Alicia G. García ambienta un ‘thriller’ en Perlora
La escritora culmina una nueva investigación de Garrido y Verdalles
La inspectora Olivia Garrido y su compañero Alejo Verdalles, que protagonizaron El secreto de Erna (RBA), la cuarta novela negra de la escritora Alicia G. García, se ven obligados a desentrañar una trama oculta en la aparente tranquilidad de una urbanización en la que «nada es lo que parece», en la próxima obra de la autora, que está ambientada en la Ciudad de Vacaciones de Perlora, en la costa de Asturias.
Alicia G. García (Gijón, 1972), ha entregado hace dos semanas a la editorial el original de su sexta novela, la quinta del género negro y segunda de una saga que tiene como personajes protagonistas los policías Garrido y Verdalles que investigaron el crimen de un conductor y su relación con una niña autist» que se narra en El secreto de Erna.
En una entrevista con la agencia Efe, la escritora ha reconocido haberle «tomado mucho cariño» a la inspectora Garrido y a su compañero Verdalles, por lo que decidió incluirlos en una nueva historia de intriga, en la que se desnudan las relaciones sociales entre los habitantes de una urbanización de lujo frente al mar Cantábrico.
La Ciudad de Vacaciones de Perlora, un conjunto de un centenar de pequeños chalets construidos en el concejo asturiano de Carreño en 1954 para albergar a trabajadores de la siderurgia y la minería durante sus vacaciones de verano, actualmente en estado de abandono, ha sido el lugar escogido por la autora como escenario de una nueva historia criminal.
En la novela, este conglomerado de pequeñas viviendas, algunas de ellas a punto de caer o tomadas por la maleza, a pocos metros de dos playas rodeadas por acantilados, es una urbanización de lujo, donde reside un selecto grupo de vecinos de alto poder económico y donde se ocultan secretos, algunos inconfesables.
La pasada semana la editorial asturiana Orpheus Ediciones Clandestinas sacó a la venta una reedición de Susurros del pasado , la tercera novela negra de Alicia G. García, que fue galardonada con el Premio Princesa Galiana 2021, del Ayuntamiento de Toledo.
Esta obra tuvo una primera edición por la entidad organizadora del premio con una tirada reducida destinada a su distribución como obsequio a bibliotecas municipales, ayuntamientos, entidades educativas y culturales y ahora llega a las librerías.
La escritora, que mantenía los derechos de autor, ha afirmado que siempre quiso que esta novela, sobre una historia familiar que se trastoca con el hallazgo de un cadáver al destruirse una presa, tuviera una mayor distribución, porque tiene un «significado especial» para ella.
La novela de Babia
Alicia G. García ha dicho haberse inspirado en una historia real que le contó su madre, que falleció poco tiempo antes del día en que desde el Ayuntamiento de Toledo le llamaran para informarle que había ganado el premio.
Ambientada en la localidad leonesa de Babia, Susurros del pasado cuenta la relación de dos generaciones de mujeres que son capaces de ocultar distintos aspectos importantes de sus vidas para proteger a sus hijos.
La autora ha recordado que en una de sus visitas a Babia, donde suele veranear, su madre le contó una historia de la familia y le sorprendió que «después de tantos años hubiera algo que no sabía», lo que le despertó «el hilo conductor» para escribirla.
Alicia G. García ha publicado relatos para público infantil y adolescente y de género negro, en el que se «siente cómoda» porque le atrae la intriga y la crítica social que lo diferencia del policial puro.
«La novela negra busca remover conciencias, tiene un contenido social que funciona como un golpecito en la conciencia que tanto necesitamos», ha afirmado.
En junio del año próximo, publicará una nueva novela infantil, para un público de entre 11 y 12 años de edad, una trama de aventuras cargada de ironía que defiende valores como la amistad y el compañerismo y pone de manifiesto que hacer las cosas bien tiene consecuencia que siempre son buenas.
La escritora ha dicho que suele inspirarse en lo que tiene alrededor, porque «todo tiene un punto de realidad, incluso las distopías», aunque sus personajes no son reales pese a que toma a personas conocidas o de su entorno a modo de referentes.
Antes de ponerse a escribir tiene claro la escena inicial y la final, el resto es un camino que va andando a medida que las ideas fluyen y avanza el texto.