Diario de León

CARLOS CANAL

MÉDICO Y FOTÓGRAFO

«La fotografía nos sirve para no olvidar»

El fotógrafo leonés Carlos Canal en su exposición ‘Archivo Sombra’ en el Palacín. FERNANDO OTERO

León

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El leonés Carlos Canal, médico y fotógrafo, exhibe las entrañas de su trayectoria como artista en ‘Archivo Sombra’, que puede visitarse hasta el 6 de octubre en el Palacín. Cree en el poder terapéutico de la fotografía y considera que es tanto un arma contra el olvido como una manera para poder olvidar. La exposición relata en 240 imágenes su visión de un mundo en el que también cabe la Inteligencia Artificial.

—¿De dónde viene el título de ‘Archivo Sombra’?

—Procede de un ensayo del autor japonés Akira Mizuta, Luz atómica, que relaciona la fotografía con el psicoanálisis, con la radiación atómica, el cine y los Rayos X. Es un archivo que surge de las cenizas del propio archivo, lo que está oculto más allá de la memoria, lo que está casi en el olvido. Es una interfaz (conexión) entre la memoria y el olvido. Considero el Archivo Sombra como ese archivo del espacio que está entre la vida y la muerte. La fotografía es un medio que nos sirve para no olvidar y también para recordar y para poder olvidar lo que hemos vivido. La fotografía, para mí, es ese espacio que hay entre el mundo exterior y el mundo interior. Siempre hemos creído que la fotografía se construye desde la luz, pero también desde la sombra, porque son complementarias.

—Las imágenes que muestra en el Palacín son de muchas épocas...

—Hay tres partes. Hay una memoria individual y otra colectiva. La exposición habla de esa dualidad. Es un diálogo que establezco entre la memoria y la vida. También un diálogo entre mi memoria, que está ligada a fogonazos que son imágenes representadas en papel, que es un muro gigante, un archivo personal que he ido construyendo desde los años 80 hasta ahora; y la memoria colectiva, que son fotos impresas en papel de arroz japonés, que representan esa memoria colectiva, que es fluida, traslúcida —por eso a veces nos olvidamos de lo que hemos sido—. Y eso lo represento en un bosque de imágenes que flotan en el aire. Y cuando te mueves entre ellas, se mueven.

—Y hay imágenes digitales, analógicas...

—En el Archivo Sombra hay imágenes analógicas, negativos, digitales, contactos, fotos hechas con el móvil... Uso todo tipo de artefactos que puedan crear imágenes. La tercera parte es nueva, la he hecho para León. Es un archivo expandido que hice con un científico experto en Inteligencia Artificial (IA). Son imágenes creadas por la IA a partir del Archivo Sombra. En el siglo XXI la fotografía ya se puede crear sin cámara. Para mí, la IA es una herramienta de trabajo, más allá de lo que pueda representar en otros campos.

—¿La Inteligencia Artificial acabará con la fotografía tradicional?

—No. Va a crear otra manera de acercarnos a las imágenes. La IA utiliza las imágenes que le ha ido suministrando el ser humano. Es una buena herramienta para los artistas. Ni el arte ni los artistas van a desaparecer. Cuando en el siglo XIX apareció la fotografía, los pintores pensaron que se iban a quedar sin trabajo, porque la fotografía es un medio de representación de lo real más eficiente que la pintura. Pero tampoco la fotografía habla de la realidad; es una representación cien por cien subjetiva del mundo en el que vivimos.

—¿Qué le da la fotografía que no le da la medicina?

—La medicina es una profesión muy creativa. Me ha dado conocimiento de la naturaleza humana y la fotografía es la forma de representarla. Para mí son complementarias. Si no hubiera sido médico, no habría sido fotógrafo, y viceversa. Empecé con ambas a la vez. Fueron dos maneras de estar en el mundo muy parecidas.

—¿La fotografía es un arma contra el olvido?

—Sí, por supuesto. Es una manera de no olvidar y también de poder olvidar. La fotografía nos sobrevive y hace que nuestros recuerdos tengan sentimientos y que puedan tener representación con los sentidos. Es una herramienta para que aparece para poder constatar que estamos vivos, también que somos frágiles y que vamos a morir.

