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RAQUEL JAÉN

DIRECTORA DEL MUSEO DE SAN ISIDORO

«Esperamos duplicar las visitas a San Isidoro»

La directora del Museo de San Isidoro, la leonesa Raquel Jaén, en el claustro de la Colegiata. FERNANDO OTERO

León

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La leonesa Raquel Jaén asumió la dirección del Museo de San Isidoro hace más de una década. Con la ampliación y reforma del museo espera duplicar las cifras de visitantes y ya planifica una ambiciosa agenda cultural que incluirá música, visitas teatralizadas y exposiciones temporales.

—Estudió Derecho, ¿cómo acabó en San Isidoro?

—Soy licenciada en Derecho, pero también soy doctora en Historia del Arte, así como diplomada en Turismo. También he complementado mi formación con un máster en Gestión Cultural, otro en Museología y Museos y otro en Oriente Antiguo y Biblia, además de ser guía oficial de Castilla y León con varios idiomas. El arte, la protección del patrimonio y la gestión cultural son mi pasión. Como leonesa, siempre he sentido San Isidoro como mi casa, así que es un honor dirigir el museo.

—¿Tiene grandes planes culturales para el museo?

—Por supuesto, hasta ahora no habíamos podido desarrollar acciones culturales debido a la limitación del espacio, pero he elaborado una agenda muy interesante para desarrollar a partir de este momento, en la que se mezclan el patrimonio artístico y la historia con la espiritualidad y otras artes como la música. También tenemos previsto retomar nuestros talleres didácticos para niños y adultos, las visitas teatralizadas, los ciclos de conferencias y el resto de las actividades formativas.

—¿Esperan duplicar o triplicar el número de visitantes con la reforma del museo?

—Según nuestros estudios, duplicaremos el número de visitas para este año, aunque viendo la buena acogida que están teniendo las mejoras, quizá, superemos esas cifras; el museo lo merece.

—¿Cómo definiría el nuevo museo?

—El nuevo museo ha conseguido mantener su esencia románica y sus discursos como sede del Reino de León, como monasterio medieval y lugar de peregrinación, lo cual siempre ha sido mi preocupación. Pero gracias a la importante mejora llevada a cabo con la Fundación Montemadrid y la propiedad, el Cabildo de San Isidoro, además de la pericia del arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade, se ha convertido en un museo plenamente del siglo XXI, acorde con las sensibilidades de nuestra sociedad.

—¿Cuál es su sala favorita?

—Mi espacio favorito siempre será el Panteón Real, pero la Cámara de doña Sancha, gracias a la intervención realizada por la Junta de Castilla y León, ha ganado muchos enteros.

—¿Y la pieza de la colección?

—El cáliz de doña Urraca, sin duda, es la pieza mas especial de la colección. Por muchos motivos: en primer término, por su gran importancia espiritual, pero también por su gran valor artístico dentro de la orfebrería medieval, y por su historia dentro del mundo femenino de la Edad Media, de nuestras infantas de León, que desde aquí tratamos de poner en valor.

—Quedan obras pendientes en San Isidoro, como el arreglo de las cresterías y la apertura de las capillas de La Magdalena y la de los Omaña, ¿hay fechas para abrirlas?

—Este momento supone un punto de inflexión para san Isidoro, aunque a partir de ahora seguiremos mejorando. Por supuesto que el arreglo de las cresterías es una prioridad y también trabajaremos en el resto de las capillas de claustro que están pendientes de intervención.

—¿A quién se le ocurrió poner una vitrina reivindicativa con imágenes de las obras expoliadas a San Isidoro?

—Para el discurso museográfico hemos tenido la inmensa fortuna de contar con el profesor Isidro Bango Torviso, uno de los estudiosos mas relevantes del arte románico de nuestro país. Esta vitrina ha sido una pequeña reivindicación que desde el museo hemos querido hacer a todas esas piezas maravillosas que un día salieron de San Isidoro y se encuentran dispersas por museos de todo el mundo. Queremos que nuestros visitantes lo conozcan y que la sociedad leonesa sepa que no las olvidamos.

—¿Hay algún plan para reclamar esas obras?

—Eike Schmidt, director de la Galería Uffizi en Florencia rompió una lanza en favor de estas devoluciones. Personalmente, considero que al igual que las teorías de la restauración han ido evolucionando, las incautaciones de piezas y los saqueos que se llevaron a cabo a lo largo de la historia pueden ser revertidas. Habrá lugares que ya no existen para recibirlas de vuelta, pero otros, como nuestro museo, cumplen las condiciones de conservación y difusión que permitirían que pudieran ser comprendidas en el contexto para el que fueron creadas. Como licenciada en Derecho, estoy realizando un estudio sobre la normativa internacional a este respecto, en un momento en que el gobierno francés y los tribunales estadounidenses están demostrando una importante sensibilidad en este terreno.

—¿Le pedirán al Museo de León el torso de San Juan, una estatua cuya otra mitad tiene San Isidoro?

—Tenemos muy buen trato con el Museo de León y su director, pero aún no hemos planteado propuestas en este sentido con ningún museo.

—¿Sabe cuántos investigadores están trabajando sobre San Isidoro y en qué temas?

—Hay investigadores tanto españoles como de todo el mundo interesados en San Isidoro, En el último año hemos recibido tanto al equipo del CSIC español como a otros investigadores procedentes de las universidades de Humboldt, Oxford, Columbia, Boston, París o Cambridge. Desde San Isidoro hemos creado nuestro propio equipo multidisciplinar de investigación para afrontar el estudio de la Colegiata como un conjunto y no de forma parcial como ocurre la mayoría de las veces.

—¿Qué plantilla tiene el museo?

—En este momento somos nueve personas. Tengo la suerte de contar con un equipo muy implicado, con ilusión y con un elevado nivel de formación; la mayoría, licenciados en Historia del Arte, con idiomas, que destacan por su gran calidad humana, por lo que hay muy buen ambiente de trabajo.

—¿Cuál es la joya más desconocida del museo?

—Hay muchos tesoros aún guardados, quizá la pintura de una Crucifixión atribuida al taller de Miguel Ángel, de la que existen otras copias en la Galería Borghese de Roma, en la Galería Uffizi de Florencia o en la concatedral de Logroño.

—¿Hay algún plan para ese tercio de la colección que no se exhibe?

—Tenemos previsto un plan de ampliación de la exposición, pero, mientras tanto, iremos mostrando de forma rotativa piezas acompañadas de ponencias y explicaciones de estas, para ponerlas en valor.

—Hay una sala de exposiciones temporales que se inauguró con ‘La biblioteca imposible’, ¿cuál será la próxima?

—Tenemos varios proyectos en el tintero, muy interesantes y de lo más diverso, pero me van a permitir que les deje en suspense. Esperamos que con la nueva andadura del museo les podamos regalar numerosas sorpresas positivas.

Desconocido

«Hay muchos tesoros aún guardados, como una Crucifixión atribuida al taller de Miguel Ángel»