Los inmortales de José Sevillano

Del bar de la facultad de Bellas Artes de Salamanca a esta gran exposición en el Museo del Grabado de Santa Marta de Tormes (Salamanca) se llega previo paso por el Premio Nacional de Grabado que ganó en 1995. De José Sevillano (León, 1961) pide el cuerpo decir que lleva el arte grabado a fuego de alguien que arde en discreción. Luego también el rigor reclama que se hable de la fuerza de su arte, como grabador genial. Y luego está lo complejo de su labor para ser un número 1 a nivel internacional y puede que el mayor exponente en León, de donde no se ha ido, de toda la cosa artística. Dice José de León que en este mundillo hay que dar de vez en cuando un golpe sobre la mesa. Y el de Sevillano, tal vez fiel a su estilo, es este que da pero en León sino en el Museo del Grabado de Santa Marta de Tormes (Salamanca).

José Sevillano expone obra de 72 artistas entre un total de 102 obras. Y dice José Fuentes, catedrático de dibujo y grabado de la Universidad de Salamanca y comisario de la exposición, que «podemos asegurar que en José Sevillano se reunieron tres condiciones profesionales complementarias, lo que ha dado lugar a la producción de un legado del arte español en el campo de la obra gráfica muy interesante, teniendo en cuenta además el escaso interés que suscitaba el grabado en general y la falta de formación que existía en esos años por parte de gran parte de los artistas de nuestro país en torno a los procesos de creación con la imagen múltiple y la falta de atención por este medio de creación por parte de la crítica y las galerías del momento».

Así, se puede ver el mundo imaginativo y surreal de José de León que se incorpora con dos piezas, una dedicada a uno de los temas clásicos de la obra gráfica interpretado por grandes maestros como Goya, Picasso o Barjola: la tauromaquia. O de Caetano. Su estampa de 2012 es un grito estremecedor, crítico, que plantea una reivindicación social por medio de una impactante imagen de los emigrantes en patera, emigrantes abandonados a su suerte en la oscuridad de la noche, de la cual surgen como luces de clamor sus ojos. En su segunda obra de 2016, un magnífico barniz blando, increpa directamente con una tremenda y desoladora tensión dramática.

También está presente Miguel Escanciano, gran amigo de Sevillano al que le facilitó los primeros contactos con coleccionistas y personalidades destacadas de León para vender sus primeras carpetas. Escritor, poeta, cantautor reivindicativo, aquí muestra un aguafuerte y aguatinta del año 2000.

Año 1984

«En el año 1984, o en el 1985, me mudé a Salamanca. Mi pareja de aquel entonces, Dora García, pertenecía a la primera promoción de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, donde ella había ido a estudiar. En verdad, yo no tenía mucha relación con el arte, pero frecuentaba el bar de la facultad a diario (en aquel entonces, había casi más profesores que alumnos)», comenta José Sevillano en una entrevista realizada para el catálogo. Puede que ahí empezara todo. Y la citada artista también está presente en este golpe sobre el tablero artístico en el que el grabador leonés lleva a Santa Marta de Tormes sus inmortales.