en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid.
Razones técnicas son las esgrimidas por el Gobierno para rechazar el traslado del enorme cuadro a la localidad que le da nombre y que sufrió el bombardeo de la aviación alemana en 1937 o incluso al Guggenheim Bilbao, como se ha reclamado en otras ocasiones.
¿Lo último? El diputado del PNV Joseba Andoni pidió el pasado enero en el Congreso al ministro de Cultura que no se escude en razones técnicas y decida el traslado del cuadro al País Vasco; el ministro Urtasun respondió: «Sé que es una reivindicación histórica». No dijo más.
La Dama de Elche, hallada en 1897 en La Alcudia (Elche), es una de las piezas más conocidas del Museo Arqueológico Nacional (MAN) en Madrid y, junto a la Dama de Baza y la Dama del Cerro de los Santos, son las estrellas de la colección de arte íbero del museo.
Tras ser desenterrada, la escultura viajó a París y se mantuvo en el Museo del Louvre hasta 1941 cuando regresó a España; estuvo treinta años en el Museo del Prado antes de instalarse en su ubicación actual en el MAN.
Elche lleva años reclamando la vuelta de su dama, al menos para una nueva estancia temporal, después de las vacaciones que pasó en la ciudad alicantina durante quince días de 1965 y seis meses en 2006 para sendas exposiciones de arte íbero.
Un reciente estudio de la Universidad Miguel Hernández calcula que, de replicarse las cifras de visitantes de 2006, una nueva cesión de la dama tendría un impacto económico para la ciudad de más de 46 millones de euros.
Coetánea con la de los íberos en la península, la cultura talayótica en las Islas Baleares tiene entre sus máximos exponentes los Toros de Costitx, tres cabezas de bronce halladas en 1895 y que se exponen en el Museo Arqueológico Nacional. Las autoridades baleares han solicitado una y otra vez que las piezas vuelvan a Mallorca y algunos han querido ver en las palabras de Urtasun una posibilidad de conseguirlo, al menos temporalmente. Otra antigua reclamación es la de Ciudad Rodrigo (Salamanca) para recuperar el grupo escultórico el Calvario de Juan de Juni, comprado en 1997 por el Ministerio de Cultura y trasladado al Museo Nacional de Escultura en Valladolid para su restauración. Nunca volvió. Muy reciente es la iniciativa de la Junta de Castilla y León de solicitar préstamos al Museo del Prado y varios museos de Estados Unidos para una exposición que reúna las pinturas expoliadas a comienzos del siglo pasado de la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga, en Soria. Y a todo esto hay que sumar el patrimonio que hay fuera de España.