León celebra el cumpleaños de Gaudí
Concierto a la luz de 172 velas. León celebra hoy el cumpleaños de Gaudí con un concierto de guitarra. El obispo de Astorga oficia una misa en la cripta de la Sagrada Familia donde está enterrado el arquitecto.
El mes de junio marcó la vida de Antoni Gaudí. El arquitecto nació en Reus el 25 de junio de 1852 y falleció en Barcelona el 10 de junio de 1926 atropellado por un tranvía. También el edificio que proyectó en León cambió su destino cuando en junio de 1931 fue adquirido por el Monte de Piedad.
El Museo Casa Botines celebra, a las 22.30 horas, el aniversario de Gaudí con 172 velas en la plaza de San Marcelo y un recital a cargo del conocido guitarrista leonés Gonzalo Valladares, que interpretará obras de Korsakov, Lecuona, M. Torre, Esteban de Sanlúcar, Joaquín Rodrigo y Ramón Montoya, música compuesta en tiempos del arquitecto catalán, a finales del siglo XIX y principios del XX. El concierto es gratuito, ante la fachada de Botines, aunque habrá asientos reservados para Amigos del Museo y para los que adquieran una entrada, a un precio de 4 euros, en la taquilla o en la web del museo.
El obispo de Astorga, Jesús Fernández, preside a las 9 de la mañana la misa por el aniversario de Gaudí en la cripta de la Sagrada Familia, lugar donde está enterrado el genio catalán. Por la tarde, el obispo aprovechará su viaje a Barcelona para presentar el libro Palacio Gaudí Astorga, de Jairo Álvarez, en la basílica barcelonesa.
Gaudí solo necesitó un año para levantar la Casa Botines, entre 1891 y 1892. Aunque sus estancias en León fueron fugaces, tuvo tiempo de empaparse de los principales monumentos de la ciudad, que entonces rozaba los 14.000 habitantes. Si múltiples obstáculos impidieron a Gaudí concluir el Palacio Episcopal de Astorga, la construcción de la Casa de los Botines —como se la conocía en el siglo XIX— fue todo lo contrario. No hubo problemas de presupuesto, suministros, plazos ni cobros. Los empresarios Simón Fernández Riu y Mariano Andrés, propietarios de un comercio de tejidos, encargaron la construcción de un comercio-vivienda al arquitecto catalán. Al elevarse de las esquinas las torres colgantes, que le confieren un aspecto de castillo de cuento, los niños cantaban: «¡La casa de los Botines se cae, se cae...!». Esta misma impresión era compartida por los arquitectos locales, que estaban convencidos de que el edificio no aguantaría. Cuando Gaudí se enteró de las suspicacias que levantaba su proyecto llegó a anunciar: «Quiero que me envían esas críticas por escrito, para enmarcarlas y colocarlas en el vestíbulo de la casa cuando esté acabada».
Gran admirador del gótico, que pudo contemplar ‘en huesos’ porque la Catedral de León estaba siendo sometida a la mayor restauración de su historia, Gaudí muy probablemente conoció al arquitecto Juan Bautista Lázaro, que intentaba evitar el desplome de la Pulchra.
Gaudí construía mentalmente sus obras. Creaba sus edificios sobre maquetas con todo lujo de detalles, pero no hacía planos o no se han conservado —no hay que olvidar que su taller quedó destruido en un incendio—. Un comando anarquista incendió la Sagrada Familia y las llamas destruyeron la documentación, el archivo, los planos y las maquetas, así como la biblioteca de Gaudí, que había muerto diez años antes. De ahí que el plano de Botines, con la firma del genio catalán, sea prácticamente un unicum . En 1953, al desmontar la estatua de San Jorge que corona la fachada de Botines para ser sustituida por una nueva obra de Andrés Seoane, se encontró un tubo de plomo que preservaba en su interior los planos originales del edificio firmados por Gaudí, así como varios ejemplares del diario leonés El Campeón (de enero y febrero de 1892), con noticias sobre el solar en el que se erige el edificio y la lista de todos los trabajadores que participan en la construcción del inmueble.
La azarosa construcción de Botines —y los pleitos con el Ayuntamiento—, la historia de los promotores del edificio, el ‘pantanoso’ terreno de la huerta del rey, como se conocía el solar en el que se asienta y algunos de los secretos que encierra la joya de Gaudí están perfectamente explicados en la primera planta de Botines, que se convirtió en museo en 2017.