Diario de León

Panero y los excelentísimos malditos

Un congreso de raros y olvidados. Amigos de la Casa Panero prepara un nuevo congreso, del 22 al 24 de julio, centrado en Lepoldo María, del que se cumplen diez años de su muerte, así como en otros poetas malditos de su generación, como Eduardo Haro Ibars, El Ángel o Félix Francisco Casanova.

Los hermanos Juan Luis, Michi y Leopoldo María Panero, todos fallecidos tempranamente. J.J. GUILLÉN

León

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En su libro Poetas malditos, Verlaine —que incluye en esa lista a Rimbaud o Mallarmé—, explica que el genio de cada uno de ellos había sido también su maldición. Quizá sea la definición que mejor se ajusta a la escritura brillante de Leopoldo María Panero, que en España sigue abanderando el malditismo. Este año se cumple una década del fallecimiento del poeta que pasó sus últimos años en un psiquiátrico de Las Palmas y dos de la sórdida muerte del pequeño de la saga, Michi. El congreso que desde 2016 organiza la Asociación de Amigos de la Casa Panero versará esta edición (del 22 al 24 de julio), precisamente, sobre marginalidad y malditismo en la cultura hispánica contemporánea.

Con el programa aún sin cerrar, el congreso pondrá el foco en los malditos del tardofranquismo y la Transición, enmarcados en movimientos contraculturales tan señeros como la Movida Madrileña, el punk y el movimiento underground. Aparte del inconmensurable autor de Guarida de un animal que no existe, el programa irá al rescate de los raros y olvidados de la Generación del 68, como Eduardo Haro Ibars, hijo de los periodistas Eduardo Haro Tecglen y Pilar Yvars, que falleció prematuramente a los 40 años y se posicionó en el ángulo maldito de la vida, casi siempre al filo del abismo. Precursor del movimiento gay en España, la vida de este poeta de lo menudo está jalonada por las drogas y el rock.

El Ángel caído

También estará presente el lado más salvaje de esta generación del desencanto, Ángel Álvarez Caballero, conocido como ‘El Ángel’, autor de un único libro, Los planos de la demolición, porque apuró la vida de un trago. Vocalista de El Ángel y los Volcánicos, fue un personaje atormentado que eligió, como muchos de su generación, subirse al caballo de la heroína y la autodestrucción.

En la nómina de los malditos hay que mencionar también al canario Félix Francisco Casanova, que pese a fallecer con 19 años tuvo tiempo para dejar una obra intensa, original y extraña. Su poesía permanece ‘congelada’, eternamente joven y fresca. Hay quien sostiene que lo único maldito en su historia fue el escape de gas en su casa, mientras tomaba un baño, y que acabó con su vida en 1976.

A falta de conocer los ponentes, el congreso ha lanzado algunas áreas temáticas, como Malditismo y bohemia en la tradición hispánica, Raros y olvidados de la generación del 68, Literatura desde los márgenes: disidencia política y social, Otredad y literatura contemporánea: perspectivas de género, diversidad sexual y de clase, Contracultura en el tardofranquismo y la Transición, Estudios culturales sobre la Movida Madrileña: cine, música, televisión y El nacimiento del teatro posmoderno desde los años 60: de la New Generation al posteatro. Y, por supuesto, Vida y obra de Leopoldo María, del que se han publicado varios libros póstumos.

Desde el fallecimiento del autor de Teoría del miedo han aparecido varios textos inéditos hasta hacerle casi inabarcable. «Yo soy bisexual y sadomasoquista. Sádico con las mujeres y ‘masoca’ con los hombres, aunque también sádico con algunos tíos, depende de lo guapos que sean», decía Panero, quien odiaba a su padre como persona y le admiraba como escritor.

A diferencia de otros ‘malditos’, Leopoldo María no tuvo que morirse para ser reconocido. «Desde finales de los ochenta empezó a tener una importante reputación en el mundo académico y ha contado con una gran cofradía de lectores. Siempre ha vendido bien sus libros y hay grupos que han hecho canciones de sus poesías», sostiene Túa Blesa, el mayor experto en la obra del autor de Narciso en el acorde último de las flautas.

Los especialistas en la obra de Leopoldo María coinciden en que lo pintoresco y loco se ha impuesto al poeta y que, injustamente, no se ha valorado su legado poético, cuando el escritor leonés es «un gigante de la literatura europea contemporánea». El drama de los Panero, con sus desencantos, sus locuras y su tendencia irrefrenable a autodestruirse, es que su poesía, en ocasiones, ha quedado relegada a un segundo plano. Los protagonistas han sido los miembros de esta amplia saga de escritores —Juan, Leopoldo, Leopoldo María, Juan Luis y Michi Panero, sin olvidar a Felicidad Leblanc—, en lugar de sus obras.

Detrás del apellido Panero siempre hay una buena historia. Y ello a pesar de que todos los miembros de esta saga de poetas están muertos. Tras fallecer Michi se publicaron Los papeles de Ibiza, 35, y tras la de Leopoldo María, La mentira es una flor, entre otros. Sobre la vida y obra de Leopoldo María, el más sobresaliente de la saga, han aparecido en los últimos años libros como Leopoldo María Panero, poeta póstumo, de Túa Blesa, o Leopoldo María Panero. Locura familiar, del psiquiatra Enrique González Duro; y sobre la familia, La edad de los desencantos, de Aaron Shulman.

El congreso

Se centrará en los poetas ‘malditos’ y en Leopoldo María, del que se cumplen diez años de su muerte
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