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San Isidoro ya luce como una joya universal

La puesta de largo. Coincidiendo con la festividad de san Isidoro, el museo reabrió sus puertas al público tras cinco años de reforma. Las autoridades se hicieron la ‘foto oficial’ y el abad espera que este museo ya del siglo XXI, con tesoros que se exhiben por primera vez y espacios inéditos, «atraiga a muchos visitantes», para que «León siga creciendo».

Foto de familia de las autoridades que asistieron a la inauguración oficial del reformado Museo de San Isidoro. FERNANDO OTERO

León

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El consejero de Cultura, Gonzalo Santonja, de Vox, recurrió a Manuel Azaña para resumir la relevancia de San Isidoro. Especialmente, tras la remodelación del museo, que abría ayer sus puertas al público para mostrar gran parte de sus 500 tesoros, una de las mejores colecciones medievales del mundo, si no la mejor.

Coincidiendo con la festividad de san Isidoro, patrono de la Corona Leonesa, de la Universidad de León y, desde 2001, también de internet, la mañana estaba reservada para la ‘foto oficial’, con una gran representación de autoridades; y la tarde, para recibir a los primeros visitantes de un museo que ha salido de la Edad Media y ha entrado en el siglo XXI tras cinco años de obras y tres millones de euros de inversión —cofinanciados por la Fundación Montemadrid (dos millones) y el Cabildo (un millón)—.

Santonja ensalzó la grandeza artística e histórica del conjunto monumental de San Isidoro. Rememoró la anécdota del presidente de la II República, quien dijo en cierta ocasión que el Museo del Prado era más importante para España que la monarquía y la república juntas. «Esa frase se puede aplicar perfectamente a San Isidoro», afirmó el consejero. «Hoy es un día de alegría universal y compartida, no solo para los leoneses, sino para el conjunto de los españoles y para todos los seres humanos que son amantes y respetuosos con la cultura y el patrimonio».

Fue una jornada de aplausos —los pidió el obispo, Luis Ángel de las Heras, al concluir la visita de las autoridades, como agradecimiento— y no hubo promesas de inversiones en lo que aún resta por restaurar, como las cresterías del monumento o la reapertura de la capilla de La Magalena y la de los Omaña.

Amaya de Miguel, directora general de la Fundación Montemadrid, mecenas de la restauración, explicó: «Nuestra intención era poner en valor esta gran institución y poner el valor del románico europeo para el conocimiento de todos los ciudadanos y también para que dinamice esta ciudad».

El abad de la Colegiata, Luis García Gutiérrez, aseguró que la remodelación llevada a cabo por el arquitecto madrileño Juan Pablo Rodríguez Frade dota al recinto de «un museo del siglo XXI que queremos que siga creciendo, atrayendo a muchos visitantes y también, de esta manera, que León siga creciendo y estando en el mapa de España y del mundo entero».

La reforma del museo ha triplicado el espacio hasta los 3.200 metros cuadrados y ha permitido abrir espacios antes vedados al público, como las primitivas estancias monacales, el adarve de la muralla y varias capillas del claustro. Asimismo, lucir gran parte del tesoro que iniciaron los reyes leoneses Fernando I y Sancha siguiendo un plan preconcebido. La sala de las telas, donde se exhiben el Pendón de Baeza —del año 1147 y considerada la bandera más antigua de España— y el ajuar funerario de la infanta doña María, de la misma época, es una de las más espectaculares. También la cilla, nueva ubicación del gallo original de la torre (del siglo VII) y de la campana más antigua del país, la Laurentina; o la Cámara de Doña Sancha, con las pinturas renacentistas arrancadas de las paredes en los años 60 y recolocadas en 2018, donde se han instalado dos piezas extraordinarias de orfebrería de Juan y Enrique de Arfe.

Un relicario y una promesa

A Santonja le llamó la atención que en la sala donde se muestran la arqueta de San Isidoro, la de los marfiles o el estuche de reno, único testimonio vikingo del siglo X en España, una de las cajitas esté abierta y se vea la reliquia que contiene, el hueso de un santo.

La sala del cáliz de doña Urraca, situada bajo la torre del gallo,         —accesible, como todo el museo ahora—, ha cambiado la vitrina y la iluminación. En el exterior, una pantalla táctil permite ver hasta la muesca que, según algunos historiadores, le hizo Saladino. Fue diseñada por la compañía HP, cuyo director general, el leonés Miguel Ángel Turrado, fue el único que ayer anunció «muchas más» colaboraciones con San Isidoro, para que sea, además, un museo virtual.

Imagen de una arqueta abierta que contiene la reliquia de un santo. FERNANDO OTERO

La antigua cilla, que acoge ahora piezas tan emblemáticas como el gallo-veleta original de la torre. FERNANDO OTERO