Diario de León

Premio Princesa de Asturias a una revolucionaria iraní

La artista Marjane Satrapi recibe el galardón de Comunicación y Humanidades

La polifacética artista iraní Marjane Satrapi. CHRISTOPHE PETIT TESSON

Publicado por
Magdalena Tsanis
Madrid

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La historietista, cineasta y pintora francoiraní Marjane Satrapi, uno de los nombres más destacados del cómic internacional, ha sido distinguida con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2024 por su defensa de los derechos humanos y la libertad.

Satrapi (Rash, Irán, 1969) es autora de la novela gráfica Persépolis (2000), una obra autobiográfica que arranca a finales del régimen del Sha y da cuenta de las dificultades de vivir bajo un estado teocrático e islamista desde la perspectiva de una adolescente. La obra, de cuatro volúmenes y considerada por muchos una de las mejores novelas gráficas jamás publicadas, llevó a Satrapi a la fama y fue adaptada por ella y Vincent Paronnaud al cine de animación en junio de 2007, un trabajo que fue merecedor del Gran Premio de la Crítica en el Festival de Cannes.

En dicha obra se plasma «ejemplarmente la búsqueda de un mundo más justo e integrador», según el jurado que le ha otorgado el premio, que ha ensalzado su figura como «una voz esencial para la defensa de los derechos humanos y la libertad», y «un símbolo del compromiso cívico liderado por las mujeres». Marcada desde niña por las restricciones de la Revolución Islámica en Irán y el exilio, Marjane Satrapi se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad gracias a Persépolis, un cómic autobiográfico que hizo entender al mundo lo que supuso aquel cambio de régimen desde los ojos de una adolescente.

Satrapi (Rasht, Irán, 1969), distinguida con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2024, tenía diez años entonces y vivió con perplejidad la llegada del Estado teocrático liderado por el ayatolá Jomeini. Su familia, acomodada y progresista, la envió en 1984 a estudiar a Viena y aunque al finalizar regresó a Irán para matricularse en Bellas Artes, pronto decidió marcharse a París, donde reside desde entonces.

«Mi cerebro es francés y mi corazón iraní», resumía a Efe en 2020 la historietista y cineasta, que se define como no nacionalista. «Uno puede sentirse orgulloso de algo que ha hecho, pero no de algo con lo que ha nacido», decía.

No obstante, la autora evocaba con nostalgia reprimida «la enorme montaña de 6.000 metros de altura» que veía cada día de su infancia al despertar en Teherán. «Nacer en un lugar implica una geografía, un olor, una cocina, no es cierto que el sol brille igual en todas partes», señaló.

Vivencias en Irán

En París, fue un amigo dibujante y guionista quien la animó a narrar sus vivencias en Irán y el resultado fueron los cuatro tomos de Persépolis (2000-2003) que la catapultaron a la fama.

En 2003 publicó Bordados, una nueva novela gráfica sobre las mujeres iraníes que fue nominada al premio al mejor álbum en el Festival del Cómic de Angulema. No ganó, pero sí lo hizo en 2006 con su siguiente obra, Pollo con ciruelas, centrada en los últimos días de vida de un pariente suyo durante el reinado del sha de Persia. Cuando le ofrecieron codirigir, junto a Vincent Paroinnaud, la adaptación al cine de Persépolis (2007), Satrapi descubrió un medio de expresión que le llenaba aún más que dibujar, por su capacidad para generar empatía y por el trabajo en equipo. «Soy una persona muy solitaria y si no trabajo con otra gente no vería a nadie, es mi manera de tener una vida social», confesaba.

La película obtuvo el premio del jurado en el Festival de Cannes y estuvo nominada al Oscar a mejor película de animación. Cuatro años después dirigió Pollo con ciruelas, a la que siguieron La bande des jotes (2012), The voices (2014) —esta vez una comedia romántica con guion ajeno— y Madame Curie (2020), un ‘biopic’ sobre una científica a la que siempre admiró. Estaba «obsesionada» con ella, como dejó ver ya en las páginas de Persépolis , porque representaba lo que siempre ha sido su máxima ambición, ser una mujer «libre e independiente». Con el cine, Satrapi también descubrió lo complicado que es sacar a flote una película autoral y con suficiente presupuesto.

Imagen de la novela gráfica 'Persépolis', de  Marjane Satrapi. ARCHIVO

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