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Siempre quedará Roma

En paralelo a los 60 años de ‘Donde las Hurdes se llaman Cabrera’, de Ramón Carnicer, un estudio de la Universidad de Oviedo halla en la comarca restos de un almacén del siglo IV y V que localizaría el final del Imperio Romano en el Noroeste

Un momento de las excavaciones. De izquierda a derecha: Andrés Menéndez-Blanco y Valentín Álvarez Martínez. DL

León

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El Imperio Romano acabó en León o León acabó con el Imperio Romano. No, no he ahí la cuestión, sino que hay lugares en los que la historia tiene más futuro que el propio futuro. Es una pena. Pero qué culto queda. Lo que sí está claro es que, de vez en cuando la vida de León, como aquellos, todos los caminos, conduce a Roma a base de estudios y conclusiones concienzudas. Y si no pasara eso, a León no le queda París pero sí la literatura. El Imperio Romano, León, la Cabrera, Ramón Carnicer y la Universidad de Oviedo, a escena.

Ramón Carnicer (Villafranca del Bierzo, 1912-Barcelona, 2007) escribió hace seis décadas Donde las Hurdes se llaman Cabrera. En este libro, dentro de esa especialidad de literatura viajera que trabajó el berciano, habla de los canales que desde la Cabrera surtían de agua a Las Médulas. Relata Carnicer que «...un día, sin saber por qué, los romanos se largaron de Las Médulas, de los fuertes de Castrillo y Castroquilame y de más lejos aún, del castro de Bergidum, y según algunos de la ciudad de Astorga. Tan pronto como se aseguraron de que la marcha era definitiva, los cabreirenses, libres del temor al vergajo, se aplicaron a cortar las bocas de los canales y a rellenar de tierra y piedras los cauces para poder andar como Dios mandaba, incluso con los carros, porque la anchura de los canales era de vara y media, más o menos...».

La presencia romana tiene ahora una variante cronológica a través de un estudio que parte de la Universidad de Oviedo. De esta manera, este trabajo ya publicado afirma que arroja luz sobre el final del Imperio Romano en el sur de León. «Los trabajos, realizados en la comarca de Cabreira, ha permitido hallar restos de un almacén de los siglos IV y V con más de medio millar de restos cerámicos. Los investigadores destacan que es la primera excavación arqueológica de un poblado de este periodo en la montaña suroccidental leonesa, por lo que abre nuevas vías para entender una época aún muy desconocida. Los resultados del trabajo de campo han sido publicados recientemente en la revista Studia Histórica. Historia Medieval, de máximo impacto en su área del conocimiento», informan desde el centro universitario asturiano.

La publicación recoge los resultados de una intervención arqueológica desarrollada en los restos de un poblado fortificado situado en la aldea de La Cuesta, en la comarca de Cabreira, en el suroeste de la provincia de León. La primera fase de los trabajos se inició en 2018, gracias a la financiación del Ayuntamiento de Truchas y el Instituto Leonés de Cultura de la Diputación de León, y consistió en la prospección del yacimiento y excavación de un área en su interior. Los minuciosos trabajos de laboratorio posteriores se prolongaron en el tiempo hasta ver la luz en la publicación final de los resultados.

Cambio radical

Estos trabajos han permitido cambiar radicalmente la idea que se tenía de este yacimiento. Las investigaciones realizadas anteriormente consideraban que se trataba de un castro relacionado con la intensísima actividad minera de oro desarrollada en época romana altoimperial (I a. C. a II d. C.). Sin embargo, la excavación ha sacado a la luz los restos de una construcción de los siglos IV y V d.C., lo que lo sitúa en el poco conocido período de desestructuración del Imperio Romano e inicios de la Alta Edad Media. Según Menéndez-Blanco, «tuvimos la suerte de dar con los restos de un almacén en el que recuperamos una gran cantidad de material cerámico que nos aportó mucha información del yacimiento». Y añade que «de hecho, durante la excavación recuperamos más de medio millar de fragmentos de cerámica, la mayoría de ellos relacionados con la cocina y el almacenaje, además de una pesa de balanza y otras piezas metálicas», añade este investigador.

Para el equipo, los resultados son sumamente interesantes porque aportan los primeros datos sobre este periodo en la extensa y montañosa comarca cabreiresa. «Otros equipos desarrollaron o están desarrollando investigaciones sobre la minería romana y los asentamientos altoimperiales, pero esta fase final del Imperio aún era completamente desconocida en la zona», afirma Andrés Menéndez-Blanco. Y no solo en esta comarca, sino que «en todo el noroeste peninsular sigue siendo una época de la que sabemos muy poco, con comunidades enteras, como Asturias, en las que apenas tenemos un puñado de indicios dispersos», destaca. Además, esta intervención pone encima de la mesa también nuevos datos sobre un fenómeno reconocido en algunos territorios al final del Imperio: la creación de poblados fortificados en altura.

La publicación de este artículo ha sido posible gracias al contrato de Andrés Menéndez-Blanco en la Universidad de Oviedo (programa Margarita Salas), financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades con fondos de la Unión Europea-NextGenerationEu a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Además, el proyecto ha contado con la colaboración del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) del CSIC, que facilitó medios técnicos para la ejecución de los trabajos, y de la colaboración de distintas personas y asociaciones como la Junta Vecinal de La Cuesta y el Institutu d’Estudios Cabreireses.

El artículo La montaña suroccidental leonesa entre el fin del Imperio Romano y la Alta Edad Media: el poblado fortificado de Los Caleyos (La Cuesta, Cabreira) forma parte del último número de la revista Studia Historica , de la Universidad de Salamanca. Junto a Menéndez-Blanco, lo firman Irene Ordóñez Bellón (arqueóloga independiente), David González-Álvarez (investigador del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC), Valentín Álvarez Martínez (arqueólogo independente), José Manuel Costa-García (profesor de la Universidad de Salamanca) y Noelia Fernández Calderón (restauradora de la empresa Castrum).

Fotografía que ilustra el libro de Carnicer sobre la Cabrera. DL