Botines refulge tras una ‘limpieza facial’
La fachada principal del edificio de Gaudí se libera de andamios, pero prosigue la restauración en las otras tres
Botines ha cambiado de piel. La restauración de la fachada principal, desde este miércoles libre de andamios, ha dejado a la vista un edificio más brillante y claro. «Estamos muy contentos con el resultado, que es espectacular», afirma José María Viejo, director general de la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos), que gestiona el Museo Casa Botines Gaudí.
Los andamios
Los trabajos de limpieza continuarán en el exterior del monumento y ahora será la fachada norte la que quedará tapada por una ‘armadura de hierros’. La rehabilitación de la piedra concluirá a principios del próximo año, si no hay retrasos. La trasera del inmueble, en la calle Pilotos Regueral, es la que se encuentra en peor estado de conservación. En la fachada principal se han restaurado todas las carpinterías y se han sustituido los vidrios por otros de la máxima calidad y especiales para museos, para que la luz no dañe las obras que atesora Botines.
Ha sido una intervención con sorpresas. Los trabajos han sacado a la luz un fósil extraño que se suma a los misterios de un edificio que aún no ha sido descifrado por completo. El museo publicará en las próximas semanas los hallazgos científicos que ha deparado esta rehabilitación, incluyendo los resultados de los estudios petrológicos.
La estatua de san Jorge venciendo al dragón de la portada ha dejado de ser negra. La escultura data de 1956. Se trata de una réplica realizada por Seoane, autor también de la copia de la Virgen Blanca que luce en la fachada de la Catedral de León. La primitiva estatua, del escultor catalán Matamala Piñol, fue destruida con permiso de la Comisión de Monumentos, después de que en 1951 se desprendiera la mandíbula del dragón y fuera imposible restaurarla.
Las obras comenzaron por la carpintería exterior y finalizarán sacando lustre a la espectacular reja que rodea el inmueble diseñado por el genio catalán en 1892. Las rejas que rodean el foso y las escaleras son obra de Kessler, Laviada y Cía (Gijón): la puerta principal, del catalán Joan Onós; y las verjas de las ventanas del foso, del leonés Bernardo Valero.
La restauración no ha interferido en el funcionamiento del museo, que, de hecho, mantiene con normalidad la cifra de visitantes desde que los andamios taparon prácticamente un inmueble con forma de dragón y uno de los tres que Gaudí construyó fuera de Cataluña.
La estética original
La misión de recuperar la estética que tenía el edificio hace más de 130 años recayó en la empresa Trycsa, encargada de la rehabilitación, según el proyecto diseñado por el arquitecto Félix Compadre. Las obras superan ampliamente el presupuesto inicial, al pasar de 500.000 a 704.000 euros. Tampoco se cumplirá el plazo de ejecución, de ocho meses, que vence este mes.
La caliza exterior del edificio procede, en su mayoría, de unas canteras de La Pola de Gordón, y, según los análisis, no sufre el ‘mal de la piedra’, como la Catedral de León. Fundos mantiene negociaciones con la Junta para que sufrague, en parte, la restauración del legado de Gaudí.