El ajedrez es la vida
El ajedrez está de moda. Tras Gambito de dama y el auge de chess.com o lichess.org, encontramos las 64 casillas por doquier y el cine no podía ser una excepción. Llega a la cartelera Menudas piezas, que se basa en una historia real y está llena de buenas intenciones, aunque sus resultados sean más bien discretos.
Candela pierde a su marido, su dinero y su elevado ritmo de vida y se ve obligada a volver al barrio pobre del que salió, para dar clase a un grupo conflictivo y recuperar su vida con su padre y hermana. El ajedrez será la tabla de salvación para alumnos que viven entre alcohol, drogas o delincuencia. Con su televisivo sentido del humor, el director Nacho G. Velilla trata de levantar una trama llena de tópicos y una protagonista excesiva e histriónica (Alexandra Jiménez). La película se salva gracias a los carismáticos jóvenes y sus relaciones, ya que son ellos quienes transmiten algo de realidad y suscitan empatía. Su carisma y su naturalidad nos permiten perdonar los excesos disparatados (el comienzo y sus ¿consecuencias?), las tramas sin cerrar (la droga en comisaría, el atraco…) o la suspensión de la credibilidad.
Que conste que la película no ‘ofende’ y se puede ver fácilmente, si uno no se pone exigente y está de buen humor, con el aderezo, además, de Amaral, Serrat y canciones varias. El lema de todos somos iguales delante de un tablero es el que prevalece y es la mejor lección de una película tan ingenua como inofensiva. Docentes como Miriam Monreal o periodistas como Leontxo García (¡búsquenlos!) están divulgando el ajedrez educativo desde hace años y una de sus ponencias o libros vale más que toda esta película. En cualquier caso, tal vez Menudas piezas pueda ser el medio para que alguno descubra las virtudes del juego ciencia y aprendan sobre autocontrol, reflexión, gestión de la frustración o deportividad. Y eso es solo el principio. 1. e4… su turno.