—Sus imágenes, en ocasiones, parecen radiografías...

—Siempre me ha interesado cualquier sistema que pueda generar imágenes. La radiografía es una manera de ver el cuerpo por dentro. En los 80 hice la representación de un hombre en cajas de luz: la cabeza, huesos, tripas, sangre... que revelan una versión deconstruida del cuerpo. Utilicé radiografías desechadas, siempre me ha gustado el reciclaje. No soy un fotógrafo convencional que hace siempre el mismo tipo de fotografías.

—¿Por qué todas las imágenes de la exposición son en blanco y negro si el mundo es en color?

—También hago color. Tengo un proyecto inédito, Los bañistas, sobre un balneario, y es en color, para dignificar a las personas mayores, que puedan posar como si fueran estrellas de cine y reivindicar que todos los cuerpos son bonitos. El ser humano es digno por naturaleza. Mi trabajo más personal e íntimo es en blanco y negro, pero tengo otros proyectos en color.

—¿Qué cámara usa? ¿Tiene manías en este sentido?

—He utilizado muchas distintas. He fotografiado las cosas que tienen que ver con la existencia. Me he aproximado a la fotografía desde ese lugar. En Archivo Sombra hay muchas imágenes analógicas. Las sigo haciendo. No soy un fanático de una sola cámara. No manipulo después mucho la imagen.

—¿No retoca las imágenes?

—Las imágenes se construyen antes de hacer las fotos. No hay una postproducción que cambie la naturaleza de las imágenes. Todo el mundo que se ve en mis imágenes es el que yo veo cuando estoy haciendo la foto, no después.

—En el Musac impartió en 2006 el taller ‘Curarte’. ¿Es la fotografía terapéutica?

—Sí. Me interesa la parte docente, cómo enseñar a la gente a utilizar la fotografía como una herramienta de conocimiento para poder tener una vida mejor, para enfrentarse a los conflictos. Lo que hago es enseñar a descubrir los potenciales creativos que todo el mundo tiene; y con la creatividad, llegar a la curación. La mayoría de las enfermedades son originadas por el estrés. El proceso creativo mejora el sistema inmunitario y la calidad de vida. La fotografía tiene una capacidad que no tienen otras disciplinas, que es la accesibilidad. Todo el mundo tiene un móvil para hacer una imagen. Durante cinco años hice un curso en la Universidad de Málaga, que luego se plasmó en un libro, Recuperar la luz, de la editorial La Mirada Creadora; ahí se explica que la fotografía puede ser un vehículo idóneo para construir tu propia historia.

—¿En el Musac conoció a Rafael Doctor y por eso es el comisario de su exposición?

—Le conozco desde los años 80, cuando la fotografía entra en el Reina Sofía. Trabajar con él ha sido un regalo. Sabe mucho de arte contemporáneo y está muy cualificado. Ha aportado muchísimo al proyecto. El comisario aporta esa mirada que lo que hace es transformar el proyecto en algo mejor.

—¿Qué le parece el Palacín como espacio expositivo?

—Es una maravilla. Es un espacio que lo reúne todo. Por su monumentalidad, es una catedral más. No tiene nada que envidiar al Musac. Se debe mantener como un espacio para el arte. Espero que el Palacín se mantenga para una disciplina como la fotografía.

—Ha vivido casi toda tu vida en Málaga, pero nació en Grajal de Campos, ¿mantiene vínculos con León?

—Nací en Grajal del Campos, donde pasaba los veranos con mis abuelos, pero me crié en Cistierna. Luego estudié Medicina en Salamanca. En 1978 empecé a trabajar en La Pola de Gordón y luego en el Hospital de León. Después me afinqué en Málaga. Sigo teniendo familia en Cistierna y voy de vez en cuando.

Fotografía terapéutica

«Enseño a la gente a utilizar la fotografía como una herramienta para tener una vida mejor»

Dos profesiones

«Si no hubiera sido médico, no habría sido fotógrafo, y viceversa. Empecé con ambas a la vez»
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