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Pamplona dedica dos exposiciones a la leonesa Agustina Otero

Algunas de las esculturas que forman parte de la exposición de Agustina Otero. MUSEO OTEIZA

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León

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El estudio formal y estructural de la cabeza humana constituye uno de los temas esenciales en la historia del arte clásico y moderno y supone una preocupación constante en la investigación plástica de la artista leonesa Agustina Otero. El busto como forma, materia, estructura y elemento cultural y simbólico de representación protagoniza El horizonte del círculo, un proyecto desarrollado por la artista leonesa y que se mostrará en dos exposiciones complementarias en el Museo Oteiza y en el Polvorín de la Ciudadela de Pamplona, a lo largo de los próximos meses.

La primera de estas muestras se presenta en el centro de Alzuza (20 junio- 24 noviembre), centrada especialmente en el tratamiento plástico de la cabeza a partir de la creación escultórica. Posteriormente, la sala del Polvorín de la Ciudadela acogerá la segunda muestra, que presentará un extenso conjunto de obras sobre papel (dibujos y collages ) entre el 2 de agosto y el 29 de septiembre. El título del proyecto, El horizonte del círculo, hace referencia a dos cuestiones esenciales que determinan esta aproximación plástica. Por un lado, manifiesta el propio recorrido de la investigación escultórica de la artista, que avanza desde la cabeza-masa hasta una configuración más esencial y abierta, alcanzando una formalidad que culmina en lo circular. Por otro lado, la referencia al horizonte funciona aquí a modo de referencia metafórica a una temática inagotable, como un confín imposible de ser plenamente alcanzado.

La exposición que presenta el Museo Oteiza está conformada por un conjunto de 42 esculturas de diverso formato, que incluye también 4 dibujos vinculados con esta investigación plástica. El tratamiento escultórico de materiales procedentes de la tierra como, piedra, hierro, barro y yeso articula el imaginario plástico de la artista que, a través de la acción del gesto escultórico, alcanza otros grados de significación, logrando así la transformación de materiales naturales en objetos artísticos señalados.

Este conjunto de piezas recorre cerca de 20 años de producción de la artista y muestra la evolución formal y estética realizada en una temporalidad expandida en torno a un mismo tema. Sin embargo, no se trata de un proyecto finito sino que, como señala la propia Otero, el proyecto continuará en el futuro. «Tiene un potencial inagotable», señala.