Recuerdos de aquel verano del 83 con Gonzalo Bayón y Ursicino Sánchez
Lugar: Sala Región ILC
Hora: 20.00
La Sala Región del Instituto Leonés de Cultura acoge hoy la presentación del cuaderno de viaje La Marcha (Ediciones Lobo Sapiens), de la cual es autor Gonzalo Bayón. «Cercana lejanía de un andar juvenil por tierras y pueblos de León (y, habría que añadir, Zamora, pues también la incursión alcanza el norte de eta provincia)», indican desde la editorial. El autor y su compañero de andanza, Ursicino Sánchez estarán acompañados por Pedro García Trapiello, escritor y columnista de Diario de León, y José A. Martínez Reñones, editor del Lobo Sapiens.
Gonzalo Bayón y Ursicino Sánchez coincidieron por primera vez en el cine club Candilejas de León a finales de los años 70. Al respecto, recuerdan que «desde luego, en aquel lugar no era difícil hacer amigos, y ellos también se vieron afectados por aquella bendita epidemia».
Ha pasado mucho tiempo desde entonces y, aunque su vida profesional discurrió por diferentes caminos (Ursicino se dedicó al mundo del video, mientras que Gonzalo lo hizo al mundo del comercio), nunca dejaron de colaborar en multitud de proyectos. Pero de todos ellos hay uno singular e irrepetible por el que ambos sienten el orgullo de las cosas que realmente merecen la pena hacerse en este mundo, y que se ha intentado describir en este libro.
La sinopsis se refiere por tanto a esta conjunción de amistad y de curiosidad: «En el verano de 1983 dos amigos con poca experiencia senderista deciden emprender un largo viaje a pie por el oeste y norte de León. Con la firme intención de no valerse nunca de cualquier vehículo que aliviara su recorrido, inician una experiencia única de descubrimientos, tanto de pueblos, paisajes o personas como de ellos mismos.
Aquellos 450 kilómetros entre Encinedo y Riaño propiciaron que tres años después continuasen con una segunda marcha, que comenzó en Boca de Huérgano, para terminar en el lago de Sanabria, a muy poca distancia de la partida realizada en la primera marcha, casi completando, como si de un anillo roto se tratase, la vuelta al punto de partida. Una cámara fotográfica dejó testimonio de todo ello.