El último descubrimiento de Pompeya

Una habitación con paredes pintadas en tonos azules que podría haber sido utilizada como 'sacrarium', es decir, que estaba dedicada a las actividades rituales y a custodiar objetos religiosos. Este es el último descubrimiento que los arqueólogos han hecho en Pompeya, la antigua ciudad romana situada en el sur de Italia cuya vida quedó congelada cuando, en el año 79 después de Cristo, entró en erupción el volcán Vesubio. En las excavaciones realizadas en el área central de esta urbe que llegó a tener unos 20.000 habitantes fue localizada esta estancia, de unos ocho metros cuadrados, cuyas paredes están decoradas con figuras femeninas, alegorías de las cuatro estaciones, de la agricultura y del pastoreo. El fondo azul constituye un rareza en las viviendas embellecidas con frescos de Pompeya, ya que era un color que generalmente se utilizaba solo en lugares donde se había previsto una decoración más compleja, como ocurre en este caso.

Carlos III, arqueólogo Según informó el Parque Arqueológico de Pompeya este lunes, la zona donde fue hallada la habitación ya había sido explorada parcialmente a mediados del siglo XVIII bajo el reinado de Carlos de Borbón, el futuro Carlos III de España, gran impulsor de las excavaciones en su época. Los nuevos trabajos han permitido que salgan a la luz algunos objetos que formaban parte del mobiliario de la estancia, como quince ánforas, varias jarras y lámparas y otros objetos de menaje. También fueron hallados varios montones de material de construcción, preparados para ser utilizados en unas obras de reforma de la vivienda, además de una llamativa curiosidad: una montaña de conchas de ostras. Las valvas de estos moluscos se machacaban para ser luego añadidas como polvo a la argamasa que utilizaban los albañiles.

La habitación descubierta formaba parte de una gran 'domus', una de las lujosas viviendas que utilizaban los patricios romanos.