DIVULGACIÓN NATURALEZA
De la Quadra-Salcedo continúa el legado paterno: "Enseño a mirar como me enseñaron a mi"
Irene Martín
Málaga, 10 jun (EFE).- De su padre, el reportero y aventurero Miguel de la Quadra-Salcedo, aprendió a querer y respetar a la naturaleza, un legado que ahora trata de preservar su hija Sol a través de charlas y actividades de divulgación con los más jóvenes: "Enseño a mirar como me enseñaron a mi", afirma en una entrevista con EFE.
Sol de la Quadra-Salcedo es arquitecta, experta en diseño y gestión del paisaje, pero se ha convertido también en una de las principales divulgadoras ecologistas del país siguiendo la estela de su progenitor, el impulsor del mítico programa de estudios y aventuras 'Rutza Quetzal', que falleció en 2016 a los 84 años.
La experta, que ha participado en Málaga en el ciclo de conferencias 'Desafío climático', centrado en la importancia de la educación en la toma de conciencia medioambiental, asegura que de su padre heredó la capacidad de "entrenar la mirada", lo que es básico para entrar en "un círculo de cooperación" con la naturaleza en el que "todos tenemos que aportar".
Sus grandes maestros fueron su padre y también Félix Rodríguez de la Fuente, un destacado naturalista y divulgador ambientalista español, defensor de la naturaleza y realizador de documentales para radio y televisión, entre los que destaca la serie 'El hombre y la Tierra'.
"Mi padre me introdujo en la naturaleza del hombre y Félix Rodríguez de la Fuente era la maravilla absoluta en el tema de los animales, cómo eran, su protección y su respeto", recuerda.
Un proyecto surgido en la pandemia
Lo que ella intenta a través de la interacción con los más jóvenes es enseñarles a mirar la naturaleza como le enseñaron a ella, y lo hace a través del proyecto 'Viaje al centro del origen", surgido en plena pandemia.
"Me di cuenta de que teníamos que parar y empezar a ver el mundo que nos rodea a nosotros, la vida que nos rodea, entonces creé ese proyecto", ha indicado.
Desde entonces, la también fotógrafa visita colegios e institutos para compartir su conocimiento de la naturaleza con herramientas como microscopios, telescopios, libros e ilustraciones, para mostrar a jóvenes de 3 a 16 años el medio natural tal y como es, en ocasiones desde el propio hábitat.
Afirma que una de las cosas que más le fascinan es la capacidad de "abstracción" y de "asombro" de los más pequeños, a quienes trata de "entrenar" en el reconocimiento de los diferentes seres vivos, comenzando por la taxonomía - la clasificación de los animales- , muy útil para darles nombre e interiorizar mejor sus características.
En sus clases hacen "colecciones de vida natural con ciencia creativa", un método surgido de la creatividad de sus alumnos, bien sea con dibujo, música, fotografía o cualquier otra actividad artística que exprese las cualidades de las plantas y los animales.
"Lo que desarrollo mucho con los niños es la inteligencia natural. Tenemos biofilia, que es el amor a la vida, nacemos programados para ello, entonces, ¿por qué desprogramarnos? Vamos a potenciar el amor a la naturaleza o aquello que nos hace humanos", remarca.
Inspiración paterna
Según cuenta, de pequeña "vivía en un paraíso", pues se crió rodeada de animales que su padre traía de todo el mundo, haciéndose amiga de un ocelote (felino) o de una gibona (primate), que para ella eran sus "hermanos", ya que permanecían tiempo en su casa hasta que los llevaban al zoo, donde también los visitaba.
Aprendió del afamado reportero que "cualquier hombre y ser humano era maestro de sí mismo", pero que, para llegar a serlo, era necesario "entrenar muy duramente habilidades y trabajar duro consigo mismo".
Para el futuro, la divulgadora tiene intención de transmitir el valor de la naturaleza también a niños y a jóvenes de la "España vaciada", donde "la gente no va", y, sobre todo, donde "todavía haya un pastor, un abuelo o alguien que haya conocido esa naturaleza".
Aspira a "bajar el nivel de comodidad y viajar" como su padre, incluso fuera del país.