Diario de León

El gran orfebre de León está a la venta

Único en el mundo. Así calificó un canónigo al orfebre que hizo la custodia de Toledo, el leonés Juan de Arfe, del que ahora ha salido a la venta una placa en bronce en una casa de subastas catalana por un precio estimado de 18.000 euros.

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Juan de Arfe

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La firma ARN Arte y Subastas tiene a la venta una placa en bronce dorado al mercurio atribuida al célebre orfebre renacentista leonés Juan de Arfe. Según la web de esta firma, la pieza «procede de una importante colección particular española, de Madrid» y el precio estimado es de 18.000 euros. La placa representa la Visión de san Ignacio de Loyola y mide 26 por 19 centímetros. La casa de subastas catalana califica la obra como «exquisita placa en bronce dorado y cincelado» y, a continuación, da algunas pinceladas sobre la trayectoria del orfebre leonés.

En 2017 la casa de subastas Segre vendió una auténtica rareza. Un libro único sobre del mejor orfebre leonés de todos los tiempos, Arfe relataba en el libro, titulado De varia Commensuración, que su abuelo había sido un artesano de estilo goticista. También describe a los maestros que aceptaron o siguieron el estilo renacentista, entre los cuales cita a su padre.

León, Toledo, Córdoba, Sahagún, Sevilla, Burgos, Valladolid, Santiago, Segovia o Ávila, entre otras ciudades, conservan joyas salidas del taller de Arfe, un hombre orgulloso y temperamental, que no acepta cualquier encargo. Incluso al propio rey le impone condiciones cuando en 1596 Felipe II le encomienda restaurar una serie de estatuas sepulcrales encargadas por Carlos I y su esposa Isabel de Portugal al artista Pompeyo Leoni, así como 64 bustos de bronce para El Escorial, de los cuales sólo ejecutará una parte. Tras la muerte del monarca en 1598, Arfe seguirá contando con la confianza de la corte y de Felipe III.

El ‘encuentro’ con Nixon

Como curiosidad, en 1964 el que años después sería presidente de Estados Unidos Richard Nixon hace un viaje a España y visita Toledo, donde queda absorto ante la custodia de Juan de Arfe, una maravillosa torre gótica de fabulosa filigrana y 196 kilos de peso (18 de oro y 178 de plata). Nixon, que dimitiría una década después por el célebre caso Watergate, atónito ante la fastuosa obra de Arfe preguntó: «¿Cuántos dólares vale?». El canónigo que le acompañaba en el recorrido por la catedral le explicó que no se podía poner precio a algo único en el mundo.

A Juan de Arfe el apellido le viene del origen alemán de su familia paterna, que procedía de la ciudad de Harff, cerca de Colonia. Fue su abuelo Enrique el que emigró a España a finales del siglo XV, porque en 1501 ya hay constancia de que la Catedral de León le encarga una custodia, en paradero desconocido desde 1808. También hizo otra custodia para el desaparecido monasterio de Sahagún que sí se conserva y fue autor de la cruz procesional de la Pulchra, igualmente «perdida». La que sí puede contemplarse en la Catedral es la espectacular arqueta de plata donde se guardan los restos de san Froilán, patrono de la diócesis.

A Enrique de Arfe le sucederá en el oficio su hijo Antonio, entre cuya producción destaca la custodia de la catedral de Santiago de Compostela. Juan de Arfe nació en León en 1535, cuando su familia se había labrado ya un gran nombre en el gremio de orfebres. Su madre, María de Betanzos, pertenecía al poderoso linaje de los Villafañe. De su padre aprenderá no solo los secretos del oficio, sino disciplinas como dibujo, aritmética, geometría, arquitectura o astrología.

Juan de Arfe quiso completar su formación en Salamanca. En esta ciudad asistirá a las clases del célebre cirujano Cosme Medina, con la intención de conocer en profundidad la anatomía humana, indispensable para un escultor.

Juan de Arfe fue conocido como el Cellini español. Su primer trabajo, a los 19 años, se lo encarga la catedral de Ávila. El cabildo se compromete a pagarle doce ducados por cada marco de plata que emplee en la custodia. Cuando concluyó el trabajo recibió nada menos que 1.907.403 maravedíes. Toda una fortuna para la época. Para entonces se había casado con Ana Martínez Carrión, hija también de plateros.

Su obra cumbre

Sin duda, su obra cumbre es la custodia de la catedral de Sevilla. El encargo tuvo que ganarlo en un concurso que convocaron las autoridades eclesiásticas de la capital hispalense, que anhelaban una obra única en el mundo.

En 1572 publica su primer texto, Quilatador de la plata, oro y piedras, ejemplar también rarísimo de encontrar. Los textos de Arfe sirvieron para ilustrar a cientos de discípulos en los siglos siguientes. En 1580 es contratado, sin reparar en gastos, para la custodia sevillana, que tardará siete años en ejecutar. La pieza tiene casi tres metros de altura y ronda los 500 kilos. La que luce actualmente la catedral sevillana no es exactamente la que entregó Arfe, ya que en 1668 Juan de Segura hizo cambios y modificó la decoración. En 1594 Felipe II le nombra ‘ensayador de la Casa de la Moneda’, cuyo cometido principal era autentificar los metales preciosos.

La hija de Arfe se había casado con Lesmes Fernández del Moral, con quien Arfe trabaja en la restauración de las obras de Pompeyo Leoni. Y es que desde 1590, Arfe ponía siempre la condición de trabajar con su yerno.

El orfebre firmó muchas de sus obras citando su origen leonés. También en sus múltiples escritos se refirió a su ciudad natal, como cuando dice que el río Bernesga de león llevaba pepitas de oro... Falleció a los 78 años y con él se acabó un extraordinario linaje de orfebres leoneses.

Tras su reciente reforma, el Museo de San Isidoro exhibe una monumental cruz procesional de Arfe. La Catedral conserva una curiosa maqueta de madera, presumiblemente de Arfe, como modelo previo para una custodia procesional.

En León

El arca de San Froilán en la Catedral y una cruz procesional en San Isidoro son de los Arfe

La custodia de Toledo

Nixon preguntó cuánto valía esta obra de Arfe. Le dijeron que no se puede poner precio a algo único
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