Diario de León

La Catedral somete a cirugía textos milenarios del Reino

Trece joyas de papel. La Catedral de León enviará un primer lote de nueve códices y cuatro documentos medievales al Centro de Restauración de Simancas. El Cabildo y la Junta quieren salvar un «archivo y una biblioteca inigualables en términos universales», según el consejero de Cultura.

​Editorial
: Tesoros únicos con garantías de futuro

Santonja sostiene la Nodicia de Kesos, del siglo X, ante la mirada de Mar Sancho, el obispo, el deán y el alcalde. FERNANDO OTERO

León

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Documentos escritos hace más de mil años y códices del siglo VII. Entre ellos, la Donación del Rey Silo, un pergamino alargado, el más antiguo del Reino de León, y la Nodicia de Kesos, del año 959, uno de los primeros testimonios de la lengua romance. Están colocados sobre la gran mesa de la sacristía de la Catedral de León, donde el obispo Luis Ángel de las Heras y el consejero de Cultura, Gonzalo Santonja anuncian su destino. Los manosea Santonja —que reitera su ilusión por tocar estos documentos, en su condición de filólogo—, también el alcalde hojea un códice y algunos periodistas abren libros de par en par. En una esquina contempla la escena el ‘guardián’ del ingente tesoro de papel de la Catedral leonesa, Manuel Pérez Recio, que lleva décadas cuidando un Archivo que supera los 200 códices, quince siglos de historia en más de 50.000 fondos.

El Cabildo y la Junta firmaron ayer un protocolo por cuatro años —prorrogables— para restaurar los documentos medievales de la Catedral de León. Un primer ‘lote’ con nueve códices y cuatro documentos notables será enviado al Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Simancas. Los primeros que ‘salvará’ el centro ubicado en Valladolid son el Tumbo Legionense, el documento del Rey Silo y la Nodicia de Kesos. Para el resto de los documentos se ha establecido un orden de intervención a partir de tres criterios: estado de conservación, valor documental del códice y características de la intervención. El director general de Patrimonio de la Junta, Juan Carlos Prieto Vielba, admitió ayer que no hay plazos, aunque estima que la restauración del Tumbo Legionense superará el año y medio de trabajo. Tampoco se ha establecido un presupuesto cerrado. Todo dependerá de las ‘heridas’ que sufre cada manuscrito. En todo caso, será una intervención difícil, larga y costosa.

Un archivo inigualable

«La Catedral», afirmó el obispo, «tiene el deber de velar por su rico patrimonio artístico y documental». Cuando le llegó el turno a Santonja empezó diciendo: «Tienen ustedes una ciudad excesiva». Se refería al rico patrimonio histórico de la capital leonesa. «La biblioteca y el archivo de la Catedral son inigualables en términos universales». Santonja añadió que «el patrimonio documental es imprescindible» y que algunos de los valiosos documentos que atesora la Pulchra «se están deteriorando. El mundo no se puede permitir no frenar ese deterioro». Al sostener en sus manos la Nodicia de Kesos confesó que era «uno de los momentos más felices» de su mandato.

Misteriosos y raros

La Catedral ha ido atesorando valiosos manuscritos desde el año 860, cuando Ordoño I donó al obispo Frunimio una serie de libros litúrgicos, que éste legó a su vez a la Pulchra. Esta biblioteca, «que preserva bienes de la Humanidad», en palabras de Santonja, posee unos evangelios en árabe, escritos en Córdoba en el siglo X y que no se sabe cómo acabaron en León. Otra rareza bibliográfica —en el lote de los textos que va a restaurar Simancas—, es un manuscrito del año 860, conocido como Palimpsesto Misceláneo, que incluye tres escrituras; la segunda es una Biblia del siglo VI, la más antigua de España.

Entre los manuscritos de la Catedral se halla uno de los libros más enigmáticos del mundo: el Antifonario mozárabe. Es un códice manuscrito que contiene los cantos de las celebraciones de la Liturgia hispánica o mozárabe. Es el único texto completo de la liturgia musical mozárabe, y está considerado una joya universal. El códice fue realizado en el monasterio leonés de San Cipriano del Condado en el año 1069 por el abad Totmundo y está dedicado al abad Ikila, que llegó a ser obispo de León.

Una intervención delicada

Antes de tocar ningún códice, Simancas llevará a cabo estudios preliminares de las obras, mediante análisis físicos y químicos realizados en sus laboratorios. Tras el diagnóstico de cada obra, se aplicarán los tratamientos de conservación y restauración más adecuados. «La línea de actuación irá dirigida a paliar los daños y alteraciones presentes en el soporte de pergamino y sus tintas, así como en la encuadernación. Se seguirá la metodología y los criterios internacionales para la restauración de documentación gráfica e histórica, basados en acciones de mínima intervención, que comprende solo las necesarias para recuperar la estabilidad e integridad física que permita su conservación futura; el respeto absoluto a la obra y a todos sus elementos constitutivos, y la estabilidad y reversibilidad de los materiales aplicados, que ofrezcan garantía de calidad probada y mantengan un equilibrio perdurable», según la Junta.

El ajuar de la infanta María durante la restauración en Simancas. JERÓNIMO CENDOYA

El ajuar de la infanta María ya colocado en el Museo de San Isidoro.  FERNANDO OTERO

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