Diario de León

Allende: «Los libros me protegieron como un escudo en mi infancia»

Portada del libro. DL

Publicado por
Pilar Martín
Madrid

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Cuando Isabel Allende era niña tuvo una infancia llena de terrores, así que los libros fueron una suerte de escudo así como los creadores de mundos donde se sentía a salvo. Ahora, a sus 81 años, la chilena se estrena en un «territorio desconocido», el de la literatura infantil, con Perla, la súper perrita. Son las 10 de la mañana en Los Ángeles, pero Allende (Lima, 1942) ya ha ido al gimnasio, ha contestado a varios mails y se ha preparado para atender a Efe vía telemática con motivo de la publicación de su primer libro infantil (Penguin Kids) —ilustrado por Sandy Rodríguez—, que saldrá a la venta el jueves en todos los países de habla hispana. Una historia en la que hace protagonista a su perrita Perla, la «segunda más inteligente» de todos los perros que ha tenido desde que es niña, esa etapa que recuerda llena de «terrores» porque Allende —cuyo padre fue primo hermano del presidente chileno Salvador Allende— vivió moviéndose «de un país a otro, dejando escuelas, dejando amigos, cambiando siempre y siempre». «Era la nueva en el colegio, me escondía en un rincón, en el patio, detrás de un libro para que no se notara lo sola y lo asustada que estaba. Los libros no solo me protegieron como un escudo, sino que me permitieron crear un mundo imaginario donde yo me sentía a salvo», dice la autora de La casa de los espíritus.

Y por eso, la idea de escribir libros «para niños chiquitos» le ha estado rondando durante años, así que una vez decidida a materializarla lo ha hecho con el objetivo claro de presentar «oportunidades» —en vez de mandar un «mensaje—- para que los más pequeños vean que, ante problemas como el acoso infantil, hay otros niños que los sufren y no son los únicos. Porque eso es lo que le sucede a Nico —personaje que toma el nombre de su hijo— quien padece el acoso de un compañero y encuentra en los consejos de la perrita Perla la manera de decírselo a sus padres y enfrentarse a su agresor.

«Hay tantos niños asustados que quisiera decirle que todo va a estar bien, defiéndete, habla, comparte, busca amigos, pero es tan difícil (...) eso tienen que tratarlo los padres, y los maestros tienen que estar observando, si el niño no se atreve a hablar hay que darle la oportunidad para que lo haga», apunta. Así que se ha aliado con Perla, una perrita despeluchada y negra que llegó a su vida después de que falleciera su ex marido, el dueño de este can con el cerebro del «tamaño de una nuez», pero con dos cualidades: la de derretir el corazón de la persona «más dura» y la de gruñir, ya que debido a un problema con las cuerdas vocales Perla no ladra: «Si no la estás viendo crees que es un policía alemán», bromea.

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