Diario de León

Manuel Quijano: «‘La Lola’ nos abrió las puertas del mundo»

El cantante leonés confiesa que el objetivo del trío que forma con sus hermanos Óscar y Raúl es «poder ir contando años para sumar otros veintisiete» en la música

Manolo Quijano participó ayer en un diálogo con Diego San Martín, vicepresidente de la Casa de León en Madrid. BENITO ORDÓÑEZ

Publicado por
José Luis Picón
Málaga

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Manuel Quijano, cantante de Café Quijano, no tiene dudas sobre la canción que supuso un antes y un después en la trayectoria del grupo: La Lola. «Absolutamente. Nos abrió las puertas del mundo, empezamos a viajar y a darnos cuenta de que estaba en las listas de éxito de Canadá o Japón». «De repente, nos nominaron para el Grammy americano. Ahí empezó todo», recuerda en una entrevista con EFE Manuel, que al frente de Café Quijano ofrecerá un concierto este martes en Málaga dentro del ciclo Atardeceres Larios.

Reconoce que, en ese momento, tampoco eran «muy conscientes de lo que estaba pasando». «Entonces solo te dejabas llevar, ibas haciendo promoción y tocando, sin ser consciente, pero con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de la relevancia de La Lola en nuestras carreras, pese a que después hubo otro disco, La taberna del Buda, que se vendió más».

La letra de aquella canción estaba inspirada en una presentadora de la televisión, cuya identidad no desvela Manuel. «No puedo decir su nombre porque nunca lo he contado».

Cómo surgió ‘La Lola’

«Con todo el disco listo para grabar, La Lola apareció como una canción postrera, a consecuencia de la relación que comencé a través de la pantalla de la televisión con esa presentadora, que entonces me acompañaba mucho tiempo con el televisor sin volumen».

«Un día la llamé, le dije que no conocería el grupo, pero quería que supiera que parte de las canciones las había hecho delante de ella. Empezó una historia muy bonita, y también surgió la canción».

Porque esa letra y las de todas sus canciones están «muy pegadas a la realidad, pero no son autobiográficas», precisa. «Somos protagonistas de muy pocas de ellas, pero hemos dado un reflejo de lo que hemos visto o vivido, de gente cercana o con una historia digna de ser contada en una canción». Los orígenes del grupo están en su León natal y su relación con la música se remonta a la infancia, porque su padre tenía una academia en la que daba clases de guitarra, laúd o bandurria y los hermanos aprendieron «a tocar los instrumentos casi por obligación y por una necesidad de cordialidad familiar».

Influencias de ritmos latinos

Achaca los ritmos latinos de Café Quijano a que, con apenas 20 años, viajó a Miami, donde «había mucha cultura musical de todos esos países que confluyen allí». «Además, a nuestro padre le encantaba el folclore latinoamericano, desde los boleros hasta la música mexicana, puertorriqueña o cubana. Se juntó el amor por esta música, a la que, aunque nos viniera impuesta, enseguida le cogimos el gusto».

Al comenzar, ni imaginaban el éxito que alcanzarían. «Lo único que queríamos era que pasaran cosas para poder dedicarnos profesionalmente a la música, sin tener claro adónde podíamos llegar, solo vivir el día a día sabiendo que podríamos grabar otro disco». Tras La Lola, en el álbum La taberna del Buda tuvieron la colaboración de la puertorriqueña Olga Tañón, «pero las colaboraciones más importantes llegaron en el siguiente disco, ¡Qué grande es esto del amor!, en el que participaron Céline Dion o Joaquín Sabina». «En algunos festivales tocábamos con Santana o con Black Eyed Peas, y ahí nos dimos cuenta de que la música llega hasta donde no te puedes imaginar».

Ser hermanos les ha salvado

Tras veintisiete años, siguen juntos y cree que una de las razones es que son hermanos. «Si no, probablemente, no seguiríamos, porque las relaciones siempre son muy complicadas. Si no nos uniera la sangre, seguramente el grupo no estaría funcionando. Nos ha salvado precisamente esa hermandad».

En este tiempo «ha ido cambiando cómo llegan al público las canciones o cómo se hace la promoción, pero no hay más remedio que acomodarse a los nuevos tiempos y a la evolución que viene sufriendo la vida, la sociedad y el mundo en general, pero sobre todo a la convulsión en los últimos veinticinco años en la música».

Manuel Quijano no sabe si actualmente «habrá muchos artistas que vivan de las plataformas», pero para casi todos «realmente el sustento ahora está en los conciertos». Su principal objetivo ahora es seguir en este mundo y «poder ir contando años para sumar otros veintisiete», y para ello es necesario seguir contando con la confianza del público, «que es el juez más importante». «Tenemos un cuerpo que aguanta mucho, y yo creo que iremos hasta donde el cuerpo aguante, con todas las ganas e ilusión, o con más ilusión si cabe que al principio».

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